Marcha obrera a medio gas y sin las sorpresas anunciadas

La manifestación, que se celebró en Maracena, Atarfe, Albolote y Peligros, congrega a cerca de 900 asistentes.

Los manifestantes y miembros del SAT en la carretera de Córdoba camino a Atarfe.
Los manifestantes y miembros del SAT en la carretera de Córdoba camino a Atarfe.
David P. Graell / Granada

31 de agosto 2012 - 01:00

Rebeldía, "que no violencia". Ese fue el tono en el que ayer discurrió la primera jornada de la Marcha Obrera Andalucía en Pie por tierras granadinas. En este primer día, que abarcó desde Maracena hasta Peligros pasando por Atarfe y Albolote, la cita reunió a casi un millar de personas en su momento más álgido. Los jornaleros, liderados por el diputado autonómico de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo y el portavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero, se agruparon para la salida a las puertas del Ayuntamiento de Maracena, donde el consejo local de IU decidió apoyar logísticamente con 200 bocadillos y 125 botellas de litro y medio de agua.

A la salida de la marcha, unas 500 personas arropaban a los sindicalistas. Sánchez Gordillo manifestó estar totalmente agradecido con la respuesta de la sociedad, a pesar de que en este caso no tuviera una respuesta tan contundente como en Cádiz, donde lograron reunir a 5.000 personas. Aquí, de momento y a falta de la respuesta que la marcha tenga hoy a su llegada a la capital, la algarabía ha sido bastante menor. "Los hechos cantan más que las palabras, esto es lo que te da fuerzas para continuar", aseguró el líder del SAT, que dijo sentirse "espejo de los grandes Ernesto 'Che' Guevara o Karl Max". Así, el también alcalde de Marinaleda expresó que "pese a que la derecha más extremista pretenda criminalizar cualquier movimiento que no pueda controlar, daremos nuestra vida por una misma idea".

El momento más inquietante de la mañana se produjo en el paso de la marcha por la Carretera de Córdoba, frente a Mercagranada. Eran las 12:30 y el dispositivo desplegado por la Guardia Civil parecía interminable. Los escoltas de Sánchez Gordillo, Cañamero y compañía parecían esperar una actuación que nunca llegó, seguramente, debido a las numerosas miradas que recaían sobre el diputado autonómico de IU, algunas incluso en plano cenital. Ni los helicópteros se quisieron perder el acontecimiento. Dicho de otra forma, unos 300 agentes dispersados por todo el itinerario acompañaron a los manifestantes desde su salida de Maracena hasta el final de la marcha.

El comportamiento "rebelde" que caracteriza a las movilizaciones del SAT parece ser echado en falta en determinados momentos por algunos acompañantes. Otros, más recatados, observaban a quienes desde la cautela parecían dirigir a las casi 900 personas a la espera del momento idóneo para dejar su huella. Puede que el "innecesario" -según los convocantes- despliegue policial haya servido para evitar una pequeña bronca. O quizá, solo quizá, todo salió como planeaban y la "sorpresa" está por llegar.

Una del mediodía, localidad de Atarfe, quien se autocalificó como un "bandolero andaluz" por su intención de robar a los ricos para dárselo a los pobres, continúa imperturbable, denunciando una y otra vez "el mayor robo de la historia del capitalismo: la crisis". Acompañado de cánticos de guerra, guiados por el micrófono, como "la crisis que la pague el capitalista" o "qué habrá pasao que Andalucía se ha levantao" el líder del movimiento continúa con su "marcha de la dignidad" recurriendo a la "no violencia activa".

Con motivo de esta "estafa", de la crisis, Cañamero y Sánchez Gordillo aprovecharon para denunciar el "malestar generalizado" de la sociedad por tener que pagar "una deuda privada con dinero público recaudado a través de recortes que se hacen sobre los más pobres de la sociedad". "Básicamente queremos mostrar (al Gobierno) que las consecuencias de la crisis tienen un rostro humano" aseveró Sánchez Gordillo. Además, Cañamero se encargó de aclarar que la movilización "no es de la extrema izquierda, sino de la extrema necesidad".

Así, entradas las seis de la tarde y tras un largo descanso en el parque Guaynabo de Albolote donde todos los movilizados pudieron alimentarse, de nuevo con la colaboración de una asociación de parados, la marcha se reanudó camino a Peligros. En esta localidad finalizó la primera etapa sin ningún incidente y en el municipio metropolitano pudieron descansar y pasar la noche en el pabellón municipal, cedido por la coalición que gobierna en la localidad, formada por IU y PSOE.

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