Lavado de cara a la Charca de Suárez
Los voluntarios de dos asociaciones ambientales y el personal del Ayuntamiento retiran varias toneladas de plantas acuáticas que pueden ser perjudiciales para este humedal ubicado en Motril
Voluntarios de las asociaciones Buxus y Los amigos de la Charca de Suárez, junto con miembros del servicio de Medio Ambiente de la Concejalía de Gestión del Territorio y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Motril participaron ayer en una jornada de voluntariado ambiental en la reserva concertada de la Charca Suárez, ubicada en las inmediaciones de la playa de Poniente de la localidad costera.
Ataviados con bieldos y rastrillos y metidos en el agua hasta la cintura, se esmeraban en apilar las plantas durante las dos horas que duró la actividad para no molestar a la fauna que reside en este espacio natural, donde hay varios carteles en los que se pide silencio para las distintas especies que allí habitan todo el año o residen temporalmente.
La semana que viene se les sumarán los miembros de la asociación deportivo-cultural El Tizón formada por los bomberos de Motril, que también quieren contribuir a que la ciudad pueda presumir de una espacio que cuenta con el reconocimiento internacional como ejemplo de buenas prácticas medioambientales.
El coordinador de la asociación Buxus, José Larios, explicó que después de respetar el periodo de reproducción de las aves de marzo a junio, y del periodo de cría hasta finales de julio, han vuelto a limpiar la charca, y que desde finales de agosto se han puesto a extraer plantas acuáticas de las lagunas que forman el humedal. "En lo que llevamos de año, hemos retirado ya más de 15 toneladas de las 3 lagunas que forman la reserva concertada", comentó.
Precisamente es en el verano cuando el myriophyllum hippuroides, más conocido popularmente como pino de agua, florece, por lo que este fenómeno hace que cubra totalmente la laguna. Esta planta acuática libera oxígeno, lo que favorece la protección de las especies marinas que habitan en su interior, pero en grandes proporciones es contraproducente y hay que eliminarlo.
"Este crecimiento natural es necesario controlarlo, porque de lo contrario los niveles de oxígeno de esta planta no permitirían la vida acuática en la laguna, además de para permitir que haya espacios abiertos para que la abundante avifauna del humedal pueda seguir existiendo, por lo que calculamos a ojo que hay de dejar un 20% para dejar el oxígeno necesario", explicó Larios.
La charca, que recibe su nombre del Pago de Suárez, tiene una superficie de 42 kilómetros cuadrados, y está rodeada de urbanizaciones y de un hotel, así como del polígono industrial de Alborán.
La importancia que tienen humedales como estos estriba en que contribuyen a la preservación de numerosas especies de aves, ya que su vegetación, formada fundamentalmente de aneales, juncales y carrizales, constituyen un refugio idóneo para ellas, y son puntos estratégicos de descanso en épocas de migraciones. En Andalucía ocho de las nueve especies de aves catalogadas en peligro de extinción dependen de estos medios para su supervivencia.
El humedal es una superficie de aguas libres perennes, aunque fluctuantes, que se alimenta tanto de las aguas subterráneas procedentes del acuífero de Motril-Salobreña, como de las aportaciones de agua de retorno de los regadíos de la vega. Su formación deriva de la transformación del río Guadalfeo que, debido al aumento de la sedimentación en la zona, produjo un repliegue de la línea de costa, dando lugar a la vega de Motril-Salobreña, donde finalmente, ante el dominio de la sedimentación fluvial frente a la acción erosiva de las aguas litorales, se creó un sistema fluvial de canales entrelazados, donde los frecuentes cambios de posición del cauce dieron lugar a la aparición de zonas encharcadas.
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