Surcar los cielos, un turismo para aventureros
Las posibilidades de un turismo de altura suma cada vez más adeptos, elevando al sector en poco tiempo
La posibilidad de surcar el cielo en un ultraligero, divisar comarcas enteras desde un globo o soltar adrenalina en un parapente son algunas de las posibilidades de un turismo de altura que suma cada vez más adeptos y que eleva a un sector especializado en usuarios que quieren despegarse del suelo. El sueño de volar que plasmó en sus bocetos Leonardo Da Vinci se convierte ahora en algo parecido a un juego de niños para los amantes de surcar los cielos y permite disfrutar de postales andaluzas a vista de pájaro.
El sector del turismo de aventura toma velocidad de crucero y se consolida gracias a un público cada vez más heterogéneo que disfruta de la altura que eleva también a un sector que evoluciona para materializar caprichos y peticiones personales.
"Tenemos clientes de todas las edades que quieren disfrutar de la sensación de volar en globo, ver el pueblo que dejaron de niños desde la altura o hacer una petición de matrimonio singular, casi todo vale", explica Santiago Valle, uno de los pilotos de Globento Sur.
Esta empresa ofrece vuelos libres en globo de una hora de duración en toda Andalucía salvo en Jaén, "donde el mar de olivos dificulta el aterrizaje" y desde los noventa ha adecuado su oferta a un mercado que cambia como los virajes del viento.
Subirse a uno de sus globos, con capacidad para cuatro u ocho pasajeros, permite por algo más de 160 euros por persona divisar la Alhambra desde las alturas, recorrer los parajes de Ronda (Málaga) o Arcos de la Frontera (Cádiz) o contemplar desde las cestas y con desayuno incluido la catedral, las cuevas y el paisaje de contrastes de la comarca de Guadix.
Ofrecen unos 200 vuelos anuales, a los que se suman clientes especiales que pagan por diseñar su propio itinerario para surcar la parte del cielo que quieran o, "en una apuesta por tener más intimidad, viajar solos para pedir matrimonio y otras sorpresas".
Cada globo asciende hasta 300 o 2.000 metros en función de las restricciones de vuelo marcadas por los aeropuertos y ha recalcado que la prioridad en cada aventura la marca la seguridad, "que si el viento no lo permite, no se vuela". Para los que ven un paseo en globo una aventura demasiado lenta, la empresa Coloso Air de Cuesta la Palma, en Loja ofrece "bautismos aéreos" en ultraligeros personalizados, maniobras y clases para aficionados dispuestos a tomar los mandos de un pájaro de 450 kilos gracias a la pasión por volar de Brank Brummelman y Jesús Miranda.
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