Granada

Ingeniería del humor

  • Dos investigadores granadinos participan en el concurso de monólogos Famelab, una manera de acercar la ciencia a la sociedad

La versión más fiel de lo que es un científico indica que debe ser una persona seria. Así, sin más. El humor, un concepto en las antípodas de lo que se atribuye a una carrera investigadora, se ha revelado, sin embargo, como una magnífica herramienta a la hora de divulgar esos conocimientos científicos cocinados en laboratorios, departamentos y bibliotecas.

Acercar la ciencia a la sociedad y, de paso, pasarlo bien, motivó a dos científicos granadinos, Miguel Abril y Javier Hernández, a formar parte de la segunda edición de Famelab (www.famelab.es), un concurso de monólogos científicos que encara este mes de mayo la fase final nacional, en la que estará presente Abril, físico e ingeniero electrónico que actualmente trabaja en el Instituto de Astrofísica de Andalucía. Hernández, por su parte, trabaja desde hace 17 años en la Universidad, donde es profesor de Óptica.

El reto al que se han enfrentado ha sido crear un monólogo de apenas tres minutos en el que el argumento tenga una base científica. En el caso de Abril, éste tira para su terreno con un monólogo sobre exoplanetas que defenderá en la final nacional, el 14 de mayo en Madrid. Hernández -con el daltonismo como argumento y el reto de explicar el origen genético de esta anomalía junto con referencias al consumo de Viagra y al propio Rajoy con su ya popularísimo "fin de la cita"- llegó a semifinales, donde presentó su monólogo ante un auditorio de 700 personas hace unas semanas en Barcelona. "Se rieron 16 veces en tres minutos". Hernández, metódico, reconoce que afrontó el reto de hacer reír como lo que es, un científico. "No paré de darle vueltas" a su monólogo, en el que interpreta a un daltónico que intenta solucionar un cubo de Rubik. "No es un humor fácil", reconoce. Una de las claves está en la predisposición del público, apunta Abril. Otra está en la ciencia. "Está muy estudiado lo que puede hacer gracia y lo que no". Abril cuenta con la experiencia que le da ser parte de The Big Van Theory, un grupo de científicos monologistas que apostaron por actuar en bares, teatros y ferias científicas como manera de acercar su trabajo al público. Así es como pasea el proyecto Carmenes a un público que, quizá, de otra manera jamás tendría conocimiento del trabajo que se realiza en el Instituto de Astrofísica de Andalucía. "Tenemos que ser cercanos", señala Hernández, que también culpa a los medios de comunicación de parte del desconocimiento que existe sobre el trabajo en laboratorios y departamentos. "Sólo sale a la luz cuando hay un gran descubrimiento, pero la ciencia básica es una gran desconocida".

¿Y por qué cuesta divulgar? "Los científicos en ocasiones están metidos en su cápsula, tienen que escribir, estudiar, investigar y, además, hay a quien no le gusta lo de divulgar, pero es importante", destaca Abril, mientras que Hernández también reconoce que no toda la ciencia es fácilmente divulgable. "Trasladar algo en lo que trabajas desde hace años a la gente no es fácil".

En la base de esta iniciativa y en el propio concurso de Famelab -en el que, en su fase internacional, la NASA participa con categoría de país- está ser una herramienta más para divulgar. "Un país no es nada sin ciencia", alega Hernández, que coincide con Abril en que la situación actual no está, precisamente, para bromas. "Si no se tiene claro que invertir en ciencia es lo que nos va a permitir estar por encima de otros países, mal vamos".

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