Terra Mítica contra el ‘efecto 2000’
Veranos en primera persona
Tortosa rememora una escapada con sus amigos a un parque temático, montaña rusa para arriba y para abajo y dormir bajo las estrellas. Una bajada en canoa fue el broche de oro.
Qué gozada! ¡Cómo nos hemos divertido! Os hablo de ocho años atrás, en el verano de 2000, estrenando milenio, cuando –tres eran tres– hicimos una escapada al parque temático Terra Mítica de Benidorm. Digo escapadas veraniegas porque no encontrábamos la posibilidad de disfrutar de largos días de vacaciones y hubo que hacerlas casi por escapadas o buscando la excusa de que un amigo había encontrado trabajo y de que el mítico ‘efecto 2000’ había que sentirlo. También se trataba de estrenar el coche nuevo que uno de nosotros se acababa de comprar y era preciso probarlo en ruta. No era excusa, pues fue verdad. Muy jóvenes no éramos, tampoco mayores –yo tenía 35 años y ellos, entre los 22 y los 25–, pero eso de volver a la adolescencia y quemar toda la adrenalina posible nos ‘enganchaba’ un mogollón.
Así que... ‘carretera y manta’, nunca mejor dicho, porque dormíamos donde nos pillaba, en ruta, aprovechando el cielo estrellado y las buenas temperaturas. Extendíamos la manta y ¡a dormir! Teníamos la confianza de que lo pasaríamos bien y de que unas cuantas malas noches se pasan pronto. La verdad es que la economía tampoco daba para mucho más, pero entre algún camping y la casa de los amigos nos quitamos algunas noches estrelladas. Eso de Terra Mítica nos llamaba la atención y, cual Odisea, también nosotros queríamos correr la nuestra. Fue inolvidable y afianzó nuestra amistad mucho más. Por el calor que hacía, nuestra amistad quedó grabada a fuego. Julián, José Francisco y el que escribe quedamos “amigos para siempre” como dice la letra de una canción.
Allá en el parque, creo que no nos quedó atracción que disfrutar y sufrir. Yo, como era un poco más mayor, recuerdo que tras alguna atracción atrevida, no pude con más, pero los otros dos, cual pájaros en el aire, lo recorrieron todo. La caída libre, varias veces para sentir esa sensación de 50 metros cayendo y sin frenos hasta el final, la montaña rusa con múltiples subidas boca arriba y boca abajo. Por supuesto que nos hicimos unos visitantes más y nos camuflábamos en cualquier teatro de calle que se nos pusiera a tiro. ¡Vamos!, que si nos hubieran dado un puesto de trabajo allí, posiblemente nos habríamos quedado. Además, nos servía de ensayo para los campamentos de verano de la delegación de Pastoral Juvenil de la diócesis de Guadix–Baza, que pronto tendríamos con más de cien niños y jóvenes. Es verdad que estos campamentos fueron un buen remate de estos veranos de mi vida, porque, la verdad sea dicha, algo parecido se repitió más veces.
Recuerdo enormemente los múltiples bailes ‘míticos’ que nos hicimos en el parque temático, las danzas de todos los colores, los juegos, los entresijos, los disfraces improvisados con toallas, camisetas, cintas del pelo, bolsas de plástico y cualquier cosa que encontrábamos a mano, para podernos mitificar con aquellos magníficos actores que animaban el parque y ayudaban a pasar las horas casi sin darte cuenta. También recibimos nuestra recompensa y subimos al pódium como si en olimpiadas estuviéramos.
Y, ¡por supuesto que había que terminar de alguna manera este verano de escapadas! Unos cuantos días después, José Francisco y yo fuimos rumbo a Asturias, a encontrarnos con mis hermanas Emili y Carmen María, el cuñado Juan y los sobrinos Juan Eugenio, Emilio Jesús y Clara, para hacer ‘nuestro particular’ descenso del Sella, porque de piragüismo, nada de nada, así que en lo que normalmente se recorre en menos de una hora, nosotros tuvimos que emplear más de cuatro y casi no llegamos.
Pasábamos más tiempo fuera de la canoa que dentro. Entre caídas, paradas y poner en línea recta la canoa dirección descenso, esto se hacía interminable. El caso es que pudimos llegar al final, pero con unas ganas tremendas de dejar el remo, la canoa y lo demás. La verdad es que reímos a lo grande y nos ayudó a pasar unos buenos días en familia, que es de lo que se trataba. También algo de aventura era necesario hacer y creo que se cumplió.
No hay comentarios