Retales creatividadde
El 'patchwork', con origen en el siglo XIX, apasiona a centenares de mujeres en Granada
Cada día son más las mujeres adeptas al patchwork en la provincia, por lo que proliferan los talleres y clases para aprenderlo. Pero, ¿qué es? El patchwork nació de la necesidad y la pobreza hace cientos de años y consiste en la confección a partir de retales de telas de diferentes motivos -en un principio se usaban los trozos mejor conservados del vestuario- para la elaboración de nuevas prendas para el hogar.
Pese a que su origen se cree que está en la confección de las telas de las velas de las naves egipcias, su antecedente más cercano proviene de hace unos 150 años cuando los colonos ingleses y escoceses emigraron a América buscando el tan ansiado sueño americano, en el que no todo fue como esperaban y los inmigrantes se vieron obligados a ingeniárselas, por lo que recurrieron a reutilizar las prendas y telas de las que disponían. A esto se le denominó patchwork, trabajo con parches.
El patchwork no era nada nuevo en otras culturas, pero lo que sí era novedoso era la primacía del uso decorativo, por lo que se fue expandido por todo el mundo. Las figuras geométricas eran la base de estas labores: triángulos, rombos, rectángulos y cuadrados eran recortados y cosidos para hacer cubrecamas, cortinas o fundas de cojines y almohadas.
Se pasó por un periodo de olvido pero el patchwork fue recuperado en el siglo XX cuando se produjo una renovación en sus técnicas y materiales introduciéndose toda clase de telas, colores, hilos y abalorios.
Teresa Sako, profesora de esta materia y delegada provincial del la Asociación Española de Patchwork, lo considera un arte. "Antes se hacía por necesidad, ahora es todo un arte", afirma.
Granada cuenta con más de 15 monitores de patchwork repartidas por toda la provincia, por lo que aprender esta técnica no es muy difícil. Además muchos Ayuntamientos financian este tipo de cursos para desempleados y demás colectivos de sus municipios. También hay diferentes escuelas en las que aprender esta técnica.
Teresa Sako, que cuenta con la doble nacionalidad japonesa-española, aprendió la técnica en Japón y cuenta con una tienda en la calle Manuel de Falla de la capital en la que imparte clases, vende telas para patchwork y algunas de sus creaciones.
El primer paso en todos los cursos y talleres suele ser la realización de un muestrario en el que las piezas están ya diseñadas y cada bloque tiene un nombre ( el abanico de la abuela, el juego de la oca...) "Una vez que ya se ha hecho este muestrario y dominan las diferentes técnicas, cada una tiene sus preferencias y yo les doy libertad en elegir lo que quieren hacer", explica la delegada provincial.
En julio en la tienda de Teresa Sako aún se han seguido dando algunas clases pese a que la mayoría de sus alumnas están ya de vacaciones. "Aún tengo dos clases los martes y jueves. En septiembre ya empezaré con las clases todos los días por las mañanas y por las tardes", manifiesta la profesora.
El público mayoritario que asiste a estos talleres son mujeres que disponen de tiempo libre. "Hay de todo pero la gran mayoría tiene de 35 a 65 años. Normalmente son mujeres con hijos mayores y tienen más tiempo libre o muchas abuelas que quieren hacerle cositas a sus nietos", cuenta Teresa.
Los distintos talleres y monitores se suelen reunir, como el pasado 16 de junio. Aprovechando que era el Día Mundial del patchwork fue la última reunión del curso. En ella se mostraron sus creaciones unas a otras y a todo el que se acercó a la Carrera de la Virgen a conocer que era esta técnica. En otoño tienen pensando hacer otra quedada como la del pasado junio. "Aún no tenemos ninguna fecha en mente pero lo que sí que queremos hacer una reunión de monitores en septiembre".
Además en septiembre van a asistir a la feria más grande del mundo de patchwork que se celebra en Alsacia. "Aquello es algo maravilloso que una persona a la que le guste el patchwork tiene que ver. Este año vamos a ir 17 mujeres entre Málaga y Granada y nos juntaremos con otros grupos. En total iremos 44 personas", explica la experta.
Teresa Sako también tiene en mente otros proyectos: la unión de esta técnica de costuracon el feng shui, que es una técnica oriental de decoración para la buena energía. "Quiero hacer un curso mezclando el patchwork con el feng shui. Creo que cada persona tiene un color que le va bien y lo que quiero hacer es que hagan algo mezclando los colores que a cada una le sienten bien". Para ello contará con la ayuda de su hermana, profesora de esta técnica que se encargará de estudiar cual es el color idóneo de cada persona.
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