Nadie da duros a cuatro pesetas
Los mayores se han convertido en uno de los colectivos más vulnerables para los timadores · El Cuerpo Nacional de Policía imparte conferencias en los centros sociales para alertarlos de esta realidad
La víctima es abordada por una persona que aparenta ser disminuido psíquico, que enseña una bolsa llena de billetes. El timador no da ninguna importancia a lo que lleva, diciendo a la víctima que en la bolsa lleva estampitas. Es en ese momento cuando otro timador que se hace pasar por un ciudadano más, se acerca y convence a la víctima para que le compre la bolsa al primer timador y hasta le acompaña al banco para que no le pase nada. Cuando la víctima abre la bolsa comprueba que no contiene billetes sino recortes de papel. Es el modus operandi del timo de la estampita, que genialmente pusieron en escena Tony Leblanc y Antonio Ozores, dirigidos por Pedro Lazaga en 1959. Pues bien, 51 años después, todavía siguen cayendo muchas personas en las manos de lo ajeno. De hecho, según la Policía, ha habido un rebrote de otro de los clásicos, el tocomocho.
Muchas de las víctimas de estos desalmados son personas mayores y, según el subinspector Antonio Correa, que imparte conferencias a este colectivo en distintos centros de Motril, tan sólo hay una manera de prevenirse: "Recordar que nadie da duros a cuatro pesetas", ya que la mayoría de los timos tienen como denominador común la inocencia de la víctima y, en muchos casos, la codicia.
Las charlas, que han comenzado esta semana en los centros Altamar, Las Angustias, La Zafra y Andalucía, tendrán su continuidad el próximo lunes en el Aula Social de Mayores de Puntalón y en el Centro de Día de Mayores Rompeolas.
Según la Policía, en España, debido al envejecimiento de la población, el colectivo de mayores suma ya más de 7 millones de personas mayores de 65 años y, "aunque no es el colectivo que más delitos sufre, sí es el más vulnerable y susceptible en este tipo de engaños, debido a las limitaciones propias de la edad, de ahí la importancia de adoptar una serie de medidas de precaución en sus actividades cotidianas".
En la actualidad, conviven los clásicos con otros mucho más sofisticados. Al del instalador de gas, la silicona o los trileros de toda vida, se han unido otros como el del duplicado de tarjetas, que supuso un escándalo por haber sido utilizado en un peaje en la A-7. Actuaban con dos compinches que, en la cabina de peaje, duplicaban las tarjetas de crédito con un lector de bandas magnéticas portátil, de pequeñas dimensiones.
Otro de los más utilizados en la actualidad es el del lazo, que introduce una película de vídeo en la ranura del cajero y secuestra la tarjeta mientras que varios individuos distraen a la víctima y hasta una de ellas le presta su móvil para ofrecerle ayuda. Al otro lado hay otro timador que se hace pasar por personal del banco. Se le pide que marque en el teléfono la clave de la tarjeta y, cuando el sujeto se marcha desesperado, se hacen con el dinero.
Una de las quejas de los mayores era la de que les molestan, sobre todo a mediodía al teléfono. Precisamente, en Motril hay una ola de llamadas para pedir dinero para la Asociación Contra el Cáncer que, según se alerta, son fraudulentas.
El subinspector también les alertó de los timos relacionados con los 906 y de que jamás den su número de cuenta por teléfono o internet. Les advirtió también de que no acepten regalos, ni invitaciones a galas en las que van a recibir 2.000 euros de premio.
En la charla, se dieron recomendaciones específicas para el colectivo de mayores, como acudir a Cáritas o Servicios Sociales del Ayuntamiento, a la hora de pedir asistenta para el hogar, ir acompañado de otra persona cuando se vaya a cobrar la pensión al banco, pero también se habló de otras precauciones para todos, como caminar siempre por la parte interior de la acera y colocar el bolso en el lado de la pared, evitar sacar dinero en cajeros situados en la calle o proteger la cartera cuando haya grandes aglomeraciones de gente, que tienen más que ver con el sentido común que otra cosa.
José García Fuentes, delegado de Economía, Interior y Personal del Ayuntamiento de Motril, dijo que con estas charlas se pretende, "fomentar la seguridad objetiva y subjetiva de las personas mayores, es decir, el sentimiento de sentirse seguros, que muchas veces no suele corresponderse con la realidad delictiva existente". Los asistentes, efectivamente, no se mostraron seguros ni en sus casas ni en la calle y se quejaron del actual sistema judicial. Según uno de los mayores asistentes, "un caco que me robó salió de la comisaría antes que yo".
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