Granada

El cantaor de flamenco granadino Juan Pinilla dedica el pregón del Corpus al exconcejal fallecido Castillo Higueras

  • La conexión entre las fiestas grandes de la ciudad y el flamenco tiene relación con el centenario del primer Concurso de Cante Jondo celebrado durante el Corpus de 1922

El cantaor de flamenco granadino Juan Pinilla dedica el pregón del Corpus al exconcejal fallecido Castillo Higueras

El cantaor de flamenco granadino Juan Pinilla dedica el pregón del Corpus al exconcejal fallecido Castillo Higueras / PS

Juan Pinilla, cantaor flamenco, ha pregonado el Corpus granadino y ha dedicado su discurso, titulado 100 años después, al concejal fallecido por una agresión callejera José Miguel Castillo Higueras, gran valedor de las tradiciones granadinas. 

Pinilla comenzó apuntando que 100 años después de ese Primer Concurso de Cante Jondo, el flamenco goza de una fama y prestigio universales. Hace un recorrido por todos los lugares de Granada en los que ha vivido y expresa lo agradecido que se siente por tener el honor de pregonar el Corpus.

Establece el contexto de la ciudad como tierra de poetas y músicos, y cuenta como fue su primer Corpus, ya que rehuía de las ferias por una cuestión muy sencilla: no había flamenco y porque si se quedaba afónico no podía cantar. Optó por la carrera universitaria de Traducción e Interpretación para poder viajar por el mundo, pero fue el flamenco lo que le permitió hacerlo, además del dominio de las lenguas.

En su etapa universitaria le surgió la posibilidad de cambiar el rumbo de su vida y ser crítico de flamenco. Cuenta que de la mano de Curro Albayzín dio sus primeros pasos en los medios de comunicación, donde caló "la manera en que combinaba el lenguaje añejo del flamenco con un estilo muy influenciado por Umbral, cuyos artículos devoraba (...) compartía página con uno de los bailaores más importantes de todos los tiempos, el maestro Mario Maya.''

Señala también que, se enamoró de Granada por cómo aparecía reflejada en la obra de sus poetas. Federico, Javier Egea, Soto de Rojas, etc., ''hacen de esta ciudad el mismo efecto mágico que el reflejo de la Torre de Comares en el estanque que la flanquea: un lugar celestial, de otra dimensión, de otro mundo, que solo vive, posiblemente, en la memoria y el corazón de sus poetas, pero que existe, ahí, en ese centro neurálgico de la belleza más sublime.''

En su pregón, repasa algunos de los hechos acontecidos en la ciudad, ''una rectora, Pilar Aranda, al frente de la Universidad por primera vez en cinco siglos de historia, la llegada del AVE, el nacimiento de la Fundación Miguel Ríos, la medalla de oro de las Bellas Artes a la Peña de la Platería y un prestigio científico y médico que se disputa la más alta consideración en Europa. No todo son rémoras del pasado, inacción, imágenes congeladas, daguerrotipos y celebraciones espurias que separan más que unen. También hay vida, también hay avaneces, a pesar de unos pocos.''

Rememora a aquellos cantaores flamencos que, debido a las necesidades que pasaban, se buscaban la vida fuera ''esperando a ver si algún señorito se dejaba caer por allí y les contrataba una fiesta privada.'' A los mismos a los que esperaban familias enteras hambrientas en casa. Proclama su deseo de prosperidad para el futuro de esta ciudad, aboga por la elegancia del debate, por la unión para sacar adelante las propuestas que ayuden a mejorar Granada y que ésta se convierta en una ciudad: habitable, respirable, limpia, culta, cohesionada, respetuosa con el medio ambiente, sus costumbres y sus gentes, abierta, como ha sido siempre su historia, y firme como la Torre de la Vela.

Termina su pregón deseando el mayor disfrute posible de todos los granadinos en este Corpus: ''Que busquen la estrella que les guíe, y les lleve a un mundo con menos odios, como cantó Enrique Morente, en esa búsqueda constante de la felicidad aristotélica a la que todo ser humano debe aspirar, en perpetua comunión consigo mismo y con los demás, que se deslicen por los mismos caminos que nunca hayan soñado (...) que al elevar la vista para contemplar la Alhambra, nunca olvidemos que esta ciudad fue y debe ser el mejor ejemplo de concordia, de fraternidad entre pueblos, que aquí nadie es forastero, aquí cabe todo el mundo, como ha ocurrido desde hace siglos, pues, la misma historia nos muestra, que han venido desde fuera muchas de las personalidades que han contribuido a hermosear Granada". 

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