Oposiciones: alto secreto
Queda menos de un mes para que los estudiantes conozcan a través del Boletín Oficial del Estado las fechas de las convocatorias de 2010, entre otras, las del cuerpo administrativo de la Universidad granadina
Libros, apuntes salpicados de colores fosforitos y palabras subrayadas, carpetas clasificadas por orden temático, alfabético y numérico, un flexo, una botella de agua o en su variante una bebida energética, y un reloj que marque los terribles comienzos pero también los ansiados descansos, es todo lo que un opositor necesita para sobrevivir al intensivo estudio al que se enfrenta -eso, y paciencia-.
Más de ocho horas diarias durante uno o dos años, es el tiempo que dedican a prepararse el temario (del que puede entrar cualquier cosa) los que sueñan con ser funcionarios.
Vacaciones pagadas durante un mes, jornadas de trabajo más que asequibles, un sueldo que se ha estado incrementando cada trienio y sobre todo, un puesto laboral indefinido, son razones de peso que justifican que más de 3.000 personas se presentaran a la última convocatoria para Auxiliar Administrativo de la Universidad de Granada. Sólo 60 tuvieron entonces la dicha de ser admitidas, elevándose la nota de corte a más de un 8. Sin embargo, aunque ya eran escasas, este año el número de plazas se ha reducido a la mitad.
Alba Rodríguez, una de las aspirantes, licenciada en Turismo recientemente, no tiene claro que pueda ser una de las afortunadas en las que se celebran este año. Esta opinión la comparten muchos de sus compañeros, y por esto, han decidido como ella, complementar su formación con entrenadores personales o acudiendo a academias especializadas, donde un buen nivel de aprobado ejerce como sello de garantía.
La alta competitividad que se genera entre quienes se presentan, hace que no quieran desvelar ni los más mínimos detalles sobre cómo realizan su estudio. No dar pistas a los que luchan por lo mismo que ellos, y ser sanamente egoísta, es una regla que no deben olvidar los futuros examinados, ya que la victoria del otro supone, casi automaticamente su derrota.
"Nadie quiere contar cómo estudia, ni quién es su preparador. Tampoco pedimos ni dejamos apuntes. En unas oposiciones no se ayuda al otro, son tus rivales", explica Mónica Benzal, diplomada en Magisterio que concursa para docente de Infantil y prefiere no tener que esperar a las dilatadas listas de los colegios privados. "Quienes hemos estudiado esta carrera tenemos pocas posibilidades de colocarnos. Por eso, invertimos tiempo y dinero en estudiarnos bien las oposiciones, aunque nos salgan caras", resopla con gesto angustiado.
Pero para algunos, este proceso angustioso, que los ha tenido aparte de la sociedad y que ha acabado por desgastarlos anímica y físicamente, según confiesan, tendrá un final próspero y fructífero.
Sólo queda un mes para que en el Boletín Oficial del Estado se comunique las fechas de los exámenes, y con ello concluya la tensión última de permanecer a la espera.
A ésta le sigue ponerse en marcha y dar el último empujón. Pero, para ello es necesario que los opositores a funcionarios o empleados públicos, dejen de pensar en la tregua que no se dieron en este tiempo, en las horas de sueño que obviaron. Que se dejen de preguntar cómo habrían sido esas vacaciones canceladas, y estén más concentrados que nunca, pensando en las que como funcionarios si aprobasen, les tocarían por ley cada año.
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