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Lección 2.0

  • El Colegio Agustinos implanta el uso de tabletas digitales en clase, una herramienta que mejora la capacidad de trabajar en grupo y la motivación

La muerte del ex presidente Adolfo Suárez sirve de excusa para proponer un debate en clase de Filosofía de primero de Bachillerato del Colegio Santo Tomás de Villanueva. "¿Os acordáis de la pregunta base?". José Antonio Campos, profesor, propone a sus alumnos elaborar un proyecto político donde exista la posibilidad de integrar a todos los agentes sociales. Los chavales, en grupo, inclinan las cabezas y apuntan las primeras ideas de lo que será el debate en sus iPads. Sobre las mesas ni papeles, ni lápices. Y el esquema de la clase está en la pizarra, sí, pero digital. Ni tiza ni borrador.

"En la aplicación que utilizamos, Socrative, quedan las respuestas de todos", explica el director del Colegio Agustinos, Antonio Carrón, firme defensor de la entrada de los dispositivos electrónicos en el aula. Su centro ha apostado por continuar el camino iniciado en su momento por la Junta de Andalucía y que se truncó. El programa Escuela TIC 2.0 -que preveía la digitalización de las aulas con ordenadores para los alumnos, pizarras digitales y formación tecnológica del profesorado- quedó truncado por la falta de financiación. Entre 2003 y 2012 se destinaron a este programa 374 millones cofinanciados por el Estado. Precisamente la falta de fondos estatales hizo "imposible", en palabras de la entonces consejera de Educación, Mar Moreno, continuar con la digitalización de las aulas tal y como se había planteado en un principio. Carrón va más allá de los problemas económicos. El centro que dirige, concertado, participó en el programa. "Aquello llegó como un meteorito", explica. A los profesores, a los estudiantes y a los propios centros les pilló con el pie cambiado y no se pudo 'exprimir' la altísima inversión realizada.

Ahora, el director de Agustinos -un centro con 1.200 alumnos de 3 a 18 años- asume que "aquello fue un paso atrás", porque primero se dieron los equipos y luego se invirtió en los centros y formación de profesorado. Se comenzó la casa por el tejado. Sin embargo, la necesidad de trasladar la digitalización -que ya forma parte del tiempo de ocio de los chavales- a las aulas fue el germen de un proyecto que ha tardado tres años en materializarse en su centro, y del que ya hay ejemplos en otros colegios privados de la provincia. "Ahora sí hay una necesidad".

"Utilizamos libros digitales en Secundaria, Bachillerato y Primaria", explica Carrón, que reconoce que al principio tuvo que lidiar con el escepticismo de las familias. Y su preocupación por el uso que los chavales podían hacer de los equipos. Un estricto control -del que son conscientes los alumnos- cortó las alas del uso 'indebido' de los iPad, que son propiedad del alumno y que deben ser costeados por los padres. "Todos los equipos están geolocalizados y todo lo que ve el niño lo podemos visualizar. Lo que se descarga, las páginas que ve... igual que se puede pedir la libreta para ver los ejercicios", apunta el director. El resultado de la vigilancia es que "hasta la fecha no hemos tenido ninguna incidencia, ni rotura". Algo en lo que puede influir el hecho de que el iPad tiene que ser adquirido por las familias. "A la larga sale más barato. Dos cursos de libros de texto son aproximadamente 500 euros. El dispositivo más básico ronda los 300". Y su uso puede prolongarse durante varios cursos.

La metodología, cómo impartir clase, también se ha adaptado. Y, según Carrón, a mejor. "Ha mejorado la interacción y el trabajo asociativo", se tiende a una mayor personalización de la atención. "Se fomenta la necesidad de trabajar en grupo". Eso sí, "los exámenes se hacen igual", porque algunos de los alumnos que trabajan con iPad tendrán que hacer selectividad con lápiz y papel y deben saber también cómo plantear un ejercicio escrito. En las aulas de Bachillerato se trabaja a pleno rendimiento con los nuevos equipos y se prevé extender el modelo el próximo curso a Secundaria, donde -como en Primaria- se emplean las tabletas de forma puntual.

¿Cómo ha influido esta revolución en los resultados académicos? "Los que son buenos siguen siendo buenos, pero además hemos visto que sirve como estímulo", señala Carrón. "No soluciona todos los problemas pero les resulta más atractivo".

Clase de Física y Química. Antonio Jesús Torres explica un problema de cinética sobre una animación en la pizarra digital. Dani López, alumno, reconoce que "al principio sí te distraes", pero que ha sabido encontrar los puntos fuertes de estudiar con un dispositivo digital. "Todo está aquí". Para Manuel Ruiz emplear el iPad le ha supuesto que "ya no tengo excusas para no estudiar".

En Primaria el uso de los dispositivos no es individual, como en Bachillerato, sino que lo utilizan en grupo. José María Cantero, de 4ºB, apunta que "todos los profesores tenemos formación continua" y que el iPad "tiene más posibilidades que una libreta tradicional". Jennifer Novell, profesora de Inglés en 1º y 2º de la ESO y Bachillerato, señala que "me permite una flexibilidad no puede aportar un libro de texto". También Cristina Rodríguez ha sabido exprimir una aplicación tan intuitiva como Garage Band para organizar con sus alumnos auténticas orquestas. "Así se le pierde el miedo a la música clásica", explica Raquel. Ella, junto a Juanje, Carlos, Paloma e Isabel, es capaz de interpretar cualquier pieza con cualquier instrumento. "Hasta ahora esto sólo estaba al alcance de los Conservatorios", explica la docente. "Hemos dado un paso de gigante".

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