Iglesia

Los 20 años de Javier Martínez al frente de la Iglesia de Granada: de sentarse en un banquillo por injurias al caso Romanones

Francisco Javier Martínez, en una imagen de archivo.

Francisco Javier Martínez, en una imagen de archivo. / G. H.

El Papa Francisco ha aceptado este 1 de febrero la 'jubilación' solicitada por el arzobispo de Granada, Javier Martínez, tras cumplir los 75 años. Según el derecho canónico, al cumplir esta edad los obispos y arzobispos presentan su renuncia, que tiene que ser aceptada por Roma. Ahora, Javier Martínez es ya arzobispo emérito de Granada, donde seguirá viviendo. 

Ha estado 20 años al frente de la Archidiócesis de Granada, dos décadas que no han estado exentas de polémicas, dos de ellas que le han marcado en lo personal y que lo situaron en el foco mediático del país: fue el primer arzobispo que se sentaba en un banquillo de los acusados por una denuncia de injurias y se tuvo que enfrentar al escándalo del conocido caso Romanones, que juzgó un presunto caso de acoso que llegó también al Vaticano y produjo el pronunciamiento del propio Papa Francisco en defensa del denunciante. En el último año ha estado volcado en la ayuda a Ucrania con iniciativas de acogida de refugiados pese a que su estado de salud ya no le permitía la misma vitalidad al estar operado de espalda y recientemente de cadera.

Francisco Javier Martínez, madrileño, llegó a Granada en 2003 tras haber sido obispo auxiliar de Madrid y obispo titular de Córdoba. Lo nombró arzobispo de Granada el entonces Papa Juan Pablo II en sustitución de Antonio Cañizares. Fue un 15 de marzo de 2003 y tomó posesión el 1 de junio.

Ha sido polémico en sus homilías y no ha dudado en mostrar su opinión sobre cuestiones como el aborto, la transexualidad, procesos políticos como el de Cataluña o temas como la secesión con declaraciones siempre polémicas. 

Pero en sus 20 años al frente de la Iglesia de Granada ha habido dos capítulos que lo han situado en el mapa mediático nacional: su condena por un tribunal civil y el caso Romanones.

Denuncia por coacciones e injurias

Imagen del juicio que lo sentó por primera vez en el banquillo de los acusados. Imagen del juicio que lo sentó por primera vez en el banquillo de los acusados.

Imagen del juicio que lo sentó por primera vez en el banquillo de los acusados. / G. H.

Javier Martínez fue el primer arzobispo en sentarse en el banquillo de los acusados en un procedimiento de la justicia civil al ser denunciado por otro sacerdote por coacciones e injurias. Un procedimiento que terminó con la condena al arzobispo en 2007 a una multa de 3.750 euros por delito de coacciones y una falta de injurias contra el denunciante. Según la sentencia, la persecución del arzobispo al denunciante, Javier Martínez, recientemente fallecido, comenzó nada más incorporarse a su cargo en Granada, en 2003. Lo hizo tras abandonar el Obispado de Córdoba, donde había mantenido un enfrentamiento con el entonces canónigo y presidente de CajaSur, Miguel Castillejo. Pero más tarde fue absuelto libremente de todos los delitos por la Audiencia de Granada.

Tiempo después, y tras advertirle de que no quería que "su clero" se relacionase con instituciones que "hacían negocios con la Iglesia", llegó la acusación de apropiación indebida en los derechos de un libro sobre la Catedral de Granada. La edición del texto estaba patrocinada por la citada caja de ahorros. Además, lo destituyó como archivero y conservador de patrimonio de la Catedral, le retiró la Cátedra de Teología y le impidió ejercer de clérigo.

Caso Romanones

Tumbado en la Catedral para pedir perdón por el escándalo de los Romanones. Tumbado en la Catedral para pedir perdón por el escándalo de los Romanones.

Tumbado en la Catedral para pedir perdón por el escándalo de los Romanones. / G. H.

En 2014 estalló en Granada el caso Romanones. Un joven denunció al propio Papa Francisco a través de una carta que había sufrido abusos por parte del padre Román, que fue finalmente juzgado y absuelto de abusos sexuales. El denunciante lamentó que sólo se juzgara al padre Román (se llegó a detener a tres sacerdotes y a un profesor de Religión) y escribió de nuevo al Papa (que le había pedido perdón al conocer los hechos) asegurando que "esos delitos están prescritos por aplicación legal obligatoria de la ley de prescripción española, pero con indicios fácticos más que suficientes para ser juzgados por el derecho canónico, cosa que no han hecho ni desde el Vaticano, ni desde la Congregación para la Doctrina de la Fe". Después, en 2018, el Papa volvió a pedir "perdón" pero en este caso al padre Román tras ser absuelto de la que se llegó a calificar como la mayor trama de pederastia eclesial de la Iglesia en España. Incluso se refirió al caso el entonces ministro del Interior, Fernández Díaz, quien defendió que "la máxima jerarquía de la Iglesia, el Papa, ha sido quien precisamente ha sido más beligerante para que este caso saliera a la luz".  

La denuncia del joven y la posterior investigación y el juicio fueron un camino duro y largo para el arzobispo, que una semana después de saltar el escándalo llegó a pedir perdón al inicio de una eucaristía en la Catedral de Granada, donde se postró en el suelo durante varios minutos en señal de perdón por los "escándalos" en una imagen inédita que dio la vuelta al mundo. Se sentó en el banquillo por este caso declarando en 2017 en calidad de testigo

El legado en la ciudad

En estos 20 años ha puesto en marcha el Centro Internacional para el Estudio del Oriente Cristiano (ICSCO). También creó el Centro Cultural Nuevo Inicio y la editorial Nuevo Inicio. También levantó la escuela de magisterio La Inmaculada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios