"Rober ha usado mi idea y me ha dejado en la ruina"

empresas Polémica por la instalación del sistema de información en los autobuses de Granada

Un empresario acusa a la empresa de transportes de inspirarse en su proyecto de instalar pantallas informativas y frustrar un acuerdo que habría creado 20 empleos

Roberto Romero gastó más de 7.500 euros en un prototipo similar a las pantallas que actualmente instala Rober en sus coches.
Roberto Romero gastó más de 7.500 euros en un prototipo similar a las pantallas que actualmente instala Rober en sus coches.
I.r.d / Granada

29 de agosto 2011 - 01:00

Hace cinco meses, la empresa concesionaria de las líneas de autobuses de Granada capital, Transportes Rober, anunció la instalación de unas pantallas en el interior de sus coches para informar a sus usuarios sobre el recorrido del vehículo, la próxima parada y la correspondencia con otras líneas.

La empresa encargada de llevar a cabo la colocación de estos ingenios digitales en la flota de 150 buses que posee la concesionaria en Granada es Hanover Display Ltd, una compañía inglesa especializada en la venta de soluciones informáticas para vehículos de transporte público urbano, que se ha comprometido contractualmente a poner en marcha el sistema en 4 años y por un precio total de 823.000 euros.

Sin embargo, y según las revelaciones de Roberto Romero, un joven empresario de 34 años, la iniciativa de instalar estos aparatos en los autobuses de la capital partió de un proyecto que le presentó a la empresa de transportes en diciembre de 2009 y que finalmente no pudo llevar a cabo por las duras condiciones contractuales que esta le exigió.

Romero es un delineante industrial que, tras una dilatada estancia en Los Ángeles trabajando en unos famosos estudios de diseño digital, decidió volver y fundar una empresa de servicios telemáticos inspirada en su experiencia profesional y sus vivencias en la ciudad estadounidense. "Desde el primer momento que contacté con Rober para explicarle mi proyecto, Guillermo Robles [el entonces director general de Rober] se mostró muy interesado y me aseguró que si construía un prototipo que funcionara, no habría ningún problema", señala el empresario.

Tras gastar más de 7.500 euros en un dispositivo piloto capaz de informar sobre el posicionamiento en tiempo real del vehículo, indicar la próxima parada y la previsión meteorológica, Romero consiguió que su empresa firmara un contrato con Rober por el que se comprometía a instalar y a gestionar unas pantallas que, además, también ofrecerían contenidos publicitarios.

Económicamente -según consta en el contrato, al que ha tenido acceso este periódico- esto se tradujo en que la empresa de transportes se comprometía a facilitar la instalación de los dispositivos a cambio de que la sociedad de Roberto pagara un canon mensual de 10.000 euros por el alquiler del espacio publicitario y le cediera el 15% de cada fracción de 30 minutos de emisión diaria en los monitores.

De esta manera, las dos sociedades quedaban vinculadas por una actividad económica que prometía ser muy fructífera a largo plazo, sobre todo en términos de creación de puestos de trabajo. En concreto, entre agentes publicitarios, personal administrativo y de mantenimiento, Look Us tenía previsto contratar a más 20 personas, indica el empresario.

Roberto Romero recuerda que el problema llegó cuando Rober decidió introducir unilateralmente la exigencia de un aval de 100.000 euros para cubrir posibles impagos de la empresa publicitaria y "el desmontaje de todo el sistema", una vez concluido el contrato. Asimismo, se obligaba a Look Us a instalar todos los aparatos (150 unidades) en un plazo de 6 meses.

Al no poder hacer frente a tales condiciones en solitario, Roberto decidió buscar un socio, cuya aportación permitiera cumplir a su empresa el vertiginoso ritmo de instalación que exigía la concesionaria de autobuses. El elegido fue un importante empresario de la formación en Granada, pero Rober no aceptó. "Guillermo Robles se negó a que este socio entrara en el negocio por un supuesto conflicto que habían tenido hace años y, al no encontrar ningún banco que me concediera un crédito en esos dos meses, el contrato acabó por extinguirse", afirma.

La sorpresa fue mayúscula cuando Roberto Romero descubrió, apenas unos meses después de romper su acuerdo con Rober, que la empresa había firmado un acuerdo con una sociedad extranjera para poner en marcha un servicio muy parecido a su idea original con unas condiciones mucho más accesibles y, lo más llamativo, pagando 823.000 euros.

"Me siento engañado y utilizado. De haberme exigido unas condiciones similares, hubiera podido cumplir y los usuarios de Rober no tendrían ahora que pagar 10 céntimos más por sus bonos o billetes de autobús. Rober ha usado mi idea y me ha dejado en la ruina", enfatiza el empresario granadino, que acaba de disolver su compañía y busca nuevas oportunidades de negocio donde haya menos riesgos.

Al cierre de esta edición, a este periódico le ha sido imposible ponerse en contacto con algún responsable de Transportes Rober para que dé su versión de los hechos.

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