Salud

‘Simba’, segundo perro autorizado para atender a diabéticos que puede entrar al Clínico San Cecilio

‘Simba’ se convierte en el segundo perro que atiende a personas con diabetes autorizado para acceder al Clínico San Cecilio

Simba es un perro de alerta médica que avisa a Alejandro a través de su ladrido del riesgo de sufrir hipoglucemias e hiperglucemias. Su función es clave para la seguridad de Alejandro que padece diabetes y debe llevar un riguroso control de su nivel de azúcar.

Desde finales de 2023 este jack russell de seis años está autorizado para acceder a las dependencias del Hospital Universitario Clínico junto a su dueño, gracias al protocolo que regula el acceso de los denominados ‘perros de asistencia’ puesto en marcha por el centro en 2020.

El Clínico San Cecilio fue entonces el primer hospital andaluz en diseñar y aplicar un procedimiento destinado a tal fin, del que desde entonces hace uso Manuel Gavilán, impulsor del desarrollo de este procedimiento, pacientes con diabetes, y su perro de asistencia, Aslan, experto en la detección de hipoglucemias.

Si bien en este sentido, cabe apuntar que en diciembre de 2021 se aprobó en el parlamento andaluz la Ley 11/2021, de 28 de diciembre, por la que se regulan los perros de asistencia a personas con discapacidad en Andalucía. Para ello fue clave la colaboración de diversas entidades sin ánimo de lucro que participaron tanto en la fase de elaboración como en el trámite parlamentario.

Los perros de asistencia están adiestrados para prestar servicio a personas con alguna discapacidad visual, auditiva o de movilidad, o que padecen trastornos del espectro autista, diabetes o epilepsia, con el fin de contribuir a mejorar su autonomía personal y su calidad de vida.

Generalmente, los perros guías que acompañan a personas con discapacidad visual, que son el tipo de perro de asistencia más habitual y reconocible, no suelen tener dificultad para acceder a los recintos públicos, pero existen casos en que estos animales prestan servicio a personas con otras enfermedades. Precisamente, para reconocer y equiparar en derechos el acompañamiento que realizan los distintos tipos de perros de asistencia se desarrolló este procedimiento.

Así, el hospital una vez comprobado que el paciente cuenta con toda la documentación necesaria emite la tarjeta identificativa que el perro deberá portar siempre en un lugar visible cuando acceda a las instalaciones hospitalarias. Esta autorización se renueva anualmente y es tramitada por el servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública.

Actualmente, en total, tres perros considerados ‘binomios’ de sus dueños (un perro guía que acompaña a una persona invidente y los dos perros entrenados para alertar a pacientes diabéticos), están acreditados, mediante el citado procedimiento, para acompañar a tres usuarios del Clínico en su acceso a las instalaciones que no se consideran espacios de paso restringido.

Para normalizar la presencia de estos perros autorizados en el interior del hospital se ha elaborado este breve vídeo en el que se muestra cómo es una visita de Alejandro y Simba a las consultas externas a las que acude habitualmente.

Protocolo para el acceso al hospital de perros de asistencia

El protocolo elaborado recoge toda la documentación que el usuario debe aportar para solicitar formalmente la acreditación que le permita transitar por el hospital acompañado de su perro de asistencia. Se requieren, por ejemplo, el documento autonómico de identificación y registro animal (reconocimiento oficial emitido por Consejería que identifica al propietario y a su perro), certificado de adiestramiento, certificado veterinario, el pasaporte para animales de compañía, la inclusión del perro en el Registro Andaluz de Identificación Animal, así como un seguro de responsabilidad civil.

La persona usuaria se compromete, además, a cumplir las siguientes directrices en el interior del hospital: Mantener colocado en un lugar visible del animal su distintivo de identificación; Tener su carné de acceso al hospital disponible en caso de que se le solicite; Colocar al perro un arnés o collar para su sujeción mediante una correa; Mantener el perro a su lado, con la sujeción que proceda en cada caso; Utilizar al perro de asistencia exclusivamente para el cumplimiento de las funciones propias de su adiestramiento; Acudir al hospital con el perro en buenas condiciones higiénicas, que comporten un aspecto saludable y limpio.

Igualmente, el procedimiento recoge las limitaciones del derecho al acceso al recinto hospitalario con el perro de asistencia en determinadas situaciones como la muestra de signos evidentes de enfermedad o de falta de higiene del animal y cuando se determine que pueda existir riesgo inminente y grave para la integridad física de la persona vinculada al perro de asistencia, para el propio animal o para terceros. En cualquiera de estos casos, claramente objetivables, sería el profesional sanitario que correspondiera, quien podría objetar el acceso del perro de asistencia al recinto. También existen lugares dentro de las dependencias hospitalarias donde no estará permitido acceder o circular con el perro de asistencia como las áreas quirúrgicas y reanimación, UCI, box de críticos del área de Urgencias, área de preparación de alimentos, lugares esterilizados, etc.

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