Necesitan clases de amor y sexo
Un estudio realizado entre más de 600 adolescentes granadinos revela que la falta de formación afectiva refuerza los estereotipos hegemónicos de masculinidad tradicional
Los adolescentes necesitan clases de amor y sexo para tener unas relaciones más satisfactorias y saludables. Ésta es la conclusión que se extrae de un estudio realizado por el educador sexual y de género Franches Belenguer y la profesora de Secundaria Isabel de Haro sobre las vinculaciones afectivas y emocionales en los adolescentes.
Con más de 600 estudiantes de entre 14 y 17 años entrevistados en una veintena de institutos de Granada, el informe proporciona algunas de las claves que mueven a los chicos y a las chicas a la atracción, al deseo, lo que buscan y esperan cuando inician una relación y las estrategias que usan. "Sólo un 20% de los jóvenes establecen unas relaciones igualitarias y satisfactorias para ambos sexos y cuestionan los rígidos mandatos de género", concluye Belenguer.
El mayor número de relaciones se da entre los 15 y los 16 años, concretamente en un 65% de los casos, según el estudio, aunque sus duraciones son distintas a las de otras generaciones, "más cortas y frecuentes", y el significado que se le da al amor, las relaciones y los compromisos son diferentes para ambos sexos.
"Los chicos suelen vincularse con chicas de menor edad (de entre 1 y 3 años) -revela el informe-, al ser mayores y con más experiencias de rollos saben lo que buscan, lo que les facilita su juego y no asumir excesivas relaciones de compromiso inicialmente". Belenguer asegura que "los chicos tratan de ir seguros de no ser rechazados en sus peticiones, lo que genera conductas poco solidarias con las chicas y no las valoran ni respetan como iguales". Y cuando se les cuestiona los estereotipos de género tradicionales "se sienten confundidos, perdidos y algunos beligerantes ante la pérdida de los privilegios ancestrales de los que siempre se han beneficiado a costa de las mujeres".
Los chicos son capaces de amar, pero siguen ocultando su afectividad porque implica necesitar a la otra persona y no aceptan fácilmente ser débiles. "Para sentirse queridos demandan de las chicas: aceptación, entendimiento, apoyo, libertad, que acepten y compartan las prácticas sexuales y no tonteen con otros chicos", detalla el informe.
"Las chicas con más maduras, tienen más habilidades y capacidades de empatía y observación", añade. Pero "aún se les transmite que "quien consigue tener pareja está más realizada que las demás".
Realmente, ¿saben los chicos qué es lo que sienten cuando mantienen una relación afectiva o sexual? En opinión de Belenguer no, "la mayoría no tiene ni idea", de ahí que haya elaborado un proyecto global de intervención junto a la profesora Haro para prevenir la violencia de género a través de las vivencias emocionales, que está siendo estudiado por multitud de centros educativos y consistorios de la provincia, entre ellos el de Armilla. "Trabajar las vivencias emocionales prepararía a los jóvenes para la no dependencia, la no subordinación o el dominio, para la reflexión y para aprender a canalizar y expresar las emociones", explica Belenguer.
Los adolescentes no son conscientes de la influencia que ejercen los agentes socializadores en sus relaciones afectivas y sexuales. El estudio apunta que en los varones la influencia de los padres es del 19%, mientras que en las chicas la opinión de la madre cala en el 43% y la del padre sólo el 13%. El profesorado apenas influye en un 8% de ellos y un 11% de ellas. En cambio, los medios de comunicación dominan al 88% de los chicos y al 97% de las chicas. Internet y las redes sociales tiene gran influencia en el 74% de ellos y el 79% de ellas, siendo para los chicos un buen instrumento para plantear "cuestiones más calientes" que en directo no se atreven. Aunque el agente socializador más influyente de la adolescencia es el grupo de iguales, con un 81% en ellos y un 82% en ellas.
Las relaciones afectivas y sexuales que experimentan los adolescentes apenas han cambiado y continúan potenciando expresiones emocionales diferenciadas. "Siguen siendo discriminatorias", explica Belenguer, que ha constatado que un número significativo continúa reproduciendo los estereotipos sexistas bajo una apariencia de igualdad. En estas edades hay un 5% de chicas y un 15% de chicos que no considera que los insultos, empujones, bofetadas, controlar SMS o imponer situaciones sean motivo suficiente para la ruptura de una relación. "El uso consumista que se hace de la sexualidad, la violencia sexual, la práctica de la masturbación, el número de relaciones, el consumo y el abuso de la pornografía, son aspectos que aún mantienen grandes diferencias entre chicos y chicas", concluye.
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