Lección canina en la Universidad de Granada
UGR
La UGR y la Guardia Civil desarrollan un proyecto para validar ante el juez pruebas halladas en la escena del crimen por perros
A nadie sorprende que en un control de aduana haya un perro policía. O que se emplee canes en la búsqueda de personas tras una catástrofe. Ahora, el campo de trabajo de las unidades policiales caninas tiene por delante la posibilidad de ampliación, y en ello trabajan –codo con pata– la Guardia Civil y la Universidad de Granada. La Facultad de Derecho acogió esta mañana la presentación del proyecto bautizado como El olor en la escena del crimen: desarrollo científico de la formación de los denominados perros de policía científica. Los protagonistas, Sancho (jack rusell) y Nívar (pastor belga), con los que trabajarán agentes e investigadores para validar si el trabajo perruno en la escena de un crimen puede llegar a tener validez en un proceso penal. También se pretende la validación científica de que el perro es capaz de identificar con certeza el olor de las sustancias en las que se ha entrenado.
El general de la Guardia Civil José Antonio Iglesias, jefe de las Unidades Especiales y de Reserva, indicó en la presentación del proyecto que el convenio con la UGR desarrolla nuevas capacidades de los perros del Instituto. Iglesias destacó la eficacia de los canes en la localización de huesos, dinero, cadáveres sumergidos o droga, o incluso en la detección de enfermos de Covid-19 (terreno en el que ya se traba). “Las capacidades son infinitas”, señaló el general.
Por su parte, José Ríos Corbacho, profesor titular de la Universidad de Cádiz (UCA) y visiting scholar en la UGR, destacó el nivel de la unidad cinológica de la Benemérita y el interés del proyecto de “meter al perro en la Universidad”. Con los resultados que se obtengan en el proyecto –con una duración de dos años– se intentará que el Consejo General del Poder Judicial valide que los indicios hallados por el animal sean válidos dentro de un proceso penal.
Para llegar a ese objetivo se trabajará con los cachorros y, mediante condicionamiento positivo, se desarrollará el programa de formación que dará a luz a los perros agentes. Nívar y Sancho – los dos propiedad del investigador– están ahora en la fase inicial de aprendizaje. Uno de los canes se entrenará para entrar en la escena del crimen, y el otro servirá para contrastar los indicios en el laboratorio. “Hay veces en las que las luces criminalísticas no llegan” donde sí alcanzan los sentidos perrunos, razonó Ríos Corbacho.
El protocolo firmado entre el Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología de la UGR (IAIC) y el Servicio Cinológico y Remonta de la Guardia Civil (SECIR) conlleva el desarrollo de seminarios por ambas partes, además de la participación en otros proyectos sobre las materias de derecho penal, criminología y criminalística, indicó la UGR en su nota de prensa. El decano de Derecho, José Luis Pérez-Serrabona, presidió la presentación del proyecto, en el que estuvieron el catedrático de Derecho Penal y profesor emérito de la Universidad de Granada e investigador principal del proyecto, Lorenzo Morillas Cueva, el director del Departamento de Derecho Penal, Miguel Olmedo Cardenete, la directora del Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología de la UGR, María José Jiménez Díaz, o el catedrático de Antropología Física de la UGR Miguel Botella.
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