Política

'Noche electoral'

  • Crónica del momento de fumar la pipa de la paz en la sede del PP granadino, con la "suegra ausente" en el pensamiento de todos

El abrazo entre el presidente de los populares, Francisco Rodríguez, y Juan García Montero en el momento del anuncio oficial

El abrazo entre el presidente de los populares, Francisco Rodríguez, y Juan García Montero en el momento del anuncio oficial / José Velasco / Photographerssports

Once de la mañana y los periodistas gráficos estaban citados en la sede del Partido Popular para hacer unos 'disparos' de la reunión que mantenían el presidente de los populares granadinos, Francisco Rodríguez, y su equipo con los dirigentes de Centrados en Granada, con Juan García Montero como cabeza más visible.

Los nervios se palpaban en el 53 de la calle Andrés Segovia, aunque estaba todo el pescao vendido desde que se convocara la rueda de prensa en la tarde-noche del martes. Entradas y salidas, papeles de ida y vuelta y recolección de bolis para que los asistentes de la formación escindida rellenaran el formulario de afiliación para la vuelta a casa.

Al cuarto de hora, la puerta de la sala Manuel Fraga Iribarne se abrió como si de una puerta de toriles se tratara. Tiempo para la fotografía y la imagen y primera escenificación del abrazo de la pipa de la paz entre Montero y el PP.

Unos minutos más tarde, por medidas Covid, pero realmente para que no se quedara nadie fuera de la reconciliación, todos a la calle, delante de la fachada de la sede de los populares y, como un equipo de fútbol –sin nadie agachado–, retrato de familia y palabras para los medios.

Pareció una comparecencia en una noche de elecciones. De entrada: "Es uno de los días más importantes de los últimos años para el Partido Popular de Granada". Francisco Rodríguez recordó que uno de sus grandes retos al coger la presidencia era "coser" el partido.

Y pespuntes dados: García Montero (exconcejal del PP) y sus acompañantes de aventura dan el paso atrás tras la ruptura con Sebastián Pérez, por entonces el capo de los azules, y tras 'birlarle' 3.000 votos a los populares en las elecciones municipales de la capital, que acabaron con la pérdida del trono de la Plaza del Carmen en favor de Ciudadanos, el más listo en el juego del dominó.

Montero se mostró muy conciliador en todo momento, quiso pasar página –y rencillas– y aseguró que no existe ninguna condición para el regreso a "nuestra familia de mucho tiempo", para argüir que "es una integración muy sencilla y muy honesta, no se ha pactado nada, ninguna contraprestación, simplemente nuestro deseo es volver a formar parte del Partido Popular y de que se nos abran las puertas sin más".

Y las puertas de par en par... y vítores entre los que posaron para el segundo abrazo de la mañana. En el camino, hasta la posibilidad de tomar café ("con el corazón abierto") con el que una compañera de los medios de comunicación ayer denominó la suegra ausente [entre una carcajada generalizada].

Un mea culpa entonado por Montero y un "estoy convencido de que cualquiera, cualquiera, incluso la suegra puede recomponer las cosas y entiendo que igual que hoy se nos ha abierto la puerta, la puerta está abierta para todos en cualquier momento".

En fin, que para evitar líos, y ser acusados de lenguaje sexista, se dejó lo de la suegra en suegro con una larga cambiada. La puerta grande se llama recuperar el sillón de la Plaza del Carmen. Entonces será una noche electoral. Toca torear.

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