Celebramos dos coincidentes aniversarios: el año de la muerte de Pradilla (1921) y el año de la construcción del magnífico retablo mayor de la Capilla Real (1521) en el que intervinieron los mejores pintores y escultores de la época (Berruguete, Siloe, J. Florentino, Bigarny…).

Para los pintores de tema histórico era imprescindible acudir a las fuentes sean directas o indirectas. Y eso fue lo que hizo Francisco Pradilla cuando el Senado le encargó una de sus más importante obras: La rendición de Granada o la entrega de las llaves por parte de Boabdil a los Reyes Católicos. En su visita a Granada (1881), Pradilla acudió lógicamente a la Capilla Real y pudo contemplar en directo la escena que unos cuatro siglos antes había esculpido Felipe Bigarny en el sotabanco del retablo mayor. Preciosa obra en madera policromada correspondiente a ese periodo último del gótico y primer renacimiento.

Retrato de Pradilla con el rótulo de su calle en Granada. jpg

El retablo de Bigarny y colaboradores está dedicado, como toda la Capilla Real, a los santos Juanes (Bautista y Evangelista; sabemos de la profunda devoción de los Reyes Católicos a estos santos) que aparecen en el casetón central rodeado por cuadros de la vida de Cristo con la típica escena de la crucifixión (Calvario) y la Trinidad coronando el conjunto.

Pero en el sotabanco, o parte inferior del retablo, se recogen curiosas escenas coetáneas de los propios acontecimientos que habían ocurrido en Granada unos años antes y que eran de capital importancia por estar ambos relacionados, uno con la fe católica (el bautismo de los moriscos) y el otro con la unidad de España al caer el último reino musulmán y la entrega de las llaves del reino por parte de Boabdil a los Reyes Católicos, lo que suponía la rendición de Granada, acontecimiento celebrado por todo el mundo cristiano. Política y religión van de la mano en la Capilla Real.

Esta escena debió mirarla con detenimiento Pradilla pues en su obra pictórica recoge perfectamente el hecho histórico, pero con ciertos matices que aquí destacamos.

Bigarny sitúa el cortejo real cristiano (los Reyes Católicos) a la izquierda del espectador y con sus figuras a caballo, son los vencedores; a la derecha aparece Boabdil y su escuálido cortejo a pie, como abandonando cabizbajos la Alhambra, descalzos y maniatados, en ademán de sumisión. En definitiva, se trata claramente de una escena protagonizada por vencedores y vencidos, lógicamente. Así lo exigía el guion en aquel momento.

Bigarny y Pradilla. El cortejo cristiano

Sin embargo Pradilla, tal vez con más perspectiva histórica o con más consideración, modifica la escena, altera el orden y hasta la estética; pone al cortejo cristiano a la derecha, figuras reales ecuestres lujosamente ataviadas; y deja para la parte izquierda del lienzo al cortejo granadino presidido por Boabdil que aparece a caballo en el mismo plano que los reyes cristianos; con este elegante gesto Pradilla parece aliviar las diferencias entre vencedores y vencidos evitando la humillación del perdedor. Nos recuerda sin duda a lo que hizo Velázquez en La rendición de Breda (1634) cuando el encuentro entre el vencido Justino de Nassau, que aquí sería Boabdil, y el vencedor, Ambrosio de Spínola, receptor de las llaves, que aquí serían los Reyes Católicos.

Pradilla y Bigarny. El cortejo granadino

Valga este modesto recuerdo de un gran pintor tan vinculado a Granada (Ver mi artículo El pintor Francisco Pradilla…en Revista Alhóndiga, nº 27. 2021). Pradilla visitó la Capilla Real que le sirvió además de inspiración para indumentarias, abalorios y armamento con el que completar su obra. Creemos que alguna de sus copias, como la que se guarda en la Lonja, obra de Gómez Moreno, debiera ser expuesta en lugar más preferente, con la esperanza de que tema histórico tan importante para Granada y para la Historia de occidente no suponga anacrónicas e innecesarias controversias.