Granada

Taller de bicicletas en Granada, un negocio en auge en la desescalada

  • El taller Carrmountain del Realejo trabaja con cita previa y en ocasiones con lista de espera ya que muchos aprovechan para salir con la bici tras las medidas de desconfinamiento progresivo

Taller de bicicletas en Granada, un negocio en auge en la desescalada

Taller de bicicletas en Granada, un negocio en auge en la desescalada / Antonio L. Juárez

Los talleres de bicicletas son de los pocos negocios que están salvando sus cuentas durante esta crisis del coronavirus. El desconfinamiento progresivo y la norma de poder alejarse más de un kilómetro de casa si se hace sobre dos ruedas llama a que la ciudad sea un poco más deportista de lo que era antes de verse encerrada en casa durante más de un mes y se vista las deportivas con el ánimo a punto para luchar por un maillot. 

Luis Carrasco, propietario del taller Carrmountain de la calle Santiago del Realejo, pensaba que "tendría que echar la persiana" hasta el otoño pero sus previsiones se han visto sorprendidas por la ola de reparaciones que está teniendo que atender desde la pasada semana cuando se abrió la veda del deporte amateur. Tanto es así que trabaja con cita previa y la lista de espera a veces pasa de semana en semana. 

Un cliente entra en el taller de Luis Carrasco Un cliente entra en el taller de Luis Carrasco

Un cliente entra en el taller de Luis Carrasco

El taller de Luis es discreto, bicicletas aparcadas a la espera de ser reparadas y otras tantas nuevas a la venta cubren la mayor parte del local que cuenta 30 años de trabajo y que lejos de ostentar halagos de modernidad se mantiene discreto con ese encanto 'old style' de España de los 90 con garantía de experiencia. Un pequeño mostrador con un ordenador y un teléfono donde durante la entrevista llaman al menos tres veces y tras éste el espacio donde Luis Carrasco repara las bicicletas. Cajas, muchas herramientas y dibujos de sus hijos pegados en una puerta trasera acompañan al mecánico en sus horas de trabajo en solitario y mascarilla en boca.

La tarea de la mañana está cubierta de espíritu de confinamiento: la bicicleta de su cliente ha perdido un radio durante la marcha y por el accidente ha obligado a que se pase su hora 'legal' de estar en la calle, por lo que Luis tiene que firmar un escrito donde explique la situación para evitar sanciones. 

De una semana a esta parte la mayor parte del trabajo el Carrmountain llega de personas que han desempolvado las bicicletas para aprovechar las horas de libertad relativa, siempre dentro del municipio y entre las 6 y las 10 horas o entre las 20 y las 23 horas. Las ventas están resentidas aunque desde sus comienzos hace 30 años la mayor parte de tarea de Luis está en el taller. 

En la puerta de cristal de la tienda taller hay un cartel donde aparece el teléfono móvil del mecánico (al que llaman los clientes a cualquier hora) y la premisa de que durante este estado de alarma se trabaja con cita previa imprescindible. "Está yendo muy bien la verdad aunque normalmente esta época es buena porque con el verano y la primavera la gente comienza a salir y hay más movimiento de bicicletas en esta época. Lo que no me esperaba es que bajo estas circunstancias tuviera tanto trabajo. Pensé que tendría que cerrar".

Lleva poco tiempo abierto en esta nueva fase pero por lo que puede diagnosticar una semana después de volver al taller es que no solamente llegan sus clientes habituales, también otros nuevos que han sacado sus bicis. Las reparaciones que más le piden son "reparar las transmisión o las suspensiones y las pastillas de freno, hay muchas cosas". También llegan muchos que "tenían la bicicleta parada y que se han acordado ahora con la crisis", sostiene el mecánico del Realejo. 

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