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Sumergirse de cerveza: un sueño hecho realidad

  • Beer spa es el primer balneario de España que aúna tratamientos relajantes con cata de esta bebida

Imagen de las salas del centro ubicado en la calle Párraga.

Imagen de las salas del centro ubicado en la calle Párraga. / G. H. (Granada)

Amantes de la cerveza hay tantos o más que amantes del vino pero, por alguna razón, los balnearios con vinoterapia son mucho más frecuentes al menos en España, porque en centro Europa sí son ya tradicionales.

Hace unos años Juan José Sánchez, gestor de centros termales, viajó a la República Checa y descubrió que los balnearios urbanos de allí sumergían a sus clientes en cerveza. Y en cuanto regresó a España fue dicho y hecho: abrió el primer beer spa del país.

Eso fue en octubre de 2017 en su ciudad natal, Granada. Y parece que eran muchos los ‘hooligan’ de la cerveza que estaban esperando para sumergirse en ese líquido dorado, porque ya cuenta con otro establecimiento en Alicante, están apunto de inaugurar en Zahara de los Atunes y en Tenerife y se prevé seguir con la expansión.

La cadena Beer Spa es la primera de España cuyo leitmotiv es la cerveza, lo que no significa que todo se haga con este producto en su versión estándar pensada para el consumo.

Alicia Villarrubia, la responsable de comunicación de la cadena, explica que el circuito cuenta con barriles de madera con jacuzzi, descanso en camas de paja, sauna y un amplio abanico de tratamientos corporales con aceite de lúpulo y levadura, que no cerveza de consumo normal.

“Utilizamos una mezcla con un 90 por ciento de agua y 10 por ciento de estos ingredientes, la misma proporción con la que se elabora la cerveza de consumo. Sin embargo, las barricas de madera de iroko no se llenan con ella porque resultaría muy caro y porque el alcohol haría perder las propiedades de los ingredientes que queremos aprovechar para la piel”, cuenta sobre los productos que elabora para Beer Spa un laboratorio granadino.

Con la base de los ingredientes de la cerveza se elaboran todo tipo de productos de belleza que se aplican también en otros tratamientos, porque el circuito básico se puede complementar con todo tipo de cuidados como manicura, pedicura y masaje podal o tratamientos faciales, exfoliaciones y envolturas. Y sobre todo, una amplísima gama de masajes de todo tipo, desde relajantes a antiarrugas pasando por descontracturantes o antiacné.

Y, en todo este ritual de belleza y relajación ¿cuál es la parte de beber cerveza que es la que atraerá a buena parte de los clientes? No hay que temer que ese punto se le haya pasado a los promotores porque ofrecen eso en lo que fueron pioneros los balnearios de Praga: la fusión de spa y cata.

Y con todos sus ingredientes, como en centroeuropa: bañerita de madera antigua llena de lúpulo, plantas aromáticas y un tirador ilimitado como los de las barras de los bares pero de uso privado.

En el caso de la cadena granadina dispensa toda la Alhambra Especial que se pueda y quiera beber durante los aproximadamente 20 o 25 minutos que dura la parte del jacuzzi. Además, la experiencia se acompañará de un aperitivo gratuito que ayudará también a empapar la parte sobrante si la degustación se va de las manos.

De allí se pasa a una sauna de baja temperatura. La responsable comercial explica que no se busca que el cliente sude de forma masiva al estilo saunas finlandesas , “sólo que se abran los poros para que penetren los minerales de los productos” aplicados al agua del jacuzzi. La tercera y última parte consistirá en un tiempo de descanso sobre camas de cebada.

“Lo que más nos comentan nuestros clientes es que ha sido un sueño hecho realidad”, señala Villarrubia sobre esa inmersión en esencia de cerveza con grifo de cerveza ‘normal’ al lado.

Y a partir de este circuito base y con los tratamientos que se ofrecen en la carta, los clientes pueden diseñar a medida su propia experiencia relajante.

Esto puede significar desde disfrutar de Beer Spa en pareja en las salas privadas con las que cuenta el balneario de la calle Párraga, hasta hacerlo con un grupo de amigos. Aunque tocará rascarse un poco el bolsillo, eso sí, porque el precio mínimo es de 50 euros por persona por el circuito básico lo que sube la media edad de la clientela por encima de los 30 años.

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