Granada

José val del omar, aguaespejo alhambreño

  • El pasado día 27 se celebró el 110 aniversario del nacimiento del 'cinemístico' granadino Considerado uno de los grandes nombres del cine del siglo XX, la ciudad le sigue ignorando en sus calles Los herederos se lanzan en 2015 a la conquista del MOMA de Nueva York

NADIE es profeta en su tierra, pero la verdad solo de su tierra puede uno ser profeta", decía el genio cinemístico granadino José Val del Omar, de quien el pasado día 27 se cumplió el 110 aniversario de su nacimiento. Su oración diafónica, como llama a una serie de escritos todavía inéditos, no se ha cumplido y la aspiración a profeta en su tierra ni siquiera llega a que una calle de su homenajeada ciudad de Granada lleve su nombre. Las paradojas de estos olvidos aparecen y una de las arterias de Sevilla luce el nombre de Val del Omar. El silencio o escasa difusión que no se corresponde con su gran importancia y alcance en la cinematografía alcanza incluso a la dichosa wikipedia, que ya es decir. El pasado viernes, en La Tertulia, un grupo de valdelomarianos celebró el cumpleaños del artista, un acto que estuvo dirigido por Ángel Arias, y al que le precedieron otras actividades desarrolladas en Ubú Libros. Nada más para recordar al autor de Aguaespejo granadino, una obra maestra y visionaria, creadora de una nueva estética fílmica de Granada. La obra de Val del Omar se unió a Universo Morente, el reciente homenaje alhambreño al cantaor. Los herederos del creador cinematográfico, Gonzalo Sáenz de Buruaga y Piluca Baquero, tras la exposición de los trabajos del artista en la Bienal de Sao Paulo en Brasil se lanzan a la conquista del MOMA de Nueva York, y a partir de 2015, gracias a la Fundación La Caixa, una gran muestra dedicada a Val del Omar recorrerá varios museos españoles y dará el salto a instituciones americanas. Mientras la obra del cinemístico se encuentra en plena 'aprojimación', término usado por el artista, mundial, la Delegación de Cultura y Patrimonio de Diputación ha decidido no continuar ocupándose del hosting valdelomar.com, de manera que la página con más visitas, de las 120.000 entradas que Val del Omar tiene en internet, desaparezca.

José Val del Omar (Granada, 1904-Madrid, 1982), inventor de elementos audiovisuales y cineasta, su nombre se incorpora a la cinematografía española en los años veinte con aportaciones sustanciales en el campo de la óptica: objetivo de ángulo variable (zoom), pantalla cóncava, imagen panorámica e iluminación táctil. Y todo tuvo su origen en Granada, ciudad sempiterna en sus obras.

Hijo de un funcionario del Ayuntamiento de Loja y de una pintora y pianista granadina, estudia en los Escolapios, y cuentan ya sus familiares que pasa las noches debajo de su cama realizando proyecciones a la luz de una vela. En 1921 viaja a París, donde conoce el cine-club de Louis Delluc y las tendencias del expresionismo alemán y del cine soviético. En 1922 monta en Granada un negocio de venta de automóviles Buick, que posteriormente fue transformado en Baquero Motor.

Sus investigaciones sobre nuevas técnicas cinematográficas y fotográficas continúan y tienen como resultado la publicación en el semanario madrileño La pantalla de una amplia información sobre sus descubrimientos. Val del Omar se dará a conocer internacionalmente a través del primer Congreso Hispanoamericano de Cinematografía celebrado en 1930, donde presenta el que es considerado primer microfilm escolar.

Autor de numerosos documentales y fotografías sobre la actuación de las Misiones Pedagógicas de la República, se incorpora a esa pléyade de intelectuales de la vanguardia española, que abogó por acercar la cultura hasta los rincones más alejados de España. De esos años, de su experiencia en las labores de divulgación cultural republicana, son sus magníficos trabajos fotográficos, donde aparecen las caras de asombro de unos niños alpujarreños que se enfrentan por primera vez en su vida al cine o las imágenes de Ramón Gaya, Luis Cernuda y de otros muchos artistas que participaron en aquel proyecto interrumpido por la Guerra Civil. Lamentablemente del trabajo que desarrolló Val del Omar para las Misiones Pedagógicas, más de cuarenta documentales, sólo se ha llegado a conservar uno de ellos, titulado Estampas 1932. Val del Omar, durante la contienda fratricida, colabora con el Gobierno de la República y se traslada a Valencia, donde colaborará con el salvamento de los cuadros del Museo del Prado. El artista y cine-místico granadino se decidió por el exilio interior, por continuar su labor en España. La labor del realizador continuó, siendo posteriormente el creador de efectos especiales en los Estudios Chamartín y el fundador del Laboratorio Experimental de Electroacústica de Radio Nacional de España, así como del Servicio Audiovisual del Instituto de Cultura Hispánica, entre otras muchas actividades. La unión con el ente público le sobrevino a recomendación del ya fallecido Manuel Fraga, quien se percibió del talento del artista y dispuso un departamento para sus investigaciones.

En los años cuarenta patenta el sistema de sonido Diafonía y el aparato reproductor Diáfono, así como el Atril del Fonema Hispánico y el campanario fotoeléctrico para Radio Nacional de España. En estas investigaciones tecnológicas, Val del Omar consigue el primer registro estereofónico magnético de El amor brujo, de Manuel de Falla. En los años cincuenta emprende la realización de Aguaespejo granadino (La gran seguiriya), primer filme en diafonía, que le vale al artista su calificación en el Festival de Cine de Berlín como "el Shöenberg de la cámara". Las multinacionales Paramount y Technicolor se interesan por sus invenciones en torno a la tecnología cinematográfica. Val del Omar precisa de la tecnología para poder avanzar en sus creaciones, de ahí que en 1960 consiga acabar Fuego en Castilla, el primer filme en TáctilVisión, que recibe el premio a los efectos técnicos en el Festival de Cannes de 1961. En los años setenta se adelanta en el tiempo a los en la actualidad conocidos como efectos multimedia. En 1973, la Empresa Nacional de Óptica desarrolla equipos audiovisuales didácticos transformados para efectos multimedia. En 1976 investiga nuevas técnicas con rayos láser y en 1977 monta, gracias a su hija María José, el laboratorio PLAT (Picto Lumínica Audio Tactil), y en ese mismo año fallece su esposa María Luisa Santos. Continúa sus experiencias con láser, cristales, diapositivas múltiples y ensayos multimedia. En 1982, sus dos obras fundamentales abren la antología sobre Cine de vanguardia en España en el Museo de Arte Moderno Centro Georges Pompidou. Val del Omar fallece el 4 de agosto, como consecuencia de un accidente de automóvil.

Los especialistas y teóricos destacan que lo característico del cineasta es que parte de sus concepciones visionarias del cine para intentar decir lo indecible, convocando no solo a los sentidos objetivos, vista y oído, sino también a los subjetivos, y especialmente al tacto. Su Vision Tactil supone la creación inaudita de un nuevo lenguaje audiovisual para la que necesita instrumentos filosóficos y tecnológicos propios. En la tensión extrema, agónica, entre lo que no se puede ver ni oír pero él no tiene más remedio que mostrarlo haciéndolo no sólo visible y audible sino también palpable, Val del Omar -como San Juan de la Cruz en la poesía- crea un nuevo lenguaje, otro cine que apenas tiene que ver con el que lleva ese nombre.

Val del Omar se convirtió con el paso del tiempo en más que en un superviviente en un resistente, que permaneció fiel a las vanguardias artísticas y emprendió una quijotesca batalla vital, desde los años cincuenta a los sesenta, contra la mediocridad de sus compañeros y la arrogancia de las multinacionales.

El legado fílmico que se conserva de Val del Omar es exiguo en duración pero infinito en sus ramificaciones. Como él mismo sellara algunos de sus trabajos: 'Sin fin', en lugar del tradicional 'The End'. El cofre que presentó Cameo, en colaboración con el Archivo María José Val del Omar y Gonzalo Saénz de Buruaga y el Museo Reina Sofía, no sólo terminó con el aura de cineasta inaccesible que ha rodeado injustamente a Val del Omar, permitiendo disfrutar de su obra cumbre, y en versión restaurada, el Tríptico elemental de España, realizado entre 1953 y los años sesenta, sino que despliega un sinfín de complementos como películas familiares, trabajos previos al Tríptico, hasta entonces inéditos, o estudios visuales sobre el poderío inabarcable de su imaginación visual y tecnológica.

"La criatura en Granada siente una triple distensión, una angustia con alas. Tres querencias la hacen florecer: hacia arriba, hacia abajo y hacia sus semejantes", dice en otra de sus oraciones diafónicas, en esa aspiración mística de José Val del Omar, entre la mística y el sufismo, de ahí ese apellido arabizado y esa constante aspiración a disolverse en el cosmos de los demás. En esa ansiedad casi enfermiza creó una de sus invenciones cinematográficas que uniera en Aguaespejo granadino, la Alhambra y el Albaicín, una especie de zoom. "El que da siempre tiene", dice en esta película, como siempre 'sin fin' de Val del Omar, aunque su nombre solo esté en la filmoteca de la Biblioteca de Andalucía. Loja es la única localidad que con una escultura proyecta hacia las alturas el 'láser' valdelomariano. Val del Omar fue, como dice Gonzalo Sáenz de Buruaga, "una persona que siempre quiso hacer lo que le dio la gana, aunque fuera imposible". Lo que quería hacer, lo perseguía incluso con la creación de lo que se consideraba imposible. 'Sin fin'.

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