La Sal, 20 años de lucha por la mujer
En plena movida ochentera nació este pub que se encuentra en pleno centro de Granada, uno de los primeros de Andalucía dedicado a las mujeres lesbianas pero abierto a todo tipo de público
Bajo el signo de géminis, un 28 de mayo, cuando todos los planetas estaban alineados se produjo la magia necesaria para que naciera este pub que lleva 20 años luchando por los derechos de la mujer, de los gays y lesbianas y creando un entorno abierto, divertido y plural para todos los que quieran formar parte de esta gran familia que es el pub La Sal.
Rosa y Lali son las dueñas y el alma de este local que hoy se suma a las celebraciones en honor del Día Internacional de la Mujer Trabajadora con actividades especiales a partir de las 18 horas. Transmiten su alegría y su espíritu en cada detalle de la vida que se respira en La Sal. En el año 1988, Lali apostó por un local en el que la gente disfrutara de la cultura, del arte y de gratas conversaciones; algo así como abrir el salón de su casa para acoger a más amigos.
Después de muchas luchas y esfuerzos, se abrió un espacio nuevo en pleno centro de Granada, en la calle Santa Paula, que abría a las cuatro de la tarde. "Se comenzó exponiendo arte en sus paredes, música en su altillo, juegos en sus mesas, poesía en sus muros", escribe Rosa en la presentación de la web del local (www.publasal.es). Juegos de mesa, billar y muchas palabras intercambiadas delante de un café y un buen trozo de tarta.
Los comienzos fueron duros. "Salíamos del franquismo y el boom del 82 en la movida madrileña. La gente 'progre' eran los que apoyaban, porque la gente que 'entendía' estaba en el 'armario'", explica Lali. Aunque también reconoce que "aunque había menos libertad, la gente era más respetuosa que ahora".
Luego Rosa entró en la vida de La Sal y en la vida de Lali y dio un giro a ambas. Nació como un sitio de mujeres dedicado a mujeres, pero los verdaderos incondicionales fueron los hombres. "En el 93 sufrimos un verdadero boicot y las primeras en irse fueron ellas, los hombres sin embargo permanecieron y ayudaron a que La Sal siguiera adelante", confiesa Lali. Les sellaban la cerradura con silicona para que no pudieran abrir e incluso llegaron a pincharle las máquinas del aire acondicionado para enrarecer el aire del interior. "Tuvimos que llamar tanto a los cerrajeros que ya nos conocían y acababan cobrándonos más barato", bromea Lali recordando aquellos años.
El año 96 se transformaron en un pub de noche, a puerta cerrada, pero la afluencia de público no disminuyó en ningún momento. "Cada noche había colas de casi 100 personas esperando para entrar", señala Rosa.
Desde sus orígenes se han involucrado en defender los derechos de la mujer en general y del mundo gay en particular. "Fuimos las primeras en organizar una fiesta en honor de la Mujer Trabajadora", apunta Rosa. Pero también fueron las primeras en apoyar el día mundial de la lucha contra el Sida y del día del orgullo gay con sendas fiestas. "Hemos sido las primeras en poner la bandera gay", afirma Rosa, "sin miedo y sin ocultar lo que somos".
Desde el comienzo han sido como un Ave Fénix, luchadoras y capaces de renacer de las propias cenizas. A mediados de los 90 tuvieron que reformar por completo el local por "indicación del Ayuntamiento", destruir todo lo creado para construirlo de nuevo. La inversión económica era muy fuerte y los apoyos pocos, Lali estaba apunto de tirar la toalla, pero Rosa puso el cúmulo del optimismo y del esfuerzo nació La Sal tal y como ahora se conoce, con la fuerza de los colores, de la música y del arte de buenos amigos que dan ese toque personal que la caracteriza.
"Hemos visto surgir amistades, relaciones, vidas en común y también rupturas", reconoce Rosa. "Agradecemos a toda esa gente que nos ha apoyado incondicionalmente y que ha hecho posible que La Sal siga adelante, pero también a los que nos han criticado porque nos han hecho fuertes". Luchadoras e inconformistas llevan17 años unidas y casi 21 en el local.
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