Granada

Plaza de los Lobos ¿qué lobos?

  • Manadas de lobos causaban verdaderas matanzas de ganado Fueron muchas las quejas de cristianos y moriscos ganaderos Una placa recuerda el Combate del Callao de 1866

En las Ordenanzas municipales de 1552 se recoge una orden de los primeros años del siglo XVI titulada Lo que han de pagar por los lobos. Y sabemos por numerosos documentos que a principios del siglo XVI, en aquella Granada recién conquistada, por cada pellejo de lobo que se presentase a la autoridad el vecino recibía tres reales de premio. Y si lo que se mataba era una camada entera la recompensa ascendía a cien maravedíes, siempre que se aportaran las pruebas.

Al parecer la causa de la enorme existencia de verdaderas plagas de lobos en Granada en el siglo XVI se debió a la despoblación que sufrieron nuestros campos tras la expulsión de los moriscos y la existencia sin embargo de una elevada población de ganaderos. Bajaban de las sierras manadas de lobos hasta la ciudad causando verdaderas matanzas de ganado en los campos y las huertas cercanas; atacaban a las reses y hubo casos de ataques a los mismos granadinos. Los lobos acabaron siendo una pesadilla y eran muchas las quejas de cristianos y moriscos campesinos y ganaderos alarmados y arruinados. Hubo que distraer enormes cantidades de dinero público para premiar a los que presentaban pellejos de lobos tras pregonar duras campañas contra estas fieras hambrientas, sobre todo en los crudos inviernos granadinos que cubrían de nieve nuestros alrededores.

Los documentos municipales recogen los testimonios de un año especialmente aciago. En 1584 el Ayuntamiento de Granada tuvo que pagar 61.200 maravedíes para recompensar la muerte de 204 lobos en una batida, a razón de 300 maravedíes por cabeza. La amenaza de estas alimañas en Granada continuó en el siglo XVII, llegándose a contabilizar una media de 40 lobos muertos cada año, según leemos en los legajos conservados en el Archivo Municipal de nuestra ciudad.

Uno de los testimonios más conocidos referido a la Plaza de los Lobos y que abunda en la pesadilla que estos animales representaban es el que se recoge en los Anales de Henríquez de Jorquera. El cronista granadino del siglo XVII dedica el capítulo VI de sus Anales a las Plazas de Granada; cita la Plaza de Bibarrambla, la Plaza Nueva, la Plaza Larga y la de Bibalbonut, ambas en el Albaicín, la Plaza del Realejo Alto, la del Campo del Príncipe y la de los Lobos, además de otras de menor importancia.

De ella dice que fue edificada en la parte occidental de la ciudad, en el barrio de la Duquesa (María Manrique, la duquesa de Sessa, esposa que fuera del Gran Capitán), barrio nacido tras derribar la puerta Bib-al-Mazda de la muralla y al calor de la construcción del Monasterio de San Jerónimo y el cercano Hospital de San Juan de Dios. Plaza "edificada en la población moderna… no muy grande…capaz para fiestas…en ella se an jugado cañas", dice Jorquera. Y siguiendo al cronista leemos: "llamanla de los lobos porque en una casa de ella, habitación de un gran señor de ganado, … ay muchas cabezas de lobos clavadas, de las que matan sus ganaderos…". Era allí a donde se llevaban las pruebas de los lobos cazados.

Quedan en la plaza el Oratorio de la Misericordia y el Convento de la Piedad. Y si nos fijamos un poco veremos la mugrienta placa que recuerda el Combate del Callao del 2 de mayo de 1866 que enfrentó a la Armada española de Casto Méndez Núñez contra los sudamericanos en las costas del Pacífico peruano. Murieron allí dos guardiamarinas granadinos llamados Ramón Rull y Enrique Godínez; nombres que llevó la Plaza de los Lobos durante algún tiempo. Fue entonces cuando parece que Méndez Núñez pronunció en 1865 lo de "más vale honra sin buques que buques sin honra", según reza la placa de un monumento en Vigo, su ciudad natal. Empecemos el año con la esperanza de que haya menos batallas, más honra y menos lobos.

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