Toda una vida con el bastón de mando
Vicente Valero, en Churriana de la Vega, y Antonio Fornieles, en Ferreira, llevan 25 años como alcaldes · Coinciden en que lo más satisfactorio de sus cargos es ver a sus pueblos progresar
Pongámonos en situación: estamos en 1987, todavía no han caído el muro de Berlín ni el telón de acero. Aún existe la Unión Soviética y por tanto no están reconocidos países como Bielorrusia, Ucrania o Uzbekistán. Tampoco Bosnia, Serbia o Croacia, agrupados (pero no muy bien avenidos) en un territorio más amplio que se llama Yugoslavia.
Los militares tienen una red de comunicación interna que en un momento dado se le va de las manos y pasa a ser del dominio público con su nombre en inglés, internet. Y empiezan a fabricarse unos teléfonos gigantescos con los que se pueden recibir y hacer llamadas sin necesidad de cables. Como se podía ir con ellos a todas partes (aunque no cabían en el bolsillo) se les empezó a conocer con el nombre de teléfonos móviles.
Pues bien: por entonces, Vicente Valero ya era el alcalde de Churriana de la Vega y Antonio Fornieles era la primera autoridad civil de Ferreira. Han pasado cinco lustros y siguen en sus cargos.
"¿Que si han cambiado las cosas? Hombre, por lo pronto yo tenía 36 años y ahora tengo 61 y soy abuelo", resume, en tono jocoso, Antonio Fornieles, regidor de un pueblo de poco más de 300 habitantes en el que siempre ha gobernado con mayoría absoluta.
"El mérito es de mis vecinos, que me aguantan", continúa, con el mismo tono, aunque lo cambia para resaltar que en su caso le ha podido ayudar "que vean que me esfuerzo día a día, que hago lo que está en mi mano para mejorar en lo posible sus vidas, los servicios que reciben".
Le duele que en estos cinco lustros el pueblo haya perdido población. Sobre todo gente joven que se fue a estudiar fuera y no volvió. Aún queda gente menuda, niños que van al colegio que Ferreira comparte con otros cuatro pueblos. En el municipio no hay centro de salud, para eso hay que trasladarse a Alquife, pero al menos sí cuenta con un consultorio, y tiene atención médica garantizada por un doctor que vive en Guadix y una ATS que se desplaza desde Granada. No es mucho, pero es un avance. Recuerda que cuando llegó a la Alcaldía no había ni siquiera servicio de recogida domiciliaria de basuras. Ahora sí lo tienen, como también conducciones de agua, calles pavimentadas, pista polideportiva, sala de usos múltiples, un edificio "decente" para el Ayuntamiento...
No sabe cuánto tiempo más continuará en su cargo, pero sí que por los pueblos pequeños merece la pena apostar. "¿Qué ahorro va a lograrse quitando unos pocos servicios?", se pregunta.
La de Vicente Valero es una historia de superación: enfermó de poliomelitis con sólo 9 meses y en su familia pensaron que siempre sería el más vulnerable. "Pero preferí servir que ser servido", confiesa. Y fiel a esa filosofía, se sacó la carrera de Medicina. Era una forma de prestar un buen servicio a los demás, pero en su camino se cruzó algo que le tentó aún más: ser el alcalde "del pueblo donde nací y crecí".
Lo logró con sólo 27 años y fue la única vez que no obtuvo mayoría absoluta. Después siempre ha arrasado en las urnas. Confiesa que ese primer triunfo le hizo tener "algo parecido a una sensación orgásmica, con perdón". Fue un momento pletórico que sólo puede comparar con la finalización de su carrera, su boda o el nacimiento de sus hijos.
"Lo más satisfactorio después de todos estos años es ver todo el equipamiento que hay en la ciudad. Cuando llegué había una bici y una motillo y ahora nos podemos comparar a cualquier lugar de Europa de nuestro tamaño", dice a boca llena. Esa felicidad, añade, no la puede empañar "la ingratitud", que es lo peor que conlleva su cargo. Pero sabe, y no sólo porque se lo demuestren cada cuatro años, que la mayoría de los vecinos está con él.
Después de tantos años ha aprendido su oficio. Sabe que hay que buscar "el bien del conjunto" y que eso muchas veces implica no satisfacer a quienes llegan al despacho demandando algo. "Porque ellos buscan la individualidad, como por otra parte es lógico, pero eso no sería equilibrado", razona.
No se plantea si quiere seguir mucho tiempo más, se siente "como en un velero que impulsa la energía del exterior, del viento que igual amaina que arrecia. Por eso no puedo decir: aquí me quedo, aquí voy a varar. Dicen que el poder desilusiona y desgasta, pero en mi caso mis ilusiones se renuevan cada día, incluso en los momentos más difíciles", finaliza.
Fornieles y Valero son dos ejemplos, pero hay más alcaldes de largo recorrido en la provincia. Por parte del PSOE están los de Lecrín y Láchar, que llegaron en 1991, y los de Huétor Tájar, Santa Cruz y El Valle, en el cargo desde 1995. Del PP es el de Pórtugos, que lleva 21 años, y los de Turón, Dúdar y Pinos Genil, con 17.
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