Entrevista al director del Patronato de la Alhambra, Rodrigo Ruiz-Jiménez

"Hay que reflexionar si la Alhambra tiene que ser un gran gestor cultural o un escenario en el que otros programen"

  • El nuevo responsable del monumento nazarí adelanta las líneas maestras por las que espera que sea recordada su gestión en el terreno de la cultura

  • La apuesta tecnócrata del Consejero

Rodrigo Ruiz-Jiménez en una de las ventanas del Generalife.

Rodrigo Ruiz-Jiménez en una de las ventanas del Generalife. / Fermín Rodríguez (Granada)

Rodrigo Ruiz-Jiménez fue nombrado como el quinto director del Patronato de la Alhambra y el Generalife a mediados de julio. Fue la gran apuesta por un nombre "prestigio" del consejero de Cultura, Arturo Bernal. Licenciado en el programa European Business Administration de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, y la Universidad Middlessex de Londres, además de graduado por el Chartered Institute of Marketing de la capital británica, cuenta con una amplia experiencia internacional como consultor y emprendedor. Aunque lleva poco más de un mes en el cargo, este granadino experto en marketing y curtido en empresas como Puleva o Telefónica tiene ya las ideas muy claras sobre algunos de los pilares que marcarán su gestión al frente del monumento nazarí.  

-¿Por qué ha elegido ese espacio para la sesión de fotos con Granada Hoy?

-El Generalife es precioso pero hay mucha gente que no lo visita. Tenemos que hacernos más fotos allí. Escogí un rincón desde el que se veía Granada, la Alhambra y el Albaicín. No se puede entender la Alhambra sin Granada. Esa unión es muy importante. Más las vistas a ese patrimonio vegetal, ese jardín al lado de un bosque, que continúa en una dehesa que es una parte muy importante y que muchas veces se olvida. 

-¿Cuando puede estar lista la restauración de las cubiertas de los Palacios Nazaríes de las que informó esta semana?

-Es la obra más importante que tenemos en la actualidad y es crítica. Arranca en este trimestre y se hará con el ritmo más adecuado para poder tenerla lista en el primer trimestre del año que viene, aunque esa fecha no es un compromiso porque se pueden encontrar con alguna situación imprevista. 

-Esta semana, cuando se informó la adjudicación del proyecto del Maristán, anunció que el monumento no sólo tendría un "uso pasivo" porque ya se estudian otras actividades podría acoger. ¿Cuáles son esas otras propuestas a las que podría servir de escenario?

-No es seguro, hay varias alternativas encima de la mesa. Yo personalmente favorezco los espacios multiusos. Eso es cierto que aquí es complicado porque tiene un sustrato arqueológico en el que es difícil articular paneles movibles y soluciones de este tipo. Es un espacio fabuloso que puede servir para exponer, para actividades pedagógicas y también como esa especie de salón intermedio para simposios y actividades que necesiten reflexión y un espacio que inspire. El Palacio de Dar al-Horra también es fabulosos para este tipo de actividades y cuenta con capacidad para 50 y 75 personas. La Alhambra tiene que estar más metida en la cultura de Granada y ser el espacio que la gente piense por defecto cuando quiera hacer algo premium que se salga de lo normal. Mientras que las propuestas estén en nuestro estatuto del Patronato que cuenten con nosotros. La idea es esa: abramos todos esos espacios maravillosos que tiene la Alhambra y que no están precisamente en la colina de la Sabika, que los granadinos empiecen a pensar que son suyos y que los tienen que utilizar. 

-¿Más propuestas como el ciclo de conciertos de septiembre en el Generalife, que tanto éxito tiene?

-Yo creo que sí. Tenemos que empezar por las actividades culturales. La música es cultura, la poesía es cultura, el teatro... Siempre que pensamos en el teatro pensamos en formatos muy grandes, pero... ¿por qué no? Atrevámonos a soñar: Alhambra, teatro, suena como algo muy lógico. Y, ¿por qué no hacer en Dar-Alhorra una obra que a lo mejor sea para 20 o 30 espectadores?

-¿Algo parecido a la programación del Corral del Carbón? 

-Maravilloso ejemplo. Tenemos que fomentar eso. Pero hay algo muy importante: el Patronato de la Alhambra y el Generalife no se puede desenfocar. Nosotros no podemos ser un gran programador cultural de la ciudad de Granada porque no es el núcleo de nuestra esencia. El Patronato es el depositario de un legado maravilloso que tiene que conservar para pasarlo a las generaciones futuras aumentado. Eso es investigación, eso es restauración. También tiene que difundir y compartir el legado. En esa tercera parte caben cosas que tengan cierta relación. Ojo, que para mí ir al Generalife a disfrutar de un concierto de un cantante que te gusta o de un espectáculo flamenco maravilloso como ha sido el del ciclo de Lorca y Granada -un éxito enorme, con más de 22.000 espectadores- es compartir. Ese tipo de cosas vamos a pensarlas para todos nuestros espacios. Hay que hacer una gran reflexión en el Plan Director sobre si la Alhambra tiene que ser un gran gestor cultural o ser el escenario en el que otros programan. 

-¿Siguiendo el modelo público-privado de las Mil y una noches, una iniciativa que la Alhambra impulsó y cuyo concurso para las actividades de septiembre en el Generalife ganó la empresa granadina Proexa?

-No estaba pensando en la solución jurídica sino desde un punto de  vista de gestión. ¿El Patronato de la Alhambra tiene que ponerse a organizar espectáculos o poner una serie de normas y criterios que tienen que cumplir para que no nos pase lo mismo que al deán de la Catedral de Toledo? Por ejemplo, los Grammys Latinos son un regalo a la ciudad de Granada maravilloso, los acogemos con el mayor cariño porque se trata de un homenaje al flamenco. La Alhambra es flamenco porque es parte del legado cultural que tiene Granada. Tenemos marcos pero no están tan utilizados como deberían, aunque siempre atendiendo a la preservación del monumento. Ahí caben los estudios para analizar qué escenarios tienen un bajo impacto en conservación y por tanto pueden tener un mayor uso. Y con esos datos es con el que tomaremos esas decisiones. El Maristán ahora en fase de rehabilitación y desde el principio se puede hacer ese diseño. 

-¿El criterio para ese futuro uso será ese análisis técnico y no la costumbre?

-En el Patio de los Leones, hacer un concierto... No sé, pero yo no digo no. Que venga un técnico y nos diga el como. Lo que te dicen los expertos es que todo sufre con cualquier actividad pero a lo mejor les afecta más por las visitas de la mañana que los conciertos, a los que acude además un público que es muy respetuoso. 

-El Patio de los Arrayanes es pequeño y ese es su encanto cuando acoge espectáculos del Festival de Música y Danza. 

-En el Patio de los Leones, por sus yeserías o las columnas, a lo mejor se tiene que retransmitir el concierto. No estoy dando una solución sino proponiendo un debate. La tecnología hoy nos permite hacer cosas que hace diez años no se consideraban. 

-¿Cuánto puede tardar en estar listo el Maristán para acoger esas actividades?

-Está en fase dos ya está adjudicada la redacción del proyecto y la dirección facultativa de las obras. Se está redactando el proyecto y soñando esos posibles usos del espacio. Está muy claro que vamos a ser ambiciosos. Las fechas van a depender de la obra. Si no tenemos el proyecto aún no es seguro cuánto se tardará la pero nuestro objetivo es que esté para 2025. Estaremos empezando la ejecución a mediados del año que viene y finalizando a principios del siguiente. 

-A pesar de que hay que reflexionar sobre ese posible de papel de programadora cultural, el Patronato ha venido organizando muestras de diversa índole.  Su antecesora, Rocío Díaz, se despidió con una propuesta sobre moda y la Alhambra. ¿Tiene algún planteamiento sobre muestras futuras?

-Ese un área que debemos potenciar. En los momentos valle que se acordarán con los hosteleros hay que generar grandes eventos que consigan mejorar los datos económicos de Granada. Es decir, utilizar las exposiciones como oportunidades para aprender y para que los investigadores puedan trabajar -que también son muy importantes para eso- y también como una externalidad muy positiva para ayudar al turismo en la ciudad. Es decir, habrá exposiciones grandes y colaboraciones con grandes museos. He podido establecer contacto en ese sentido. Se van a generar becas con grandes instituciones y siguiendo el modelo del Prado o del Riskjmuseum con su propuesta de Vermeer, una colaboración entre cinco museos que ha resultado uno de los grandes éxitos de gestión cultual de lo que llevamos de década, ¿por qué no organizar nosotros una exposición de arte hispano-musulmán si somos una de las grandes potencias en eso? La Alhambra tiene fondos para ser el mejor museo de arte hispano-musulmán del mundo lo único es que no tenemos espacio para exponerlos. También puedo adelantar que retomaremos la exposición de Torres Balbás para honrar su figura de forma contundente. El centenario de su llegada a la Alhambra es muy importante y nos hemos quedado cortos. Vamos a trabajar muy duro con todos los agentes relevantes para hacer una gran exposición de homenaje a uno de los héroes de la Alhambra. 

-¿Estamos a tiempo con los plazos de las instituciones?

-Hay que correr mucho por los plazos institucionales. El problema es que hay unos plazos pero hay que pensar que están ahí de salvaguarda de una posible barbaridad. Por eso siempre digo en broma que en la Alhambra el unido que no ha tenido una interventoría era Fernando el Católico y lo que hizo fue poner su escudo en todos lados.

-¿De qué otros contenidos versarán esas nuevas propuestas expositivas?

-Tenemos que replantearnos cómo es nuestra arquitectura de exposiciones. Se va a incluir en el Plan Director lo que es el concepto de gestión de las mismas, que tendrán diversos niveles. Habrá un nivel blockbuster o calibre internacional, que evidentemente se podrá  hacer una de ellas cada tres años porque se tarda mucho en produciarlas. Tendremos también exposiciones muy específicas para traducir la Alhambra al siglo XXI. Exposiciones de creación contemporánea de muy diversos lenguajes. La Alhambra tiene que volver a inspirar a los artistas actuales como lo hacía en el siglo XIX. Y la tercera parte, que es la pedagógica y de investigación, dos ramas complementarias. Cuando haces una gran exposición, empiezas a sacar fondos y también reúnes de otros archivos y museos, estás generando una conexión que inspira a los investigadores. 

-La Alhambra podría exponer todos esos fondos si se llevase a cabo el traslado del Museo de Bellas Artes al centro de la ciudad, una propuesta sobre la que se ha hablado eternamente pero que no termina de la materializarse. 

-Sí y eso debe ser uno de los grandes resortes que mueva a la ciudadanía. Tenemos fondos guardados que si se exponen pondrían a Granada dentro de las 25 ciudades museísticas más importantes de Europa, y no vamos a tener un gran nombre con un cascarón vacío. La esencia de un museo que son las piezas de arte las tenemos pero no donde ponerlas. ¿Es que no hay metros cuadrados en el centro de la ciudad? Estamos a puertas de tener el mejor museo de arte hispano-musulmán del mundo y uno de los cinco mejores de arte musulmán. Esto no lo digo yo, me lo han dicho los técnicos. Y los fondos del Bellas Artes aún no los he visto pero Fernando Egea, delegado de Cultura, me ha estado hablando y cuenta que hay maravillas sin exponer. Él es otro enamorado, a ver si entre dos locos lo logramos. La sede está todavía en fase de negociación y es mejor no adelantar nada para no perjudicar. 

–¿Algo que se pueda concretar al respecto?

–Estamos empujando con la mayor ilusión y la idea es que salga cuanto antes porque es un proyecto que para materializarse va a necesitar también su tiempo. Es una gran inversión y hay que pensarse muy bien cómo exponemos esos fondos. En nuestro caso podemos hacer un simposio para contar con los mejores ir a estudiar sus proyectos. Por ejemplo, ahora los jóvenes entienden más las exposiciones interactivas. Y otra cosa de lo que no habla tanto: si el depósito del Bellas Artes está donde tiene que estar, que es exhibido, y nuestros fondos también, nos encontraríamos con un montó de espacio para expandir nuestros talleres. Eso nos dejaría una gran cantidad de metros cuadrados para hacer los grandes proyectos de conservación y restauración. Una de las cosas que no se han cumplido de nuestro actual Plan Director es la proporción entre inversión y gasto corriente. La Alhambra tiene empezar a invertir mucho más en su conservación. Este director tiene que empezar a ver de donde salen esos fondos. No vamos a quitar dinero a programas sociales del Estado, hay que contar con nuestros aliados, toda la gente que quiere ayudar. 

–¿Qué tipo de aliados?

–Tenemos muchos visitantes ilustres y hay grandes figuras del empresariado español que son granadinos y quieren ayudar a Granada. La capitalidad cultural puede ser lo que nos movilice y nos dispare a todos para este tipo de proyectos. Con el traslado del Museo de Bellas Artes no ganamos un gran museo para la ciudad ganamos dos. Por ejemplo, si 20 empresas dan 100.000 euros anuales eso son 10 millones de euros en cinco años. Ya podemos ir pensando en las más de 30 del Ibex 35... 

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