Historia

José López López, el último divisionario azul: "Estoy como un pera"

José López López, en su última entrevista con 102 años

José López López, en su última entrevista con 102 años / Andrés Cárdenas

No, José López López no ha fallecido. El, probablemente, último superviviente de la División Azul sigue vivo y "como una pera" en su residencia de la calle Dulcinea del Toboso, perpendicular a la Avenida de Cervantes. Lo que no consiguieron los morteros de la Guerra Civil ni Stalin tampoco lo ha conseguido ni el coronavirus ni otra enfermedad, por ahora. José López López, sorprendido por la publicación de este periódico ante un cruce de informaciones que aseguraba su fallecimiento a los 103 en soledad en su residencia de Granada. Algo que no es cierto y por lo que reiteramos nuestras disculpas y mejores deseos a este combatiente y sus allegados.

Hasta el punto de que José López López se encuentra en buen estado e intenta andar por prescripción médica. Un amigo de él, que ejerce de cuidador Manolo Zabala, ha desmentido la noticia, afortunadamente. 

No obstante, más allá de la sorpresa y del susto, tanto José López López como su amigo cercano Manolo Zabala se lo han tomado con filosofía este error propagado por las redes y otros foros, y el excombatiente que estuvo en la Batalla del Ebro espera que esto le dé cuerda para unos cuantos años más en el mejor estado de forma posible, con la pena de que apenas tiene visibilidad.

José López López tenía 103 años de historia a sus espaldas y además de formar parte de aquella tropa de voluntarios que se enmarcó dentro del ejército de la Alemania nazi de Hitler, también participó en la batalla del Ebro. En los años sesenta se vino a Granada a vivir, la ciudad en la que se ha instalado hasta ahora para continuar su historia en primera línea y difundirla cuando sea posible.

La historia de José López López fue descubierta hace justo un año por Andrés Cárdenas en su Pasado con presente incluido que escribe en las páginas de Granada Hoy.

Aquí puede leer la entrevista completa que se hizo en el piso de la calle Dulcinea del Toboso, una perpendicular a la Avenida Cervantes en la capital granadina. 

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