Ayer y hoy

Gravísimo accidente en la plaza de Bibarrambla

  • Ocurrió hace 400 años

  • Granada celebraba en 1621 la subida al trono de Felipe IV

  • Se derrumbó la casa del Caballero Veinticuatro Rodrigo de Herrera y murieron 200 personas

Foto antigua de la plaza Bibarrambla.

Foto antigua de la plaza Bibarrambla. / J.L.D.

Seguro que nadie se acuerda porque habría que tener larga vida y muy buena memoria, pero para eso están los que se entretienen en contar la Historia. Corría el año 1621. Hace 4 cuatro siglos, por eso recurrimos a los cronistas coetáneos de los hechos. Acababa de morir en el mes de marzo a los 42 años Felipe III, apodado El Piadoso (no sé si así lo llamarían los moriscos, ya que él decretó su definitiva expulsión en 1609) y España entera, enfrascada en la Guerra de los Treinta Años, se hacía eco del luto real levantando túmulos funerarios de tres pisos adornados con pomposos crespones negros y espectaculares exequias funerarias, músicas, cantos y olor a incienso. 

En el mes de abril llegó a Granada la noticia; fue entonces cuando el regimiento a caballo pregonó el luctuosos acontecimiento en la ciudad y el cabildo mandó a todos los vecinos y moradores mayores de doce años, tanto hombres como mujeres, que se pusieran de luto. La ceremonia fúnebre se celebró en la Capilla Real en torno a un suntuoso túmulo de arquitectura efímera; asistieron los tribunales de justicia, representantes de la Inquisición, el cabildo y los capellanes reales, oficiando la misa el capellán Diego Fajardo y Córdoba. Así lo narran los cronistas.

Túmulos funerarios de Felipe III y Felipe IV. jpg Túmulos funerarios de Felipe III y Felipe IV. jpg

Túmulos funerarios de Felipe III y Felipe IV. jpg / J.L.D.

No salía Granada de este ambiente luctuoso cuando empezaba a recuperar el pulso con la alegre celebración de la subida al trono del siguiente rey, Felipe IV, el día de Santiago Apóstol patrón de España. Y ese mismo día sucedió en la ciudad el más grave accidente que hayan recogido las crónicas de sucesos antiguos. Cuando la caballería con su alférez mayor al frente exhibía el pendón del nuevo rey Felipe IV, desfilando por la Plaza de Bibarrambla abarrotada de gente, se vino abajo la casa recién construida de don Rodrigo de Herrera, conocido granadino caballero Veinticuatro de la ciudad. Es curioso que la casa fuera de nueva construcción y se derrumbara. ¿La habrían construido albañiles moriscos algo cabreados? Los balcones estaban repletos de ilustres damas perfectamente engalanadas que habían sido invitadas por la esposa de don Rodrigo. Todas las allí asomadas se vinieron abajo cayendo además sobre el público de la plaza. Murió la dueña de la casa y unas 200 personas más entre las que se encontraban mujeres, hombres y niños. Cuenta el cronista el suceso tan luctuoso que conmovió a toda la ciudad, poniéndose todas las parroquias y conventos granadinos a disposición de los familiares para recoger y enterrar los cadáveres. En señal de duelo la artillería disparó salvas de honor desde la fortaleza de la Alhambra, suspendiéndose además la fiesta de toros programada, porque “todo se convirtió en dar sepultura a los difuntos”, según leemos en los Anales de Granada  que nos dejó Henríquez de Jorquera.

Piratas berberiscos 1637. Piratas berberiscos 1637.

Piratas berberiscos 1637. / J.L.D.

A los dos meses otra triste noticia llegaba a Granada procedente de Almuñécar. Era ahora un nuevo ataque  a la costa por parte de los turcos y berberiscos que desde octubre de 1620 venían amenazando las costas de Adra, Motril y Almuñécar. El gobernador don Íñigo Briceño daba cuenta de la fragilidad de la defensa que la costa ofrecía a los ataques enemigos solicitando armas, municiones y pólvora además de ayuda para reforzar las murallas y levantar fortalezas y torres de vigía, ayuda que apenas llegaba. Y no salimos de sustos. En este mismo año 1620 una explosión provocada por los turcos hizo saltar por los aires la cárcel de Motril. Menos mal que años después se le concedía a Motril el titulo de Ciudad (1657). La Granada de 1621 estaba celebrando la llegada de un nuevo rey, Felipe IV. 

Los turcos en el Mediteráneo. Los turcos en el Mediteráneo.

Los turcos en el Mediteráneo.

Así transcurre nuestra Historia. Tras una desgracia, una celebración. Y a rey muerto…rey puesto. Mientras tanto la España de los Austrias marchaba llevando con paciencia su “derrota, agotamiento y decadencia”.

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