Juan XXIII, 50 años de enseñanza

Educación

La institución docente cumple medio siglo dedicada a la escolarización de los niños tras la fundación en 1964 del primer centro en el Zaidín. La falta de plazas animó al sacerdote Rogelio Macías a ampliar la oferta.

Juan XXIII, 50 años de enseñanza
Juan XXIII, 50 años de enseñanza
Susana Vallejo Granada

27 de marzo 2014 - 01:00

Hablar de los centros Juan XXIII en Granada es referirse a una institución educativa por la que han pasado miles de niños y que permitió en su día escolarizar a los hijos de las familias que vivían a las afueras de la ciudad y que en muchas ocasiones no tenían recursos para dar una educación a sus niños. Tres centros que mantienen todavía viva la memoria de su fundador y el espíritu de acogida y universalización de la enseñanza con la que fueron creados.

Este mes se cumplen 50 años de la presencia de la institución docente en Granada; 50 años dedicados a la enseñanza de miles de granadinos.

El primer centro Juan XXIII en Granada fue el del Zaidín. Comenzó a recibir alumnos en sus clases el 20 de octubre de 1964. En ese año sólo existían en Granada como Institutos de Enseñanza Media el Padre Suárez (masculino), el Ganivet (femenino) y algunos centros privados ubicados casi todos en el centro. Una situación que preocupaba al Ministerio por la falta de puestos escolares y la falta de instalaciones en barrios de expansión como Zaidín, Chana o Cartuja. Entonces, eran los ayuntamientos los que daban los solares y el Ministerio equipaba los centros y cedía al profesorado. Pero era muy difícil hacer nuevos institutos.

Así, la solución del Ministerio fue crear secciones filiales de los institutos ya existentes, centros privados que serían dirigidos por un funcionario del Ministerio. La primera sección que se creó en Granada fue la del Padre Suárez en el Ave María San Cristóbal.

Fue entonces cuando el sacerdote Rogelio Macías Molina, muy preocupado por la situación educativa en Granada, se reúne con un grupo de amigos -entre ellos Rodríguez Acosta- y deciden lanzarse y crear la Institución Juan XXIII, que se regiría por un Patronato, de carácter benéfico-docente y de interés social. Fue en febrero de 1964.

"El nombre de Juan XXIII lo escogió porque en 1963 murió este Papa y sus características humanas y objetivos coincidían con la percepción que tenía la institución", explica Esteban de Manuel, actual presidente del Patronato y primer director del centro Juan XXIII de La Chana.

Con esa institución piensan en hacer secciones filiales. Y lo consiguen. El primer centro que construyen es el del Zaidín, junto al río y a la actual Fermasa. Entonces comenzó a funcionar como sección filial masculina del Padre Suárez y sección filial masculina del Ganivet. Así, sería el primer centro que en un mismo inmueble -aunque todavía en zonas separadas y clases distintas- escolarizaba a niños y niñas pero cada uno como una sección filial más la etapa de Primaria también diferenciada por sexos. Su primer director fue Ramón Román.

El funcionamiento cumplió tanto las expectativas que a los dos años se abrió el segundo centro, el de La Chana (1966). El último en abrir, ya en 1970, fue el de Cartuja.

La institución eligió tres barrios obreros de la capital para abrir sus centros porque estaban convencidos de que su trabajo tenía que ir por la ayuda a las familias con menos recursos y más necesidades. Hoy día, además, siguen cumpliendo esa premisa y con la transformación social de las ciudades y la inmigración, continúan en estos barrios con el mismo objetivo integrador.

En el centro del Zaidín, el primero en abrir, se escolarizaba a los niños del barrio pero también a los de pueblos cercanos como Ogíjares, Dílar o Gójar. Hoy, 50 años después, todavía mantiene su peculiar estructura -el edificio está protegido como bien singular por su aprovechamiento y la disposición en entreplantas y sin pasillos de las diferentes clases-, que fue diseñado por el arquitecto García de Paredes. Y hoy, aunque ya totalmente mixto, todavía se pueden observar las dos puertas diferenciadas de los módulos para niños y niñas y los letreros de las secciones filiales. Lo que se sigue manteniendo es el bullicio de los niños y el espíritu de trabajo de su docentes.

Los centros eran gratuitos desde el primer momento. Lo único que se abonaba en el Bachillerato era lo que se conocía como "permanencias", una manera de ayudar al centro. Desde aquella primera ley educativa de Lora Tamayo, el centro se ha ido adaptando a todos los cambios y novedades educativas. Por ejemplo, el centro del Zaidín empezó con 10 aulas de hasta 50 alumnos por clase y ahora se han multiplicado. El centro de La Chana nació como gemelo del zaidinero, siendo sección filial número 3 masculina y número 2 femenina.

"Estos centros han permitido que estudien alumnos que de otra forma no lo hubieran hecho y se habrían ido a trabajar al campo o a cualquier otro sitio", recuerda la actual directora del centro, Mari Ángeles Castro.

Aunque el centro es de confesionalidad católica, "hay total libertad de religiones porque lo primero es el niño ante todo", matiza la directora. De hecho, Macías era el único sacerdote en el Patronato. Una filosofía que inculcó bien el fundador, que estuvo implicado en la vida de sus centros hasta su fallecimiento en 2009.

Los centros tienen también un gran compromiso con los barrios en los que están situados. Por ejemplo, el del Zaidín enseña español a inmigrantes a través de voluntariado, colabora con un comedor en Honduras y trabaja también en detectar al colectivo de riesgo en el barrio, explica el director de Primaria del colegio, Joaquín Portero.

Entre los tres centros, la institución Juan XXIII acoge a 200 profesores, una veintena de personal de administración y más de 3.000 alumnos que cada curso engrosan la lista de la extensa familia de la institución Juan XXIII en Granada, un referente de la igualdad.

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