Ayer y Hoy

La Guardia Civil y los niños de Guadix

  • En la Navidad de 1880 unos bandoleros muy graciosos le echaron una serenata al Comandante de la Guardia Civil

  • Cara les resultó la chulería, pues acabaron carbonizados en un cortijo de La Peza

Antiguo Cortijo de Los Agustinos

Antiguo Cortijo de Los Agustinos

Es difícil saber dónde está el límite de la proporcionalidad. Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad están formados por seres humanos, padres y madres de familia, con sangre en las venas y una porra en las manos. Se supone que son profesionales entrenados y tienen que aguantar con paciencia las chulerías de los descarados delincuentes y las embestidas de los exaltados radicales. Pero eso no es tan fácil.

El catedrático de Derecho Penal Constancio Bernaldo de Quirós, junto a Luis Ardila, nos trajeron en su obra sobre el bandolerismo andaluz (1931) la historia de los llamados Niños de Guadix; relato de las andanzas de estos bandoleros, recogido con detalle en la prensa de la época.

Han cambiado los comportamientos porque la persecución a la que fueron sometidos los componentes de la partida de bandoleros conocida como los Niños de Guadix, o la partida de Sierra y Olivencia, que es como se apellidaban dos de ellos, acabó en tragedia con los dos bandoleros carbonizado tras el incendio en una cortijada de La Peza. Incendio que provocó la propia Guardia Civil pensando tal vez que saldrían los bandoleros de la casa después de ser advertidos y al sentir de cerca la amenaza del fuego.

Resulta difícil encontrar el término medio de la proporcionalidad, pero habrá que buscarlo

Los seis componentes de la partida Niños de Guadix no eran más que vulgares delincuentes que se escaparon de la cárcel de Guadix y hubieron de echarse al monte robando por los cortijos, extorsionando a los cortijeros y escondiéndose en cualquier rincón. Ocurrieron los hechos a finales de 1880 y principios del 81. Nada más escaparse entraron en la casa del cura de Lugros, le pidieron comida y le robaron el dinero; dos días después atracaron al rico agricultor de Fonelas Antonio Requena que, al resistirse, le dieron varios navajazos y se llevaron 17.000 reales. El 10 de noviembre Rafael Olivencia (20 años) y Juan Jiménez Sierra (26 años) le dieron una brutal paliza al guardia jurado de Fonelas por haberlos denunciado a la Guardia Civil. Y así continuaron.

Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil

Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil / Archivo

Pero en un alarde de descarada valentía no se les ocurrió otra cosa que mezclarse con el pueblo en la Navidad de 1880, entraron en Guadix y en el fragor de la fiesta navideña se les ocurre echar una serenata con sus guitarras al Comandante de la Guardia Civil "cantando coplas al son de sus guitarras", refiere el hecho la prensa local. Huyendo de la justicia estuvieron recorriendo la zona de Purullena, Gor, La Peza…Y fue aquí, en el cortijo de los Agustinos, en donde se refugiaron Sierra y Olivencia siendo cercados por la Guardia Civil.

A pesar de pedirles su rendición y entrega, los bandoleros repelen la agresión matando al guardia civil Agapito Cilera. Después de tratos y conversaciones pudieron salir de la casa el cortijero muy asustado, su esposa embarazada y sus cinco hijos llorando, pero adentro quedaron los dos fugitivos. A la Guardia Civil no se le ocurrió mejor idea que incendiar el cortijo. Se rociaron los muros y se arrojó petróleo por la chimenea. Las llamas rodearon la finca; los bandoleros se negaron a salir y allí fueron encontrados luego sus cuerpos carbonizados. Poco después fueron apresados los demás componentes de la cuadrilla.

Bandoleros del siglo XIX Bandoleros del siglo XIX

Bandoleros del siglo XIX / Archivo

Recibía el Gobierno duras críticas por no poner orden en los campos andaluces, amenazados por los robos y asesinatos llevados a cabo por los bandoleros; pero más críticas recibió la Guardia Civil por haber adoptado medidas desproporcionadas para acabar con el bandolerismo y poner orden tal como pedía el pueblo.

Resulta difícil encontrar el término medio, pero habrá que buscarlo. No se puede ir carbonizando bandoleros pero tampoco matando guardias civiles. Ha pasado el tiempo, y aún estamos buscando la proporcionalidad. En los actuales sucesos de Cataluña el ministro Marlaska la busca y la defiende; pues que avise cuando la encuentre

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