"Simplemente hay que tener maña y paciencia para enredar los bolillos"
En un rincón del primer piso del mercado de Motril es habitual encontrar a Paqui Jiménez con otras cuatro mujeres, sentada en una silla con sus dos manos entrelazadas en un montón de hilos que se entremezclan en una almohadilla. Paqui Jiménez enseña este arte, porque ella disfruta mucho "uniendo los hilos a la vez que se entretiene" y también porque gracias a esta actividad se relaciona con otras personas. "No es tan complicado", dice aunque parece lo contrario, "simplemente hay que tener maña y paciencia para enredar los bolillos". Ella aprendió el oficio de su madre y ya con más de 40 años de práctica ha perfeccionado la técnica uniendo las madejas con una gran soltura.
En España, hasta los años 50, era costumbre enseñar encaje a las niñas en las propias escuelas. El encaje de bolillos es un arte que pasaba por tradición de madres a hijas en el hogar. Se trata de una técnica de encaje textil consistente en entretejer hilos que inicialmente están enrollados en bobinas llamadas bolillos para manejarlos mejor. A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta mediante alfileres clavados en una almohadilla, que se llama 'mundillo'. El lugar de los alfileres normalmente viene determinado por un patrón de agujeritos en la almohadilla.
El encaje de bolillos se puede realizar con hilos finos o gruesos. Tradicionalmente, se hacía con lino, seda, lana y posteriormente con algodón. También con hilos de metales preciosos. Hoy en día esta actividad también se realiza con una gran variedad de fibras sintéticas, con alambres u otros filamentos.
Entre los elementos de diseño que se pueden realizar actualmente hay tejidos (telas), redes, trenzas, puntillas, cuadros y rellenos, aunque no todos los tipos de encaje de bolillos incluyen todos esos elementos. R. FERNÁNDEZ.
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