Salud permite que continúen las clases en el Luis Rosales
Los técnicos de la Delegación vuelven a inspeccionar la caldera a primera hora y confirma que el escape de gas está controlado
Los inspectores de la Delegación Provincial de Salud y del Ayuntamiento de Granada han vuelto a inspeccionar esta mañana el estado de la caldera de calefacción del colegio Luis Rosales, donde el pasado viernes se produjo un escape de gasoil, y han confirmado que el incidente está controlado y que ya no hay gases nocivos para los niños.
Después de confirmar esta situación a primera hora de la mañana, los técnicos han concluido que las clases podrían continuar con normalidad, así que los 240 alumnos del centro han podido entrar a clase, según explicó la presidente del AMPA, Marian González a este periódico.
Los técnicos de Salud confirmaron ayer que en el colegio Luis Rosales se produjo el pasado viernes un escape de gasoil proveniente de la caldera que alimenta los radiadores del centro, tal y como sospechaban los docentes y progenitores de los alumnos. El fuerte olor a gas se originó durante los arreglos que estaban realizando los técnicos del Ayuntamiento de Granada, que intentaron por la mañana reparar una avería en el sistema de calefacción.
Hasta ayer no consiguió el Área de Mantenimiento del Consistorio granadino arreglar la caldera que llevaba un mes defectuosa, según confirmó la Inspección de Salud. Los técnicos colocaron unos paneles absorbentes en el suelo de la sala de caldera para eliminar el derrame de gasoil y aseguraron que en menos de 24 horas estaría eliminado.
Sin embargo, los inspectores de Salud, que acudieron ayer por la mañana al colegio acompañados por el portavoz del grupo socialista, Paco Cuenca, recomendaron dejar abiertas las puertas y ventanas del colegio toda la pasada noche y aseguraron a este diario que hoy a las ocho de la mañana volverían al centro para verificar la seguridad de las instalaciones. "Si no se ha reabsorbido el gasoil del todo, recomendaremos el cierre del colegio durante todo un día", informó Emilio Gámiz, uno de los técnicos de la Delegación.
"El gas es volátil y no hay riesgo de incendio, pero provoca fuertes dolores de cabeza y náuseas así que debemos volver a inspeccionarlo", añadió el inspector.
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