Satisfacción por el deber cumplido

"Seguiré estando en Granada desde la distancia, desde donde se me adjudique destino, porque nunca te vas del todo de los sitios en los que has disfrutado, has aprendido, te has sentido útil o has sido feliz". Son sólo algunas de las palabras vertidas ayer por el general de Brigada Joaquín Eugenio Ruiz Seco antes de dejar la Benemérita de Granada, cuerpo del que ha sido coronel jefe durante los dos últimos años.

El acuartelamiento de la Comandancia acogió el acto de imposición de la simbólica Faja que le distingue a partir de ahora en su nuevo rango y que le lleva, en un nuevo ascenso, a trasladarse de nuevo a Madrid, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. El teniente general de la Guardia Civil y director adjunto operativo José Manuel García Varela fue el encargado de ceñírsela.

Arropado por numerosas autoridades civiles y militares, subordinados, compañeros, familiares y amigos, Ruiz Seco recibió de manos del general de Brigada de la Guardia Civil Antonio Barragán Gutiérrez, en representación de la promoción, el sable de general; mientras que el teniente coronel y jefe interino de la Comandancia de la Guardia Civil de Granada, José de Higuera Mezcua, le hizo entrega de un bastón de mando en nombre de los componentes de su unidad.

Los sentimientos de "responsabilidad", "gratitud" y "emoción" se entremezclaron en el discurso de Ruiz Seco, que atribuyó su meritoria carrera militar a "los logros conseguidos en las unidades" en las que ha estado destinado. De ellas, destacó la Comandancia de Guipúzcoa, donde sirvió "en los convulsos años 76 y 77", cuando no se preveía, según confesó, "la enorme pervivencia de ETA".

Allí conoció de primera mano la realidad social de las entonces denominadas Vascongadas. Y allí vivió una "experiencia única" a pesar de dejar este destino "desilusionado" tras un ingente trabajo y "debido a la injusta concesión de una amnistía a miembros convictos de ETA con delitos de sangre".

Pero entre todos sus destinos, la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil, dedicada en especial a las situaciones de tomas de rehenes y cuya actividad básica ha sido la detención de terroristas y delincuentes violentos, es la que ha ocupado la mayor parte de su carrera: un total de 28 años.

No en vano, colaboró con este unidad desde su creación y la dirigió durante 25 años. "Tiempo suficiente para formar mi familia, tener nuestros cinco hijos, ascender a casi todos los empleos posibles desde capitán a coronel y donde tuve la fortuna de disfrutar de unos subordinados únicos con quienes la relación es de profunda admiración, amistad y respeto", aseguró.

Fue en esta unidad donde Ruiz Seco aprendió que el trabajo en equipo, la especialización y la coordinación "son imprescindibles". También aprendió que "se pueden y deben armonizar tradición con innovación". De todos los complejos servicios que desde el anonimato ha llevado a cabo esta unidad, puso como ejemplo la liberación del funcionario de prisiones Ortega Lara.

Convencido de que "la Guardia Civil tiene motivos para querer y reconocer a la sociedad a la que sirve" y de que "la sociedad tiene motivos para querer y reconocer a la Guardia Civil", el general de Brigada afirmó que el gran logro de la Benemérita ha sido su capacidad de adaptación a las necesidades sociales de seguridad en cada momento.

Así, el reto que Ruiz Seco se impuso cuando pasó a ser jefe de los guardias civiles de Granada -rebajar la tasa de criminalidad en la provincia- se ha visto satisfecho. De esta última etapa destacó "el gran equipo de dirección" y el "conjunto admirable de profesionales" con los que ha contado. Unas 1.915 personas en catálogo incluyendo personal en reserva o con destino que realizan "un gran esfuerzo". Sirva como referencia el hecho de que en el ámbito de la seguridad ciudadana tienen bajo su responsabilidad al 64,5% de los ciudadanos de provincia. "El año pasado lograron incrementar en tres puntos la tasa de esclarecimientos y mantener nueve puntos por debajo de la media de España la tasa de actuaciones penales por 1.000 habitantes u once si no incluimos los delitos contra la seguridad vial", destacó.