La Rijana, más cerca de ser ecológica

Bajo la imponente mirada de la Sierra de Lújar y rodeada de acantilados se esconde en paralelo a la Nacional 340 la playa de La Rijana, en cuya cima se alzan los restos de una torre que en otros tiempos sirvió como atalaya defensiva contra los ataques de los piratas del norte de África. Si esta desconocida cala para muchos es espectacular por fuera, aún lo es más por dentro.

Uno de los atractivos de esta playa es que goza de la protección como zona LIC (Lugar de Interés Comunitario) que alberga en su interior una peculiar riqueza ecológica. La flora y fauna que acoge es la típica del ecosistema marino mediterráneo pero con una clara influencia atlántica. Sus paredes y cuevas sumergidas están totalmente recubiertas de coral naranja. Esponjas, ascidias y todo tipo de animales de sésiles convierten estos fondos en un auténtico jardín submarino. En cuanto a los peces, se puede observar congrios, morenos, sargos, serranos y la estrella del lugar los grandes peces Luna.

El Ayuntamiento de Gualchos-Castell de Ferro, al que pertenece, quiere dar un paso más para darle aún más renombre a esta joya de la Costa Tropical. De ahí que ya haya iniciado los trámites para convertir esta franja del litoral en una playa ecológica, según adelantó ayer el alcalde de la localidad costera, Eloy Martín, durante una jornada de actividades acuáticas, que organiza la Asociación de Empresarios Turísticos de la Costa Tropical Oriental y el propio Consistorio.

Para que una playa sea ecológica, existen diversos mecanismos, una de las acreditaciones de calidad de las playas es el sistema EMAS (Sistema de Ecogestión y Auditoría) que es el más prestigioso de la UE y exige el cumplimiento estricto de la legislación vigente. El ayuntamiento que desea obtener esta acreditación debe hacer una declaración medioambiental con un resumen de su gestión. Una de las principales características de EMAS es la comunicación y transparencia hacia la opinión pública. Por ello, la declaración medioambiental ha de ser un documento público en el que se describa el impacto que ocasionan las actividades realizadas en el entorno costero y debe contener desde la recogida de basuras y su tratamiento, hasta la implicación de los trabajadores en la puesta en marcha del sistema. Por último se debe hacer una declaración sobre los logros obtenidos.

La Bandera Azul, las normas de calidad ISO 9001 y 14001, la Q de Calidad del Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) son otros de los mecanismos mediante los cuales las autoridades públicas gestionan la calidad y el estado de las playas. Al ciudadano no le es indiferente este tipo de galardones, que toma como referencia a la hora de elegir un destino turístico, con el aliciente de que éste está mucho menos masificado que otras playas más conocidas de la provincia.

Sin embargo, su habitual tranquilidad vivió ayer una excepción. En esta jornada en la naturaleza, que ya va por la segunda edición, el primer edil participó de manera activa y contribuyó a que se convirtiera en un día de ocio y disfrute para los cientos de personas que se congregaron en esta espectacular playa. Así, fue uno de los partícipes de una riquísima paella que alimentó a más de 400 almas hambrientas que aportaron un precio simbólico de 3 euros por plato a rebosar y 1 euro por bebida del chiringuito que en dicho paraje se encuentra.

A lo largo de la mañana, el senderismo, el mountain bike, el buceo submarino o el piragúismo dieron color a este privilegiado lugar, que cuenta con unos acantilados que forman un paisaje peculiar. Debido al karst, las formaciones de rocas calizas presentan numerosas cuevas y simas, que junto con la erosión que provocan el viento y el mar, ofrecen formas singulares y únicas que sorprenden a los viajeros que tanto desde la orilla como desde la montaña, e incluso dentro del mar.

Uno de los organizadores, Antonio Jódar, de la empresa de buceo Aquamarina, comentó que cuando se sumergen buzos de otros lugares de España se quedan asombrados de lo que se esconde en el interior de estas aguas. "Se trata de una zona asequible para cualquier nivel de buceo, ya que no se sobrepasan los 22 metros de profundidad y no suele haber corrientes. Además, las rocas desprendidas formas numerosas cuevas y escondrijos que convierten la inmersión en una auténtica excursión exploratoria", añade este experto submarinista. Además, con un poco de suerte este recorrido puede verse recompensado con el avistamiento de algún delfín mular que frecuentan habitualmente en estas costas.