Educación | El soto de chauchina tendrá que admitir a alumnos de ambos sexos

"Siempre hemos sido un centro mixto pero las chicas no han querido venir"

  • El centro educativo ha abandonado la educación segregada para mantener el concierto de uno de sus ciclos formativos con la Junta En los últimos diez años han matriculado a 11 alumnas

Principios de los años 70. Luis Rodríguez camina por las noches recorriendo cortijos en busca de jóvenes que trabajen en el campo para llevárselos a estudiar. Antes hay que convencer a los padres de que el niño podrá seguir ayudándole en la recolecta y de que los conocimientos transmitidos de padres a hijos no son suficientes para sacarle el máximo rendimiento a una explotación agrícola. Los inicios de la Escuela Familiar Agraria (EFA) El Soto de Chauchina se remontan a la Granada de 1973, a la Granada de pueblos en los que las familias con una yunta de mulas sólo tenían tiempo para trabajar de sol a sol, sin pensar por qué para ir a comprar abono había que trasladarse al pueblo de al lado y por qué la cooperativa estaba en manos del maestro del pueblo (que no sabía nada de campo) en lugar de gestionarla los propios agricultores.

La idea de formar a jóvenes para que luego volvieran a sus pueblos y gestionaran ellos mismos la tierra siempre estuvo en el ideario de la Escuela Familiar Agraria, que copió el modelo educativo de la antigua Maison Familiar Rural de los años 35 en Francia. Fue un grupo de padres, con declarada vocación católica, los que en aquel momento levantan el colegio en Chauchina, que hoy tiene matriculados a 260 alumnos en siete ciclos formativos, todos relacionados con el mundo agrario.

Pero la historia de El Soto de Chauchina sale del pequeño municipio granadino (de algo más de 4.000 habitantes) y recorre toda Andalucía por la controversia que despierta su modelo educativo basado en la educación diferenciada, sólo para chicos.

Desde hace cuatro años El Soto está incluido en una lista con una decena de centros concertados andaluces, todos vinculados al Opus Dei, a los que se les acusa de negarse a ofertar una educación mixta. En el año 2012 la Sala Tercera del Tribunal Supremo dio la razón a la Junta de Andalucía, que negó el concierto a dos colegios en los que se impartía educación diferenciada por sexo. En Andalucía hay en total 12 centros educativos en esta circunstancias, uno de ellos El Soto de Chauchina. Claro que el centro granadino, junto al almeriense Campomar, ha decidido admitir alumnos de ambos sexos para mantener la subvención de la Junta de Andalucía.

José Manuel Pérez, director de la EFA El Soto, reconoce que en los primeros 30 años del centro, se mantuvo la enseñanza segregada como modelo educativo "porque nos dio muy buenos resultados", pero asegura que en los últimos diez años han pasado por las instalaciones de Chauchina 11 chicas. Parece una cuantía poco significativa para hablar de enseñanza mixta pero el jefe de estudios tiene justificación. "Nuestro centro siempre ha sido mixto pero los ciclos formativos que tenemos son de la rama agraria y forestales y no hemos tenido demanda de chicas, no han querido venir", apunta Ángel Henares, quien asegura que en el IES Aynadamar (público), en sus módulos de Esteticién no hay hombres.

De los siete ciclos formativos que oferta El Soto de Chauchina sólo uno (Trabajos Forestales y Conservación del Medio Natural) está subvencionado por la Junta de Andalucía.

El resto se rige por el mercado de la formación privada, lo que supone que para cursar un ciclo de grado superior hay que pagar 2.500 euros y otros 2.500 si el chaval quiere hacer uso de la residencia. "Nos han tachado de ser un centro elitista pero el 90% de nuestros alumnos están becados. Hay que tener en cuenta que todos nuestros estudiantes vienen de pequeños pueblos de la provincia, muchos de ellos sin apenas recursos", añade el director de la escuela, José Manuel Pérez.

Los centros andaluces que se han negado a adaptar su enseñanza para seguir ofreciendo una educación segregada se basan en la constitucionalidad de esta forma de educar, una opción totalmente legal, con altos rendimientos académicos, a su juicio. La Consejería de Educación ve razones ideológicas más que puramente escolares en esta opción.

José Manuel defiende que, a día de hoy, la única vinculación religiosa de su centro pivota en torno al cura del Opus Dei con el que la asociación de padres que fundó el centro firmó un convenio en los años 70. "Tenemos un sacerdote que ofrece a los chicos que quieran la posibilidad de confirmarse o de confesarse, pero siempre libremente. Se da atención espiritual pero la titularidad jurídica de la escuela no es del Opus Dei, ni de la Curia ni de la parroquia, sino de una sociedad de padres", insiste.

Como centro privado que es, El Soto de Chauchina tendría potestad para impartir el ideario que estime oportuno, el problema surge en el momento en el que empieza a recibir dinero público de un concierto. ¿Por qué no prescinde entonces de él, y sigue aplicando la educación diferenciada que tan buenos resultados le da?

"Mientras haya un euro que nos pertenezca vamos a seguir luchando por él. Sino al final conseguiríamos el efecto contrario, habría que subir las matrículas y los alumnos se irían. El centro puede funcionar sin conciertos pero eso redundaría en los precios, y la filosofía del centro no es que esto sea un negocio, sino que pueda acceder cuanta más gente mejor", argumenta el presidente del comité gestor, Luis Rodríguez.

Entonces... ¿habrá voluntad de hacer también la residencia mixta? "Eso no, la residencia seguirá siendo masculina porque la experiencia de otros centros ha desvelado que no funciona", explica el director refugiándose en los idearios del centro para justificar la decisión. La opción de hacer el centro mixto lleva a pensar que a partir de ahora cualquier chica podrá entrar al ciclo de la Escuela que le apetezca, esté o no subvencionado. "No lo sé, eso no se ha hablado, habrá que ver si es oportuno", explica el director de la Escuela, quien vuelve a recurrir al ideario del centro. ¿Dice ese ideario por qué la enseñanza segregada da mejores resultados?, le preguntamos. "Bueno, hay estudios muy grandes sobre este asunto, y biológicamente se sabe que las mujeres se desarrollan de una manera y los hombres de otra", razona el director a la pregunta.

Para la delegada de Educación, Ana Gámez, tener a una mujer matriculada este curso en algunas asignaturas no hace al centro mixto, aunque esperan que esto cambie tras el compromiso al que han llegado con la escuela para fomentar sus estudios entre las mujeres y aumentar considerablemente su presencia en las aulas en un par de años. "Hay un compromiso por parte del centro para cambiar el proyecto educativo. Nunca han fomentado que la mujer entre a sus aulas y está en su mano cambiar esa realidad, al menos si quieren seguir recibiendo dinero público".

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