Granada

Natalio Rivas y el jamón de Trevélez

  • Se cuentan por decenas de miles las recomendaciones atendidas por Don Natalio. Los favores se pagaban con jamones. Colocó a muchos, pero no pudo hacer en Pitres un puerto de marAcaba de cumplirse el cincuentenario de la muerte de quien ha sido definido como el mejor político alpujarreño de la historia

SE acaba de cumplir el cincuenta aniversario de la muerte de Natalio Rivas. En un curioso libro, del que es autor el catedrático González Blasco, se dice de él que fue el mejor político alpujarreño de todos los tiempos. Tampoco sé cuántos importantes políticos ha dado la Alpujarra aunque es tierra de gente muy lista y abundan los nombres de figuras prestigiosas.

Alberto Aguilera, que también era de Albuñol, fue ministro y alcalde de Madrid; Miguel Roda, de Turón, llegó a ministro; Emilio Bueso era de Ugíjar y fue senador; García Moreno, natural de Órgiva, fue diputado a Cortes; y Ramón Pérez, que nació en Mecina Fondales, fue el confesor de Alfonso XIII y luego Obispo de Cádiz. No parecen muy torpes los alpujarreños; lo que no sé es si se debe al agua, al vino o al jamón; o a las tres cosas.

Sabemos que el nombre del político liberal Natalio Rivas va unido a la palabra caciquismo. Su paralelo en Sevilla era Perico Rodríguez de la Borbolla. En una España deprimida, llena de caciques y de analfabetos era fácil cambiar el voto por favores; y los favores sólo podía hacerlos el que tenía poder; como quiera que el poder lo daba el voto, el círculo se cerraba perfectamente viciado.

¡Colócanos a 'toos'!

Si quieres conseguir algo pídeselo a Don Natalio. Se hizo popular la frase aquella de ¡Don Natalio, colócanos a 'toos'! Es verdad que no pudo hacer en Pitres un puerto de mar como querían los vecinos, pero hizo tantos favores que pudo confeccionar trece Libros de Favores y Recomendaciones en donde se recogen, con algunos pelos y señales, los que le pidieron, anotando el nombre del enchufado, el del que lo recomendaba, lo que pedía y hasta cómo terminaba el asunto. Allí están desde el que quiere ser ordenanza al que aspira a catedrático. Y le piden favores desde el más humilde vecino de Albuñol al propio rey Alfonso XIII, pasando por ministros, presidentes de gobierno, directores de periódicos… Su secretario particular Joaquín Sanz llegó a contabilizar más de cien mil.

No sé si hoy se están recogiendo en libros los enchufes actuales, pero me gustaría saber quién es el autor. Con el tiempo lo sabremos aunque ya estaremos en el otro mundo, pero mientras, los enchufados habrán quedado perfectamente colocados.

En los Libros de favores de Don Natalio aparecen nombres de familias cuyos apellidos son hoy muy reconocibles y que yo no quiero reproducir, de momento, porque no tengo ganas de que me maldigan los nietos. Y porque se quemaron muchas cartas comprometidas cuando la estúpida guerra civil. Claro que el culpable no es el que pedía el enchufe, sino el que lo concedía injustamente si con ello se perjudicaba a terceros. Allí están todos los recomendados por orden alfabético y entre los años 1917 al 22.

Don Natalio era muy hábil a la hora de lo de las recomendaciones, porque en la mayoría de los casos pagaba el favor con unos exquisitos jamones de Trevélez de irresistible calidad. Jamones que tal vez recibiera él unas horas antes.

La conclusión que obtenemos de la práctica caciquil del bueno de Don Natalio es que el mayor poder político, social y económico de aquella España tenía su origen en el buen jamón de nuestra Alpujarra. Y como quiera que el jamón procede del cerdo, es fácil deducir que el poder y el enchufismo es cosa de marranos de los que con frecuencia salen los chorizos.

Don Natalio murió en 1958, aunque ya apareció en la prensa como "asesinado por las hordas marxistas" en 1936; así lo recogió Ideal y La Publicidad. Favor que le hicieron, porque pudo recibir en vida todos esos elogios que se le dedican a los muertos. Murió pobre en patrimonio pero millonario en amigos y todavía queda una calle con su nombre al final de la Gran Vía, detrás del Padre Suárez.

Estoy pensando que no estaría mal que a la hora de las elecciones, cada candidato de los cien partidos que se presentan regalara un jamón al votante, pero de Trevélez. ¿Qué te parece?

¡Ay, Don Natalio! Si no te hubieras muerto estaríamos colocaos 'toos'.

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