Podemos: entre el convencimiento y el discurso del miedo

En la trastienda

El acto central del partido de Pablo Iglesias en Granada reúne a 3.000 adeptos y curiosos en la explanada del Palacio de Congresos.

V. Gomariz Belda Granada

09 de marzo 2015 - 01:00

El sol apretó como lo hizo el poblado graderío improvisado de la escalinata del Palacio de Congresos. Podemos llegaba con su número dos a la capital y había ganas de escuchar el discurso en vivo y en directo. Alrededor de 3.000 almas se congregaron en el entorno del paseo del Violón. De todas ellas, hubo quienes invirtieron parte de la jornada dominical en acercarse a los planteamientos que ofrece la formación liderada por Pablo Iglesias. Mientras que una gran mayoría entregada aplaudía y gritaba "¡Sí se puede!" una silenciosa minoría sólo prestaba sus oídos al aguerrido mensaje lanzado por Errejón, Rodríguez y compañía.

Un comportamiento común en la presente campaña, la primera en la que formaciones de reciente creación están aprovechando el tirón que tuvieron en las europeas del pasado año para afianzar sus posiciones ideológicas. Ya ocurrió el sábado con Ciudadanos, cuestión que volvió a repetirse ayer a pie de calle. Además de los entregados a la causa 'podemista', durante unos minutos decidieron escuchar las arengas paseantes que se encontraron con el mitin por casualidad. Como Antonio, de 73 años, que con su perro aprovechaba el buen tiempo para dar una vuelta. "Estamos hartos de verlos en la tele, tenía ganas de verlos en carne y hueso. Eso sí, que no esperen mi voto. Al menos por ahora".

Uno de los principales retos que tienen lo líderes de Podemos en esta campaña del 22-M es conseguir el respaldo de aquellos que en el pasado optaron por otras opciones políticas. Tal es así, que el número uno por Granada al Parlamento andaluz, José Luis Serrano, pidió el apoyo de todos los asistentes: "El cambio empieza en Andalucía, queremos que los dudosos os vayáis de aquí dando vuestro voto".

Los seguidores del círculo son tan conscientes de lo que se juegan en menos de dos semanas, que en cada acto público van a echar el resto. La presencia del secretario general en la capital, Alberto Matarán, con 38 de fiebre es un ejemplo. Hay que ganar en visibilidad y no se pueden desaprovechar oportunidades así. Ni las altas temperaturas del ambiente fueron un escollo para que Matarán actuase como maestro de ceremonias. "Las urnas van a reflejar la ilusión del pueblo andaluz", dijo.

Y entre tanto, el miedo. Ese compañero de viaje que ha abierto la brecha entre los clásicos y 'podemistas'. Sea como sea, el éxito o el fracaso de esta estrategia impulsada por unos y otros -según el ojo con el que se mire- tendrá su reflejo en las urnas. Serrano pretendió tranquilizar al personal. "El miedo ha cambiado de bando", apuntó.

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