Mamut, un restaurante de barrio 2.0
El Mamut es uno de esos establecimientos que todo el mundo quiere tener cerca de casa: comida de calidad, precios contenidos, un servicio amable y un ambiente familiar y cercano. Por el momento, son los vecinos de Bola de Oro los que pueden disfrutar de su cercanía, aunque la variedad de sus tapas, sus económicos menús diarios, su excelente cerveza y la profesionalidad del equipo de trabajadores son razones de peso más que suficientes para acudir al restaurante desde cualquier otro punto geográfico.
Hace tres años, en marzo de 2013, Cristian López Candelas decidió cumplir su sueño de montar un local. "Siempre he querido tener un bar, aunque nunca me había dedicado al sector de la hostelería salvo en algún pub poniendo copas de forma ocasional mientras estudiaba en Granada", señala el propietario.
Junto a varios compañeros de trabajo, a los que compró su parte un año después, este granadino de adopción se fijó en un negocio que se traspasaba en la rotonda que une la calle Hoya de la Mora con el Camino Real de los Neveros; tras un intenso proyecto de decoración, limpieza y adecuación nació Mamut. "El nombre se nos ocurrió al ver una réplica del animal en un viaje a Padul. Nos pareció conciso, sin acepciones negativas, con posibilidades de crear un logo original y, además, a mi hijo le gustaban los elefantes", recuerda Cristian, quien define su establecimiento como "un restaurante de barrio 2.0, un bar evolucionado".
Así, aquellos que entren en el Mamut podrán descubrir sus recetas de toda la vida elaboradas de forma diferente, gracias a la ayuda del chef ejecutivo Julio y el buen hacer de Aurelio, el jefe de cocina, y el resto de trabajadores. Las papas con choco kutxo, donde el tubérculo se presenta en formato mousse sin perder la autenticidad del sabor del plato; el tomate aliñado preparado como un tartar; el mamutaki, un tataki de atún envuelto en alga nori con huevo y tempura; o el pollo pandori, una pechuga macerada en especias, son algunos de los platos de la nueva carta del restaurante que empezará a funcionar a la vuelta de las vacaciones de verano.
Otras de las propuestas que invitan a pasarse por el Mamut son sus tapas, con diez variedades que cambian todos los días, o sus menús diarios de lunes a jueves compuestos por tres primeros y tres segundos a elegir, bebida y postre o café por 9 euros. "A diario suelen salir unos 15 o 20 menús de cocina", apunta el hostelero. Además para los madrugadores, el establecimiento abre en el servicio de desayuno, y para los amantes del lúpulo, el Mamut sirve una reputada cerveza de bodega que se mantiene fresca y con unos niveles de carbónico como si se tirara directamente de los tanques de la fábrica.
Sin embargo para el fundador del Mamut, del que ahora también es socio su hermano Carlos, lo más importante de su negocio son los grandes profesionales que lo rodean. "Por mucho que el dueño lleve una buena gestión del establecimiento, sin un equipo humano el restaurante no funciona y, por suerte, hemos conseguido crear un grupo unido que conoce la clientela y el funcionamiento a la perfección", asegura Cristian.
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