ayer y hoy

La Lonja de Granada cumple 500 años

  • Financiada por el genovés Esteban Centurión, fue construida en 1518 junto a la Capilla Real

  • "Para que allí se ajuntasen los mercaderes y tratantes en presencia del fiel de contraste"

La palabra lonja parece derivarse de la italiana loggia que significa galería, estancia alargada, de donde se derivan palabras como alojamiento. Lonjas eran los edificios públicos donde mercaderes y comerciantes hacían sus tratos, y aún hoy la conocemos con ese mismo significado.

A finales de la Edad Media la próspera actividad mercantil, sobre todo en las ciudades portuarias y debido a los nuevos mercados abiertos por la ampliación de las rutas comerciales, obligó a construir galerías comerciales o lonjas de contratación, sobre todo en las orillas del levante español e islas Baleares: Barcelona, Mallorca, Valencia (Lonja de la Seda), todas entre finales del siglo XIV y el XV; solían tener un amplio salón cerrado con bóveda ojival como correspondía a esa etapa del gótico final.

Fue el mismo banquero Centurión el que adelantó dinero para pagar las obras

Durante el siglo XVI se siguen construyendo este tipo de edificios civiles de los que tenemos algunos ejemplos ya en estilo renacentista aunque con elementos todavía góticos: la Lonja de Zaragoza (1550) y la Lonja de Sevilla a finales del siglo, en tiempos de Felipe II y ya con clara influencia herreriana.

Anterior a ellas y mucho más modesta es la lonja granadina que ahora cumple 500 años; se acordó construir en septiembre de 1518. Una pequeña galería, a la espalda del Sagrario y anexa a la Capilla Real, con dos plantas, con resabios mudéjares, arcos de medio punto abajo, escarzanos arriba, decoración exterior de grutescos, columnas de medias bolas, cordones en espiral y heráldica alusiva a la ciudad recién conquistada por los Reyes Católicos, aunque construida ya como casa de contratación y comercio en época de Carlos V, cuando Granada mantenía una importante industria sedera; era por entonces corregidor de la ciudad, según reza en la inscripción del dintel de la puerta, don Antonio de la Cueva, señor de La Adrada (Ávila). Bonita puerta principal de estilo plateresco, obra del escultor García de Praves (o Pradas), el mismo que trabajara en el castillo de La Calahorra y en el Hospital Real, arquitecto que fue del cardenal Mendoza. En la cornisa superior se destacan unas monstruosas gárgolas de recuerdos góticos.

Según leemos en la guía de Gómez Moreno, se construyó la lonja "para que allí se ajuntasen los mercaderes y tratantes a hacer sus contrataciones, pusiese el genovés Esteban Centurión un banco de fianzas y estuviera presente el fiel de contraste de la ciudad". Era el fiel de contraste el encargado de certificar pesos y medidas, figura que no estaría mal recuperar.

Fue el mismo banquero Centurión el que adelantó dinero para pagar las obras a canteros, albañiles y carpinteros; a cambio de hipotecar a la ciudad. Y entre las hipotecas y los pleitos habidos con los capellanes reales que se quedaron con la planta alta, la vida de la Lonja no fue una lisonja. Varias veces se suspendieron las obras; había que librar nuevas partidas y ya desde entonces Granada empieza a saber de retrasos, de inútiles entrevistas que se continuaron por los siglos con las interminables obras del palacio de Carlos V, con el cacareado legado Lorca, la llegada del tren de la esperanza, las instalaciones hospitalarias, etcétera. Así nos fuimos acostumbrando a eternos aplazamientos y a promesas incumplidas, hasta hoy.

El aspecto de la Lonja, después de varias restauraciones, su artesonado mudéjar, los restaurados escudos, la exposición de objetos histórico-artísticos y toda la sala presidida por la copia de la Rendición de Granada del pintor Francisco Pradilla, hacen de esta estancia una muy digna entrada para la visita a la Capilla Real.

No estaría mal conmemorar el quinto centenario con una jornada de puertas abiertas, para que por lo menos los granadinos conocieran este para mí entrañable recinto, ubicado precisamente frente a la casa que me vio nacer.

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