Motril se despertó ayer con la triste noticia del fallecimiento de Miguel García Rodríguez, el empleado de la bodega de Ron Montero que se encontraba en estado crítico, tras sufrir quemaduras en prácticamente todo su cuerpo como consecuencia de una explosión en el interior de las instalaciones donde trabajaba el pasado miércoles. Ya los médicos el día anterior alertaron que le quedaban pocas horas de vida, porque además del 99% del cuerpo quemado, tenía muchas lesiones internas, por lo que la familia se encontraba en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla esperando el fatal desenlace. Tras realizarle la autopsia, ayer fue trasladado el cadáver a Motril, ciudad donde hoy se producirá el sepelio.

La alcaldesa de la localidad, Luisa García Chamorro -que ha decretado dos días de luto oficial y suspendido todos los actos públicos convocados- confirmó que "sobre las 5:30 de la madrugada se certificó la defunción" del mayor de los hermanos García Rodríguez, que fue evacuado en helicóptero hasta la capital hispalense. La regidora motrileña informó del estado de los otros dos heridos. "Según el parte médico trasladado por la Consejería de Salud, los dos se mantienen estables con ligera mejoría, por lo que esperemos que se vayan recuperando, pues el proceso es muy largo". García Chamorro se desplazó acompañada del teniente de alcalde de Presidencia, Alfredo Ortega, hasta Sevilla para transmitir personalmente a la familia de Miguel García las condolencias en nombre de la Corporación municipal.

También la directora de la empresa Bodega Ron Montero, Andrea Martín, tan pronto aterrizó en Málaga procedente de Nicaragua, a la una del mediodía, se desplazó por carretera al hospital sevillano, donde se reunió con las familias. Esta última adelantó que ya tienen indicios sobre las causas del siniestro, aunque no pueden hacerlas públicas hasta que no se cierre la investigación.

El difunto iba a cumplir 46 años en septiembre, y era el más afectado de las tres víctimas de este accidente, ya que presentaba quemaduras en el 99% de su cuerpo y graves lesiones internas como consecuencia de la onda expansiva, por lo que fue ingresado en estado crítico en la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

En este área también permanecen ingresados los otros dos trabajadores de la empresa: el administrativo Miguel Lorenzo, de 29 años, con quemaduras en el 60% y el hermano de la víctima mortal, Manuel, de 41 años, que fue trasladado el jueves desde el Hospital de Traumatología de Granada a Sevilla con heridas que afectan al 45% de su cuerpo.

En las redes sociales se sucedieron los mensajes de ánimo a los familiares del fallecido y de solidaridad con la empresa y, en especial, para Andrea Martín, la directora de la firma. Asimismo, la Cámara de Comercio de Motril mostró sus condolencias y se unió al dolor de la familia de la víctima mortal y a las de los otros dos heridos, mostrándoles públicamente su apoyo.

También la Asociación de Chiringuitos de la Costa Tropical, tras conocer la noticia, presentó sus condolencias a su familia, a la empresa y a su directora en estos momentos tan duros: "Deseamos la pronta recuperación de los heridos en este suceso y la normalización del funcionamiento de esta emblemática fábrica, de gran prestigio en la ciudad", indicó la agrupación presidida por Francisco Trujillo.

Asimismo, las primeras palabras de Gerardo Cuerva en la reelección de su presidencia al frente de la Confederación Granadina de Empresarios fueron para mostrar su solidaridad con las familias de los fallecidos y en apoyo la empresa Ron Montero. Andrea Martín Targa ocupa el puesto de nueva secretaria de este colectivo.

Los sindicatos también dieron ayer muestras de apoyo a la familia del fallecido. UGT y CCOO, que se concentraron a mediodía y guardaron un minuto de silencio, anunciaron que denunciarán el accidente laboral si se demuestra la falta de medidas de seguridad. Por su parte, desde CGT aseguraron ayer que sí que había falta de medidas de prevención al considerar "evidente" que han fallado el protocolo de actuación y las medidas pasivas de protección como ventilación, detectores de gas o material eléctrico para atmósferas explosivas.