Ayer y hoy

Paños Ramos abre sucursal en Granada

  • No es una inocentada; la maqueta de fábrica textil expuesta en el escaparate provocó un altercado de orden público en la Plaza del Carmen

  • Curioso Concurso Paños Ramos en Sierra Nevada

Primeros anuncios de Paños Ramos en Granada (1931)

Primeros anuncios de Paños Ramos en Granada (1931) / J. L. D.

Corría el año republicano de 1931. Resultaba curioso y alentador que de las tres únicas sucursales que había en España, la tercera viniera precisamente a Granada. ¡Dios se lo pague! Por la faltica que hacían algunos puestos de trabajo y la posibilidad que se ofrecía a los granadinos de comprar retales a buen precio.

Los fabricantes de paños de lana más importantes de España vinieron a Granada ofreciendo venta directa al consumidor y, al reducir los intermediarios, sus precios serían muy competitivos. Así rezaban los anuncios de prensa de este nuevo establecimiento que sorprendió a los granadinos a su llegada en 1931. Paños Ramos, la conocida empresa catalana con sede en Sabadell, fundada a finales del siglo XIX y que ya tenía sucursales nada menos que en Barcelona y en Madrid, vino de la mano del gerente Eugenio Izquierdo Ramos para instalarse en pleno centro de Granada, en la Plaza del Carmen, nº 27, esquina a calle Navas, locales en los que hoy se ubican las dependencias de la ONCE.

Primeros anuncios de Paños Ramos en Granada (1931) Primeros anuncios de Paños Ramos en Granada (1931)

Primeros anuncios de Paños Ramos en Granada (1931) / J. L. D.

Para su apertura el señor Izquierdo Ramos montó en uno de sus enormes escaparates una minifábrica muy curiosa que quería reproducir a escala la fábrica madre de Sabadell. La espectacular maqueta representaba una fabriquita en pleno funcionamiento accionada con electricidad; era una nave fabril con sus maquinarias, sus poleas, sus carretillas con conductores, telares y numerosos detalles que reproducían fielmente una verdadera fábrica textil. El público expectante y asombrado se agolpaba de manera tal que llegó a interrumpir el paso hacia el Escudo del Carmen, provocando atascos y discusiones que pudieron acabar en altercados de orden público. Jamás se había visto en Granada semejante aglomeración ante una tienda.

Si llamativo era el espectacular escaparate, el local en su interior ofrecía un elegante y lujoso aspecto, magníficamente decorado por el interiorista y joven dibujante Isidro Padró Vilanova que intentó reproducir en Granada lo que ya había hecho en Paños Ramos de Barcelona. La prensa recogía la noticia de la inauguración presumiendo de que, al visitar este local tan moderno, parecía que nos encontrábamos en otra importante ciudad española. Era Paños Ramos la tienda que más se anunciaba por ofrecer precios muy competitivos.

Retales todos los viernes Retales todos los viernes

Retales todos los viernes / J. L. D.

Pero además puso de moda y con gran éxito sus Retales de los Viernes. Ofrecía piezas a muy buen precio ese día, asegurando que eran restos de las vendidas durante la semana. Naturalmente no todo era cierto, pero el público esperaba lógicamente al viernes para hacer cola y comprar lo que allí se anunciaba como retales baratos; desde pantaloncitos de niño hasta trajes completos y desde restos de piezas hasta cortes de trajes.

Llegado el invierno, Paños Ramos siguió sorprendiendo a los granadinos con un curioso atractivo publicitario: el Concurso Paños Ramos repartía 100 premios consistentes en trajes, abrigos y pantalones a los esquiadores y excursionistas que encontraran unos vales escondidos en la Sierra, en la Hoya de la Mora, en los Peñones de San Francisco y en el Dornajo, advirtiendo que si la nieve lo impedía, los vales serían escondidos en otro lugares previamente indicados; eso sí, se aclaraba que serían escondites fáciles. Sufrió el establecimiento una importante modernización en los años 70, acabó luego trasladándose a la calle Recogidas, 35, para ser hoy ya una empresa extinguida.

Concurso Paños Ramos Concurso Paños Ramos

Concurso Paños Ramos / J. L. D.

Como tantas y tantas tiendas cerraron en Granada. Lo peor es que los cierres continúan. Pero como los granadinos tenemos la Alhambra, estamos salvados. No importa que escaseen los trenes, clausuren las aulas o cierren las tabernas. Nos basta con plantar marihuana y disfrutar con los goles del Granada; y si encima el virus nos deja sin trabajo, ahí están las Oficinas de Empleo para hacer cola a destajo.

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