2026: ¿El año de las compañías medianas y pequeñas?
Mariana, el 'Cara al sol' y la reconquista
día de la toma Colectivos contrarios y favorables a la efeméride
En la Plaza del Carmen unos pedían que el día de la muerte de la heroína granadina fuera fiesta local mientras otros defendían 'su' historia de la España nacida ya en Roma o, directamente, el franquismo
"Será una procesión de Navidad". La frase salió ayer, en la confluencia de la calle Oficios con Gran Vía, de la boca de un turista que, por eso del acento, parecía ser de Despeñaperros para arriba, de donde algunos deben pensar que en Andalucía todo, incluso el cambio de año, se celebra con una procesión. Y como tal se lo hacía saber a su pareja, de idéntica procedencia e igualmente desconocedora de las tradiciones de la tierra ni de las polémicas que levanta al paso de la comitiva.
Porque si bien lo de ayer no era una procesión, bien hubiera podido camuflarse como tal, porque el recorrido es prácticamente idéntico a las comitivas de índole religiosa que se dan en la capital. Del Ayuntamiento a la Catedral y de allí, de nuevo a la Plaza del Carmen ante la expectación de miles de granadinos y no pocos curiosos que, como los mencionados anteriormente, no sabían demasiado bien a qué se estaba jugando un 2 de enero en Granada.
Ajenos, por tanto, a las críticas y sentimientos encontrados que provoca la celebración de la rendición de la ciudad nazarí regida por Boabdil a los Reyes Católicos, tal día como hoy hace unos 519 años. Y a cómo, tal día como ayer, sienta esa efeméride -que, sin más consideración, es un hecho histórico- en muchos granadinos que, según la filiación ideológica, se ubicaban en un lugar o en otro de la Plaza del Carmen. La mayoría, los neutrales -porque también los hay- se ubicaban en la parte más cercana a Reyes Católicos, ocupando casi todo el lateral de la plaza. Por otro, frente a la fachada de la casa consistorial, simpatizantes de Democracia Nacional ondeaban sus propias banderas y repartían octavillas llamando a una nueva reconquista "para defender nuestra identidad". La suya, se entiende. En la confluencia de la plaza del Carmen con calle Navas, los falangistas y miembros de Fuerza Nueva, con enseñas mostrando el yugo y las flechas o el águila franquista. Situados junto a estos y separados de ellos -y del resto de los allí presentes- por un cordón policial, los 'anti Toma', que, a su vez, portaban banderas andalucistas con la estrella roja y una pancarta sobre las vallas sobre la pertinencia de declarar fiesta local el día de Mariana Pineda en lugar del que puso fin a la llamada reconquista.
Estos últimos fueron, sin duda, los más ruidosos. En todo momento, hacían sonar sus silbatos y coreaban consignas que, a su vez, enardecían los ánimos de los falangistas -con una media de edad alta entre sus filas-. Mientras se vendían entre ellos papeletas de lotería de Fuerza Nueva con una reproducción de un óleo de Francisco Franco en todo su esplendor militar, los 'anti Toma' comenzaron a corear "No eran moros, eran granadinos". Eso enardeció los ánimos de la hinchada de ultraderecha, que les dirigió unos cuantos epítetos cuanto menos poco cariñosos. Los otros -muy pocos, si se considera el global de personas que estaban en la plaza a la llegada del pendón portado por María Francés-, mientras tanto, seguían a lo suyo, a corear consabidas consignas por considerar eso de la Toma como de fachas, retrógrado y anacrónico.
Mientras los 'anti Toma' silbaban cada paso de los corporativos, cada himno -andaluz incluido, a pesar de las banderas- los falangistas alzaban más sus gritos y, mientras sonaba el himno nacional, alzaron sus manos derechas en un rictus, realmente, pasado de época y de rosca. Como también sonó igualmente, el Cara al sol, cantado dos y tres veces entre abucheos, la primera de ellos, de la parte más crítica con la fiesta. La última de las veces que fue entonado, los 'anti Toma' ya se habían marchado o hechos marchar, y pudieron cantarlo sin interferencia, con las manos bien en alto y con todas las cámaras y los ojos fijos en ellos.
Ideológica y espacialmente cercanos, un grupo reflexionaba sobre los 'anti Toma'. La conclusión es que no saben de historia, "vienen de fuera" -como los del botellón, adonde seguramente se dirigirían, según el autor de estas palabras-, movilizados en autobuses míticos que pagan sus también míticos "tres o cuatro líderes" intelectuales que, por supuesto, no estaban en la plaza para no verse en minoría.
2 Comentarios