Granada

¿Quién es Robert Parker?

LLEVO unas semanas recibiendo muestras de vinos que las bodegas me envían para que les de mi opinión y me he quedado sorprendida por el hecho de que algunas de esas botellas lleven una etiqueta redonda con la puntuación que le ha dado Robert Parker a ese vino. Por supuesto, son puntuaciones altas, que superan los 90 puntos. Es muy probable que ustedes jamás hayan oído hablar de Robert Parker, a no ser que se dediquen a esto, ya que cualquiera que esté metido en el sector vinícola sabe que Parker es el referente más importante del mundo entre los profesionales del vino, la persona más influyente de la profesión. No existe ninguna otra industria en el mundo donde un solo crítico haya conseguido tanto poder e influencia. Como la mayoría de los críticos, cuenta con el cariño de muchos, el respeto de la mayoría pero también con duros detractores. ¿Sus puntos se corresponden con la realidad? ¿Son los vinos que él recomienda tan maravillosos como promete? Les cuento un poco la historia antes de darles mi opinión.

Robert McDowell Parker, Jr. nació en Baltimore (EEUU) en 1947. Se graduó por la Universidad de Maryland en Historia e Historia del Arte. Continuó estudiando en la misma universidad graduándose en 1973 en Derecho. Durante más de diez años trabajó de abogado para la entidad financiera Farm Credit Banks de Baltimore. El interés de Parker por el vino empezó cuando aún era estudiante de leyes. En un verano viajó a Francia para visitar a Patricia, su novia y actual esposa. Durante su visita a Estrasburgo y dado que sus medios económicos eran escasos, descubrió que en Francia el vino era más barato que una Coca-Cola o un café. De esa forma probó por primera vez el vino, del que se enamoró. Después de unos años, se dio cuenta de que en Estados Unidos no existía ninguna clasificación que orientara al consumidor a la hora comprar un vino. Además, se gastaba tanto dinero comprando vinos que su esposa le amenazó con divorciarse si continuaba así. En vista de todo esto, en 1975, comenzó a escribir una guía sobre vinos, con la pretensión de ser el "abogado del consumidor", libre de los conflictos de intereses que podían afectar a las opiniones de críticos que se ganaban la vida vendiendo vino. Tres años más tarde, en 1978, comenzó a publicar The Baltimore-Washington Wine Advocate, que se convertiría en The Wine Advocate (El Abogado del Vino) en 1979. El primer ejemplar se remitió gratuitamente a listas de correos que Parker adquirió de varios vendedores de vino. Para su segundo ejemplar, en agosto de 1978, la revista ya tenía 600 suscriptores.

La cosecha de 1982 cambió la vida de Parker para siempre. Todos los años, en marzo, críticos de todo el mundo se reúnen en Burdeos para lo que se conoce como catas 'en primeur': se catan los vinos que todavía están en barricas y los críticos evalúan la calidad de la cosecha que se comercializará al año siguiente. Sus comentarios condicionan los precios del vino que fijarán los 'negociants' de Burdeos. Hay que recordar que los grandes châteaux de Burdeos son los vinos que sirven de punto de referencia para el comercio de los de alta gama. En aquel año, ninguno de los críticos de la época concedió buenas puntuaciones a la cosecha de 1982. Sólo un joven americano llamado Robert Parker pensaba que la añada era excelente. Con el paso del tiempo, los vinos de 1982 demostraron que Parker tenía razón. Así nació el que más tarde se conocería como "El Emperador del Vino".

Dejó el trabajo de abogado en 1984 para dedicarse en exclusiva a escribir sobre vino. Actualmente escribe críticas y notas de cata en su publicación The Wine Advocate, que se publica seis veces al año y se le considera especializado en vino de Burdeos. Tiene un sistema de crítica basado en 100 puntos, que diseñó junto con su amigo Victor Morgenroth. Clasifica el vino en una escala de 50 a 100 puntos, en atención al color y la apariencia, aroma y bouquet, sabor y acabado y un potencial o nivel de calidad global.

The Wine Advocate ha ido ganando muchísima popularidad, convirtiéndose en un referente para muchos profesionales y consumidores. Sus puntuaciones han cambiado el negocio del vino. El impacto de Robert Parker en Burdeos ha sido de tal magnitud que el Presidente Chirac le concedió la condecoración de Chevalier de l'Ordre de la Légion d'Honneur, siendo Parker el único crítico de la historia que ha conseguido los más altos honores concedidos por dos presidentes franceses y uno italiano.

Desde hace unos años, no solo hace crítica de vinos franceses, sino también italianos, españoles o portugueses y por supuesto, californianos, pero con una particularidad: no es él quien cata el vino de muchos de esos países (e incluso ni siquiera de todas las regiones francesas), sino otros críticos contratados por él, pero que han de seguir sus instrucciones -se supone- en cuanto a qué vinos pueden ser merecedores de una alta puntuación. Por ejemplo, Parker y su equipo puntúan vinos españoles desde hace más de una década; sin embargo, el propio Parker no puso nunca un pie en España hasta el año 2009 cuando fue invitado a Riojaforum en Logroño. Actualmente, la "persona Parker" en España es un fantástico crítico, Luis Gutiérrez.

Lo que está claro es que su influencia es tal que sus puntuaciones modifican a la baja o al alza el precio de los vinos y -es un secreto a gritos- hay algunos productores que "parkerizan" su vino, es decir, lo adaptan a lo que creen el gusto de este crítico con la finalidad de obtener una alta puntuación.

Y es que Robert Parker solo puntúa bien los vinos que a él le gustan. Y esto va contra lo que, precisamente, los críticos denostamos: puede no gustarnos un vino, pero hemos de reconocer si está bien hecho, que lo está; y si es un gran vino, que lo es. Aunque no sea el estilo de vino que uno, personalmente, prefiera. De aquí es de donde le llueven las críticas.

Pero claro, la tentación es alta: si tu vino alcanza una puntuación por encima de 95 "puntos Parker", es casi seguro que lo vas a vender todo.

¿Mi opinión? Que está contribuyendo a promover un estilo de vinos unidimensional y que son verdaderas "bombas de fruta y madera". Los vinos que le gustan son vinos de altas extracciones y mucha potencia: mucha fuerza, a veces, incontrolada. ¡Ojo! No estoy diciendo que no sean buenos, claro que lo son. Pero hay muchos vinos que merecen un lugar alto en el pódium mundial a los que Parker ni se digna a mirar.

Así que ahora, cuando vean la famosa pegatina de los "Puntos Parker" en alguna botella, prueben el vino y, si ese estilo les gusta, fíense de lo que Parker puntúe… Aunque a lo mejor no coincida con la opinión de otros. Y viceversa: no denosten ningún vino porque el todopoderoso Parker no lo haya puntuado por encima de 90.

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