Torres Balbás fue atropellado

ayer y hoy

Ni fue el único atropello que sufrió ni fue el único arquitecto atropellado También a Gaudí lo mató un tranvía en 1926 La actual exposición sobre don Leopoldo en el Palacio de Carlos V resucita su memoria

José Luis Delgado Granada

08 de abril 2013 - 01:00

Magnífica la exposición sobre Torres Balbás y la restauración científica en la capilla y la cripta del Palacio de Carlos V de Granada. Ya nos abrieron los ojos las obras de Álvarez Lopera (1977) y de Carlos Vílchez sobre La Alhambra de Torres Balbás allá por 1988 descubriéndonos a este singular personaje que tuvo la suerte y la desgracia de recalar en Granada como arquitecto conservador de la Alhambra entre 1923 y 1936.

Unas veces son los famosos los que atropellan; recordemos los tristes casos de Farruquito y Ortega Cano; otras son los ilustres los atropellados: Gaudí, el arquitecto de la Sagrada Familia, fue golpeado por un tranvía en la Gran Vía de Barcelona en junio de 1926. En realidad parece que fue él el que se golpeó con el vagón. A Torres Balbás lo atropelló una moto en la calle Sagasta cuando iba camino del Instituto de Estudios Árabes de Madrid en noviembre de 1960. El motorista se saltó un semáforo en rojo, tiró a don Leopoldo, se dio un golpe en la cabeza y se hicieron añicos las gafas. Días después tuvo un derrame cerebral y a los pocos meses falleció.

Pero no fue el único atropello que tuvo el arquitecto madrileño. También en Granada sufrió lo suyo. La Alhambra que Torres Balbás se encontró estaba hecha una pena; los testimonios fotográficos y las crónicas arqueológicas así lo atestiguan. Una visita a la reciente exposición nos da cumplida cuenta, y de manera muy didáctica, de la ingente labor de restauración que llevó a cabo el esforzado conservador. La galería norte y el propio Patio de Machuca estaban hechos un desastre; la Torre de las Damas era una casa de vecinos casi destruida; el Patio del Harem daba pena verlo; el Patio de la Acequia del Generalife era horrible; la lista es interminable. No sé cómo tuvo valor, tiempo y dinero para acometer tanta obra de restauración. Es verdad que contó con un gran equipo: administrador, dibujante, arqueólogo, topógrafo y maestros de obras que sabían lo suyo y de los que apenas se habla, por cierto.

Pero el mayor "atropello" le ocurrió en Granada y tal vez le hizo más daño que las dolorosas heridas de la moto. Vino a raíz de la llamada cúpula de la discordia de la que ya tuve ocasión de escribir en esta misma página (Granada Hoy, 12-9-2011). Fue en 1935 y a propósito del desmonte de la cúpula del templete oriental del Patio de los Leones puesta allí por el anterior conservador Rafael Contreras. La prensa recogió las críticas de algunos granadinos que se opusieron rotundamente a que aquello "tan bonito" se derribara. Era una cúpula "muy vistosa" cubierta con sus escamas de colores que gustaba a los turistas pero que en nada respondía al estilo original. Menos mal que a don Leopoldo lo defendieron, entre otros ilustres, Gómez Moreno, Manuel de Falla, Gallego Burín, Prieto Moreno, Segura Soriano, Hermenegildo Lanz… pero el daño moral le resultó inolvidable.

Un artículo publicado por Miguel Horques, secretario del Ayuntamiento y Académico de Bellas Artes de Granada, enfadó tanto a don Leopoldo que se planteó incluso "darle dos puñetazos cuando vaya a Granada, aunque esto no resolvería nada ni le haría a él menos canalla". Esto le escribió a Gallego Burín el 8 de febrero de 1935 desde Madrid. Sufrió mucho Torres Balbás con la incomprensión de algunos granadinos, pero tal vez por haberse casado con una granadina y haber tenido aquí a su hijo Rafael siguió manteniendo a Granada en su corazón.

Obligada es pues la visita a la exposición referida; pero despacio, sin atropellos, como muestra de agradecimiento a un ilustre benefactor que restauró científicamente una de nuestras principales fuentes de ingresos. Hay tiempo; está hasta el 9 de junio y además es de gañote, es decir, de gorra, pero para quitarse el sombrero.

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