Tauromaquia

Julio Romero e Iván Rejas, a hombros

  • El de Écija y el granadino cortaron dos orejas a cada uno de sus novillos 

  • La tarde fue completa por las reses y las diferentes actuaciones de los diestros, que en todo momento recibieron el calor del público

Julio Romero e Iván Rejas, a hombros

Julio Romero e Iván Rejas, a hombros

Entretenida tarde de toros la presenciada ayer en la Plaza de Toros de Huéscar, con una novillada en clase práctica. El festejo fue retransmitido en directo por las cámaras de Canal Sur.

El objetivo de estas novilladas destinadas a alumnos de las Escuelas Taurinas Andaluzas, que no es otro que la promoción de nuevos valores, quedó más que cumplido con esta novillada. Seis jóvenes valores, que buscan ser toreros, presentaron ante el público sus credenciales. Seis novilleros totalmente distintos ofrecieron una estupenda tarde de toros a un público que en todo momento estuvo volcado con ellos. Abrió la tarde el sevillano Ignacio Candelas, que recibió al novillo a puerta gayola y después la faena de muleta con rodillas en tierra, pero el novillo, colorado de capa, estuvo escaso de fuerzas, por lo que tuvo que irse junto a tablas a desarrollar la faena. Allí le apretó mucho y fue cogido en varias ocasiones, pasando por la enfermería tras la faena. Estocada y descabello. Fue premiado con una oreja.

El granadino Manuel Casado, de la Escuela Frascuelo, tuvo en suerte un novillo negro listón, también con poca fuerza y que protestó mucho. Puso banderillas con mucha soltura, pero con la franela no pudo lucir por la mala cualidad del astado. Entró a matar, en dos ocasiones, tirando al suelo la muleta antes de llegar al embroque, siendo prendido en ambas ocasiones por el novillo. Su valor fue premiado con una oreja.

En tercer lugar salió por el protón de los sustos un novillo castaño, con mucho cuerpo, tocando en suerte al novillero de Utera Ignacio García. No pudo recibir al novillo con el capote con aseo y al comenzar la faena de muleta fue cogido de forma aparatosa, pero sin consecuencias. Esto condicionó el resto de la faena, tuvo dificultad al matar y fue ovacionado.

El cuarto fue para uno de los dos triunfadores de la tarde, el ecijano Julio Romero, que recibió con unas vibrantes verónicas a un novillo colorao listón. Comenzó la faena de muleta con una serie de pases de mando por bajo. Entendió que las características del animal no eran las mejores para torear despacio y con sentimiento, por lo que se puso en novillero y sacó lances y series que el toro no tenía. Mató de una gran estocada y le concedieron dos orejas.

En quinto lugar actuó el onubense Enrique Toro, que se entendió con un novillo negro, también muy grande. Tardó mucho en cogerle el aire, con unas primeras tandas deslucidas por el pitón derecho. Acabó la faena toreando al natural y ofreciendo los mejores momentos de su lidia. Pinchó antes de una buena estocada y paseó una oreja.

La guinda al exquisito pastel degustado en Huéscar lo puso el novillero, alumno de la Escuela Taurina de Atarfe, Iván Rejas. Recibió con excelencia a un novillo castaño listón que salió con muchos pies. Puso tres pares de banderillas, destacando el tercero, al quite y por los adentros. Después una excelente faena, basada en su mano derecha, con excelentes tandas en redondo, llevando siempre el toro tapado y colocándose perfectamente para el siguiente pase. Supo ver el momento justo del final de la faena, lástima que no acertó a la primera con el acero, pero fue suficiente para cortar dos orejas y salir a hombros junto a Julio Romero.

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