Una Navidad de juguetes rotos
El temporal del día de Navidad afectó a varios comercios motrileños a pocos días de la campaña de Reyes El agua ha arruinado la mercancía
Al conocido juguetero de la Costa Manuel Hernández, con cuatro décadas a sus espaldas ofreciendo ilusión a los niños de varias generaciones de Motril, no se le olvidará fácilmente el día de Navidad de 2013. El festivo día 25 un "sexto sentido" le hizo a este comerciante acercarse a las nueve de la mañana a su tienda de juguetes de la calle Marqués de Vistabella para comprobar los efectos del temporal. "Yo, cada vez que llueve, me echo a temblar", reconoce. Y sus peores miedos se confirmaron: La fatalidad quiso que en esta fecha tan señalada, mientras los más pequeños desenvolvían los regalos con los que Papa Noel había premiado a los que se habían portado bien, él retiraba los que el agua había deteriorado para retirarlos de la venta y trasladarlos al almacén.
Cuando abrió la puerta, la desilusión fue mayúscula al comprobar que el agua se había filtrado por una pared y que había cajas flotando en un charco. En este local de 400 metros los daños también llegaron a la planta superior, en la que la escayola había cedido y había provocado un agujero. "Pegué la oreja a la pared y se oía un auténtica cascada, que correspondía a la cantidad de agua que caía por el muro contiguo", dijo.
Mientras millones de familias se reunían en torno a la mesa para degustar lo que sobró de la copiosa cena de Nochebuena, a él y a su familia les tocó arremangarse para achicar el agua de su establecimiento comercial. Estuvieron allí hasta la madrugada, pero era la única oportunidad que tenían para poder abrir sus puertas en la campaña más importante para su negocio. "Estuvimos limpiando unas 14 horas", reconoció. Hernández avisó a sus dos hijos para que le echaran una mano: "Uno de ellos tuvo que venir desde Berja, que es donde se encontraba en ese momento", añadió. En un incesante ir y venir, contó hasta 80 cubos de agua. Fregaron el suelo, retiraron el material inservible y adecentaron la tienda.
Para un juguetero estas fechas son los días más importantes en ventas del año. En plena campaña navideña, son muchos los clientes que pasan por su juguetería para preguntar por todo tipo de artículos con la confianza de que en este local hay de todo: desde juguetes para coleccionista que se fabricaban hace 30 o 40 años a lo último en el sector. Hasta que lleguen los representantes del seguro, toca atender a todo el mundo como si no hubiera pasado nada: "¿Tiene un tambor como para un niño de 4 años?", "¿una muñeca Barriguitas?", "¿un juego de quimicena con el que un adolescente pueda practicar con minerales?" … A lo que él respondía con una sonrisa, aunque en su interior estaba disgustado: "Son edificios muy antiguos por los que no circula el agua bien y pasa lo que pasa".
El de Hernández no ha sido el único negocio que se ha visto perjudicado por los efectos del temporal. En una tienda de ropa cercana a este establecimiento, su dueña, que prefiere mantener el anonimato, no podía disimular su nerviosismo: "Me va a dar algo", comentaba, mientras recordaba que esa misma mañana, cuando levantó la persiana, comprobó que "un reguero inundaba el piso". En su local el agua había buscado salida por donde había podido, en este caso por la taza del WC, había reventado el desagüe y calado el suelo, deteriorando todo. En el almacén había empapado cajas de ropa de temporada e incluso avances de primavera.
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