La ciudad de la Alhambra es de sobra conocida por sus bellos monumentos y sus calles, pero también por las tapas, los pubs y las discotecas. Cada fin de semana centenares de jóvenes vienen desde numerosas provincias para salir en la capital granadina, desbordando locales como Mae West, Forum Copas o 683 Upper Club. Una demanda de ocio que numerosos jóvenes han sabido aprovechar en su beneficio, pues han hecho de la noche su principal fuente de ingresos. Relaciones públicas, camareros, DJ´s, cantantes, músicos, bailarines o humoristas son algunos de los trabajos que desempeñan a veces a tiempo completo, pero también a ratos, con trabajos que combinan con otro empleo.

La cantante Adriana Granados, más conocida como Danna Gray, es una de estas personas que han sabido sacar del mundo de la noche el máximo partido. En un principio empezó como una afición. Comenzó a cantar con una amiga DJ en algunas discotecas y pronto le llovieron los contratos. Mae West, Forum Copas, 683 Upper Club o Industrial Copera ya se han rendido a su impresionante voz. Aunque también ha cantado en diversas discotecas de toda Andalucía como Mandala en Mojácar o en Murcia. Lo normal es que vaya sola, aunque también trabaja con el DJ Randy García, que "ha montado una empresa y me ha incluido".

En un principio comenzó cantando sobre música house o electrónica, interpretando los grandes éxitos del momento. Sin embargo ya hay quien se ha fijado en su potencial y la contrata para Rhythm and Blues al más puro estilo Rihanna, Beyoncé o Alicia Keys. Por ejemplo, el pasado viernes fue contratada para una fiesta privada en una discoteca, un cumpleaños donde uno de los regalos fue su voz. Además de cantante, esta joven es administrativa y ha trabajado durante meses en una clínica, llevando una auténtica doble vida.

Aunque para dobles vidas, la de Sebastián Matilla, que por el día es cocinero en una residencia y por la noche se transforma en DJ Puto Amo. Un trabajo que lleva ejerciendo desde los 25 años. Desde siempre su afición por la música ha sido muy grande, lo que le ha llevado pinchar en numerosos locales como el Son, la sala Kilombo, Industrial Copera, y en multitud de festivales. Esto le ha permitido a reunir durante toda su trayectoria miles de discos en de casa. Sobre sus estilos musicales, reconoce que le gusta todo aunque "al principio escuchaba rock, más tarde la electrónica" y finalmente se zambulló en las últimas tendencias. Sobre su nombre, él mismo se ríe: "empezó como una coña". Ahora está plenamente consolidado. "Es como una vacilada, era una broma. Nadie se atreve a llamarse puto amo, es una forma de transmitir que haces lo que te da la gana".

Sus compañeros de la residencia también conocen su doble vida. Ha pinchado en numerosas discoteca y han ido a verle. Un trabajo, el de DJ, que hace más por pasión que por dinero, pues "aunque cobras algo, la época gloriosa ha pasado por lo que en la actualidad se hace difícil ganarse la vida con esto".

Mario Casares también lleva una vida peculiar. Entre semana trabaja en la central de Covirán. Sin embargo, cuando llega el fin de semana, Casares coge su saxo y acude a las discotecas más prestigiosas de la capital para el deleite de los asistentes. Este joven empezó con siete años a estudiar música en el conservatorio. Su especialidad: el saxofón, que más tarde le dio el empleo. Ahora toca numerosos fines de semana junto al DJ´s como Randy García.

Pero para trabajar en el mundo de la noche no solo hay que tener cualidades artísticas, sino también imaginación y capacidad para llenar las salas. Esta es una de las líneas de trabajo de 2.55 Moda y Comunicación, una empresa de reciente creación formada por seis jóvenes emprededores con incursiones en el mundo de la moda que no se pierden un desfile. Entre los servicios que ofertan se encuentra la organización de eventos en discotecas y pubs.

Hasta la fecha ya han organizado fiestas en Quinta Avenida y en Aliatar Café. La primera estuvo centradas en la serie Sexo en Nueva York y tuvo un gran éxito. Según explica la directora de Moda y Comunicación de 2.55 , María Morillas, en cada fiesta buscan un toque original, una forma de que la gente lo pase bien que siempre funciona. En su última fiesta celebrada en Aliatar café "llevamos antifaces de colores para posar en el photocall y entregamos a todo el mundo un vale por una copa de champán, lo pasaron en grande".