Rafaela murió diez minutos después de renovar su póliza de deceso

Poco antes de la brutal agresión que acabó con su vida, la mujer acudió a la oficina de Mapfre para volver a contratar el seguro que anteriormente había anulado su ex pareja y presunto autor del crimen

La muerte de Rafaela, muy conocida en el municipio, conmocionó a Pinos Puente.
A. A. / Granada

09 de julio 2010 - 01:00

A la historia de Rafaela Rueda, la mujer que falleció a manos de su ex pareja el pasado 1 de julio en la localidad de Pinos Puente, se le añaden nuevos datos que aportan, si cabe, aun más dramatismo al suceso. El pasado 1 de julio, poco después de las doce y media del mediodía, en una de las jornadas más calurosas desde que llegó el verano, Rafaela Rueda, de 42 años, encontró la muerte a la altura del número 12 de la calle Real de Pinos Puente. Su ex pareja, Juan, de 67, acabó con su vida presuntamente a golpes con una azada.

Uno de los detalles que se resaltaron en diarios e informativos tras el suceso fue el hecho de que Rafaela, que anteriormente había interpuesto una denuncia por malos tratos contra su ex pareja, acababa de ser atendida por los servicios sociales del municipio y se dirigía a la farmacia. Sin embargo, este diario pudo saber que además Rafaela había gestionado en una oficina de la aseguradora Mapfre, ubicada en esa misma calle Real de Pinos Puente, la renovación de su seguro de deceso. Diez minutos más tarde, el cuerpo de la mujer yacía sin vida en la calle.

Según el gerente de Mapfre en las provincias de Granada y Almería, Luis Gutiérrez, Rafaela tenía contratada una póliza de deceso -que popularmente se conoce como 'los muertos'-, que cubre los gastos en caso de deceso del asegurado. Sin embargo, Juan decidió rescindir el contrato con la compañía. "La póliza la tenía contratada antes, pero la pareja fue quien la anuló", explica Gutiérrez, quien añade que el mismo día de su muerte Rafaela decidió renovar la póliza. Para ello se personó por la oficina de Mapfre, donde "volvió a contratar" ese mismo servicio.

La gestión se desarrolló sin que nada hiciera presagiar lo que poco después iba a ocurrir. "Fue una conversación normal" con un agente de la aseguradora en la oficina de Pinos Puente, explica el gerente de Mapfre, que destaca que, efectivamente, la compañía se hizo cargo de los gastos generados por el deceso. "A pesar de que fue apenas diez minutos antes, se le prestó el servicio" que había contratado, resalta Gutiérrez.

Pocos minutos después de renovar su póliza, en una macabra coincidencia, se produjo la agresión con la azada, que según los vecinos, testigos del luctuoso suceso, fue premeditada. Varios golpes en la cabeza y el cuello sesgaron la vida de Rafaela. Los servicios del 061 nada pudieron hacer por salvar a la mujer, que tenía cuatro hijos y que, para la estadística oficial, es la primera víctima mortal por violencia de género en lo que va de año en la provincia de Granada.

Tras la ruptura con Juan, su pareja sentimental en los últimos años, Rafaela había decidido iniciar una nueva vida. Era usuaria del servicio de teleasistencia y estaba en trámites para solicitar ayudas económicas y de asistencia psicológica, servicios que proporciona el Instituto Andaluz de la Mujer, aunque había descartado trasladarse a uno de los pisos de acogida.

Sin embargo, también se había planteado volver con Juan. En una conversación con una familiar, Rafaela expresó su deseo de volver con él, lo que demuestra los fuertes lazos que le unían a su presunto agresor. Sin embargo, Rafaela era consciente de lo que le podía ocurrir y, de hecho, en declaraciones recogidas por Radio Granada Cadena Ser el mismo día del funeral, la mujer le había dado las llaves de su domicilio a una de sus tías, Caridad Jiménez, y le había advertido de que "si mañana no me ves, es que me ha matado".

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