obituario

Sor Teresa

  • Fallece la nonagenaria directora del Colegio Regina Mundi de la capital

  • Fue, ni más ni menos, la Robin Hood de Granada

  • Llegó a tener 20 niñas becadas en una clase de 40

Hace dos años, en las páginas de este periódico, Ana, magnifica y sensible periodista de esta casa, titulaba de una entrevista: "La felicidad es ser capaz de convertir un paseo por el Veleta en un viaje de novios". Y ya tenía noventa años cuando la pronunció. Releerla hoy en aquellas páginas refiriéndose a la dignidad de la mujer da una idea del tesón con que Sor Teresa luchó durante más de siete duras décadas, se dice pronto, para permitir el acceso a la educación de las niñas con menos recursos económicos.

Sor Teresa (que en realidad se llama Soledad), nace en el año 1922. De ahí ese acento con el que a veces impresionaba, otras cautivaba, a los miles de niños y niñas que han pasado por sus manos. Una tremenda vocación de servicio a Dios, por supuesto, pero también a la sociedad que resulta de la posguerra en España, le lleva a ingresar en el Seminario de las Hijas de la Caridad en Madrid y a partir de 1947 se convierte en una granadina más. Y desde ahí, más de 60 años luchando porque la clase social de procedencia no condicionara el futuro de ninguna mujer.

Fue, ni más ni menos, la Robin Hood de Granada. Llegó a tener 20 niñas becadas en una clase de 40. ¿Qué de donde salía el dinero de las becas? Muy sencillo: de las otras veinte niñas de clase más pudiente. Así pudo procurar la formación de muchas que provenían de núcleos rurales, transmitiendo una premisa a sus maestros: "Vamos a darle a todo el mundo la posibilidad de que llegue hasta donde sea capaz, pero donde nos vamos a volcar es con esta gente".

Colegios como el Calderón en plena calle Recogidas que llegó a acoger una residencia universitaria con Magisterio y Asistentes sociales donde dispuso que las alumnas de esa escuela hicieran sus prácticas ayudando a la población marginal de una Granada de posguerra que convivía con zonas dominadas por el chabolismo en lo que se denominaría la Virgencica; maestra en el Seminario Diocesano de Virgen de Gracia y en los Agustinos, cofundadora de CECE… Acogiéndose al Plan de Viviendas de Protección Oficial impulsa la construcción de tres bloques en el Polígono de Cartuja y otros tres en el incipiente y pobre barrio del Zaidín. Cooperativistas que, a veinticinco pesetas al mes, obtuvieron su vivienda.

Y por fin, no sé si su mejor, pero sí su mayor obra educativa: el colegio Regina Mundi. En 1969, con una España ya renacida y renovada, Sor Teresa ofrece a Granada un centro nuevo, moderno, amplio y de pronta inserción y acogida social: Regina Mundi. El número de alumnos (tanto internos como externos) había aumentado de manera considerable. Los estudios medios, que habían sido privilegio de unos pocos, se convierten en una demanda y en una necesidad de todas las familias. Actualmente el Complejo Social Regina Mundi está formado por el colegio que atiende alrededor de 1.500 alumnos distribuidos en 47 unidades desde Educación Infantil hasta Bachillerato, la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad, la parroquia, una residencia de ancianos y un comedor social.

Pero, por encima de todo y todos, su Dios, su forma de entenderlo, de aceptarlo, de quererlo: "De Dios te fías o no te fías y si te fías lo haces con todas las consecuencias (que son muchísimas) y si no, lo dejas. Yo siempre digo: Señor, yo creo en tu presencia como tú quieres que crea". Hoy es un día triste para nosotros, para quienes la conocimos en la inmediatez de su incesante actividad. Hoy es un día triste para sus Hermanas, para aquellas con las que estuvo, para las que deja, para las que a partir de ahora cuando el día diga otra vez de amanecer, no estará a su lado. No quiero saber lo que Sor Inma, Sor Victoria, Sor Angela, Sor Puri… lo que todas estarán pasando. Seguro que hoy tienen una parte de su corazón inmensamente feliz, la que mira al Cielo, la que acepta con alegría que hoy ya goce con la presencia de su Jesús. Yo en cambio, y sé que ellas también, no logro abandonar lo que me une a este mundo, el egoísmo de no querer aún perderla, de echarla de menos, de que sólo pueda sentir que he perdido, que todos hemos perdido, una de las mayores y mejores referencias de nuestra vida, hoy un poco más vacía.

Por eso cuando ayer sábado amanecí con la triste noticia de su fallecimiento, enseguida fui a mi ventana, a buscar el Veleta, a tratar de encontrarla en la nieve que cubría con generosidad su manto. Y me he consolado pensando que estará allí, recorriendo sus veredas, admirando su paisaje, tratando de sentir a lo lejos su Ávila natal… que hoy andará sus caminos sin ahogarse, sin la pesada carga de las enfermedades que en los últimos años la postraron sin restar un ápice de lucidez. Ahora la veo, la veo en el Veleta, sé que estará allí, y que hoy no se "ahoga" como decía en la entrevista de Ana… Que estará paseando feliz con Dios, con su Dios, al Dios que siempre encomendó la felicidad de nuestras familias, de los que hemos pasado por sus manos, de los que tanto y tanto le debemos. Ese es su maravilloso legado: unas manos vacías y una carga ligera, para poder afrontar, vivir y entregar a nuestros hijos un mundo más justo. Con la ayuda de Dios, por supuesto, pero sin pensar que Él va a hacer lo que nosotros no hagamos. Eso es lo que desde el Cielo hoy espera de nosotros. "Dígame un deseo" -le preguntó Ana. "Que la juventud abra los ojos a la realidad".

Doña Soledad Lera Miguel, alias 'Sor Teresa': Una de las personas más influyentes e importantes de los últimos sesenta años en Granada. En ella confluyen unos valores de tesón, perseverancia, autenticidad, entrega y generosidad que la hacen merecedora de los mejores elogios y consideración humanos. Su ejemplo para cualquier persona con mínimo sentido crítico, traspasará sin duda las fronteras del tiempo, y dejará una permanente huella, como la ha dejado en los más de treinta mil granadinos y granadinas que se han, que nos hemos modelado y formado bajo sus manos.

Descansa en paz, Sor Teresa, descansa en paz.

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