"Temblaba cuando leía los testimonios"
Fray Alfonso es la persona que mejor conoce a Fray Leopoldo porque, como vicepostulador, ha dedicado muchas décadas de su vida a recopilar los documentos y testimonios que han hecho posible su beatificación
Fray Alfonso Ramírez es la persona que mejor conoce a Fray Leopoldo, "modestia aparte". No es de extrañar si tenemos en cuenta que ha dedicado muchas décadas de su vida a estudiar su biografía y sus milagros. Esa ha sido su tarea como vicepostulador de su proceso de beatificación ante el Vaticano, un trabajo lento, laborioso y complejo de estudiar todos los documentos y testimonios que han servido para confirmar el milagro que hoy convertirá en beato al fraile capuchino.
-¿Por qué ha sido tan largo el proceso de beatificación de Fray Leopoldo?
-Para cualquier proceso de beatificación hay que esperar al menos que transcurran cinco años desde la muerte del siervo. Sólo en los casos de dispensa papal, como ha ocurrido con Santa Teresa de Jesús o Juan Pablo II, puede empezarse antes. Además, en mitad del proceso de Fray Leopoldo el sistema cambió y eso ralentizó su beatificación.
-¿Qué ocurrió en mitad de la causa?
-Antes se realizaba un proceso informativo diocesano, que en el caso de Fray Leopoldo se prolongó desde 1961 hasta 1975 porque los canónigos que realizaban las entrevistas de los testimonios sólo estaban exentos de cultos tres cuartos de hora al día y tenían que estar pendientes también de otras causas. Además, a la mitad murió uno de los jueces delegados y otro tuvo un accidente y estuvo de baja bastante tiempo. Luego, cuando se iba a iniciar el proceso apostólico, el papa Pablo VI cambió la fórmula para simplificar los trámites. Entonces hubo que esperar a un trámite jurídico para que se validaran las causas del proceso informativo diocesano que ya se habían realizado.
-¿Cómo vivió usted este cambio de proceso?
-Los testimonios del primer proceso de investigación eran riquísimos, con una gran riqueza de anécdotas y datos. El segundo es mucho más frío, aunque se entrevistó a mucha más gente. Cuesta creer que en pocos años los mismos testigos se volvieran totalmente sosos. Antes se les preguntaba, por ejemplo: ¿Era muy devoto de la Virgen? y respondían con un montón de vivencias. En el segundo se limitaban a decir que sí.
-¿A cuántas personas se entrevistó en el primero y a cuántas en el segundo?
-En el primero a 38 y en el segundo a 45. Pero para certificar un milagro, además de los testimonios hace falta una documentación clínica muy precisa y que resulta complicada porque son cuestiones muy médicas muy técnicas y una doctora fue la que me ayudó a traducirla para poder entregarla al Vaticano. También se aportó el testimonio de 12 o 13 personas que estuvieron cerca de la enferma que se curó: familiares, médicos...
-¿Es el único proceso que ha llevado?
-No, no, qué va. Como vicepostulador llevé el de Fray Leopoldo pero ahora soy el postulador de la orden en Roma. Sólo en los tres últimos años he vivido la beatificación de otro fraile de Barcelona y de una religiosa de Sevilla. Soy un afortunado por haber llevado a tres siervos de Dios a ser beatos.
-¿Qué diferencia el de Fray Leopoldo del de otros beatos?
-Fray Leopoldo me ha cautivado especialmente. Cuando empecé a leer la documentación que había recopilada me daba hasta miedo. Temblaba porque veía las manos de Dios de una forma tan clara en una persona que me sorprendía. Es algo sobrenatural porque causa asombro que Dios se haya manifestado así en una persona.
-¿Es muy complejo reunir esa documentación para presentarla al Vaticano?
-Es dificilísimo hasta explicarlo a quien no esté familiarizado con estos procesos eclesiásticos. Yo me tuve que ir a Roma para que allí un relator, que es el encargado de dirigir la causa, me diese las directrices porque aquí me decían que era sólo cortar y pegar pero nadie sabía explicarme nada en concreto. Además, ahora con los ordenadores es más fácil pero entonces presentabas la documentación fotocopia a fotocopia. Yo no presenté el libro de las virtudes, lo que se llama Posición, hasta 1994. Hay que estudiar las virtudes del santo y realizar una biografía muy documentada, no un devocionario. Además tienes que elaborar unas tablas para simplificar la lectura a los teólogos del Vaticano que se encargan de aceptar o no el milagro.
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