Manjares libres de leche

Hay momentos en la vida que marcan un antes y un después. Un embarazo, un viaje, conseguir un nuevo trabajo o ser diagnosticado de intolerancia a la lactosa. Un día te levantas por la mañana, te preparas el café con leche habitual y repentinamente tienes que correr, -por no decir volar-, al baño. Sospechas que puede ser la leche, así que decides eliminarla de la dieta. Sin embargo, la hinchazón y las flatulencias se prolongan durante todo el día. Pues bien, no eres el único con esos síntomas. Un estudio de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) afirma que entre un 30 y un 40% de la población española padece esta enfermedad.

Lo primero que un buen intolerante a la lactosa que se precie debe saber, es que no sólo la leche y sus derivados directos la contienen. Es decir, evitar la leche, el yogur y el queso no van a salvarte. Los embutidos, cereales, salsas, panes, pero sobre todo, la bollería y los dulces pueden ser los culpables del malestar. A partir de este momento surgen las dudas: ¿para qué lleva lactosa un chorizo?, ¿el tupper con comida me acompañará en el bolso para siempre?, ¿podré volver a salir a comer en un bar? Aunque a priori parezca imposible, la respuesta a esta última cuestión es sí.

En Granada hay algunos establecimientos que apuestan por alegrar las salidas para tapear a las personas con esta clase de problemas incluidos postres y todo tipo de dulces. El restaurante El Cortijo ubicado en la calle Pintor Zuloaga es uno de ellos. Está especializado en cocina mediterránea. De su carta destacan deliciosas tapas, raciones y postres con una amplia variedad adaptada de platos especiales para celíacos e intolerantes a la lactosa. También cuentan con pan sin gluten, sin soja y sin lactosa de varios tipos.

El Cortijo ha sido reconocido por estar entre los diez mejores restaurantes sin gluten de España. Entre las especialidades resaltan las pizzas, calamares a la romana, fritada de costilla, carrillada en salsa o las croquetas de bacalao.

Otra de las excelencias que presenta Granada en el ámbito de la gastronomía es la taberna La Tana en la calle Rosario, en el corazón del barrio del Realejo. Es un bar de reducidas dimensiones pero con mucho encanto. Muchos granadinos optan por visitarlo para salir de vinos en pareja, familia o amigos. Entre su amplia carta de caldos, figura la cerveza sin gluten. Es la Daura que se puede llegar a combinar con alguna de sus magistrales tapas, de las que avisando previamente al camarero no hay ningún tipo de problema en evitar el gluten y la lactosa.

A pocos metros de distancia, en el Campo del Príncipe, se encuentra El Trasgu. El personal conoce a la perfección las incidencias que puede tener ese tipo de productos en los comensales intolerantes. De hecho, están en permanente contacto con la Asociación de Celíacos de Granada y han impartido cursos de formación con ellos.

Es pequeño pero muy acogedor y al poco rato de llegar ya estaba lleno. Conocen el tema de la celiaquia perfectamente, están en contacto con la Asociación de celiacos de granada y han hecho cursos con ellos. El pan lo elaboran en el bar artesanalmente y, como no podía ser de otra forma, carece de gluten. Entre las especialidades el cliente puede degustar la crema de boniato como aperitivo, la ensalada tibia de setas y el conocido como remojón el Trasgu. En el apartado más dulce, tienen también un postre apto sin gluten y sin lactosa.

La pastelería 'La Gourmande', localizada en Camino de Ronda, es otro de los paraísos para los intolerantes a la lactosa. En la Acera del Darro, en la Croissantería 'La Ibense' se puede degustar un bizcocho de almendras apto para celíacos. Un producto que en numerosas ocasiones ha despertado el interés tanto de propios como visitantes.

En definitiva, algunas de las ofertas que se pueden encontrar en la capital granadina. Por otro lado, las limitaciones son obvias pero, cada vez, hay más manjares que, por fin, se han liberado de la leche. Granada está integrada en el circuito estatal.