UGR

Dos graduados en la Universidad de Granada, entre los mejores del último examen MIR

  • El cacereño Enrique Cerro Rubio, que el pasado año finalizó el grado en Medicina en la Universidad de Granada, ha conseguido la séptima mejor calificación de la prueba, a la que se presentaron 13.000 personas

  • La atarfeña Ana Casado, en el puesto 53, tiene claro que "lo que más me llama" en la Medicina Interna

Ana Casado, en la Facultad de Medicina.

Ana Casado, en la Facultad de Medicina. / Antonio L. Juárez (Photographerssports)

A Manuel Díaz, abuelo de Ana Casado Díaz, no le sorprendió aquello en absoluto. Desde que su nieta estaba en el colegio San José de Atarfe, Manuel siguió puntualmente las calificaciones de la pequeña. Llegó a Secundaria –etapa que Ana cursó en el IES Ilíberis de su pueblo–, el Bachillerato, dos convocatorias de Selectividad, el primer año de Enfermería y el paso al grado de Medicina, y el abuelo siempre estuvo pendiente de su nieta, de sus notas, de su avance, paso a paso, hasta conseguir hacer realidad su vocación. El pasado 27 de marzo, Ana se presentó al MIR (Médico Interino Residente) y logró una calificación extraordinaria, un 94,8110 que coloca a esta atarfeña en el puesto 53 de un listado formado por nada menos que unos 13.000 aspirantes. El abuelo “lo tenía clarísimo. No tenía ninguna duda” de que su nieta saldría más que airosa del examen que decidirá, en parte, su futuro como facultativa. Ana sí reconoce que “me llevé una sorpresa. Para nada me lo esperaba. Por los simulacros sabía que iba bien, pero es algo que no te esperas”.Su nota, excepcional, le abre prácticamente todas las puertas en esta convocatoria, marcada –como no podía ser de otra manera– por la pandemia.

La UGR tiene, además, otro representante en el top de examen para la especialidad médica del pasado mes de marzo. Enrique Cerro Rubio, cacereño graduado en Medicina en la Universidad de Granada, es el séptimo mejor calificado de la convocatoria, con una nota de 98,6418. Regresó de Granada a su ciudad natal el pasado año, cuando, tras el confinamiento estricto, se estableció la fase 0 dentro del plan de desescalada. Las prácticas previstas para el sexto y último año de la carrera se vieron cortadas por el Covid-19 y Enrique decidió seguir con sus estudios y la preparación del MIR en su casa.

Enrique Cerro. Enrique Cerro.

Enrique Cerro. / M. G.

Vino a Granada a estudiar Medicina “porque mi hermana había estudiado allí Ingeniería de Caminos y me habló fantástico, espectacular” de la ciudad y su Universidad. Por nota, tenía la opción de acceder a otras facultades de Medicina más próximas a su ciudad, pero eligió Granada. “Me siento muy satisfecho. He encontrado a gente espectacular... amigos para siempre”, recuerda de su grado. Comenzó sus estudios de Medicina en la antigua Facultad de la Avenida de Madrid, hoy espacio V Centenario, y vivió el traslado a la nueva sede, en el PTS. “Fueron años muy felices”, recuerda de su periplo por la UGR, interrumpido el pasado año por la pandemia. “Fue un fin de curso triste”, señala. No hubo mucho tiempo para lamentarse, porque de marzo a junio siguió con su formación de forma virtual y desarrolló su trabajo de fin de grado, supervisado por el profesor Mariano Aguilar Peña y que versó sobre los mecanismos biológicos del envejecimiento.

Tras finalizar el curso, comenzó la preparación intensiva de las pruebas selectivas de formación sanitaria especializada, también online. “Me he preparado en casa con la Academia MIR Asturias”. Ha sido complicado, reconoce el cacereño. “Hay quien dice que ha sido el mejor año para preparar una oposición o un examen como el MIR... pero cuando ves que no puedes desconectar, que en el único día descanso no hay ninguna actividad... es un círculo vicioso, un círculo de saturación”, recuerda. Pese a todo, Cerro fue “con todo para adelante”. Ahora, con un séptimo puesto que sabe a gloria, medita qué especialidad elegir –le tiran anestesiología, cardiología o dermatología– y dónde. “Tengo la oportunidad de ir a los hospitales más punteros”, señala.

Ana Casado, por su parte, señala que estos meses de preparación –en su caso en la Academia MIR– “han sido durillos”. Seguir con los estudios online “se ha notado, se ha hecho cuesta arriba”. En este tiempo ha sido clave, destaca, el apoyo de su pareja, Pedro Delgado Garcés. Ana, que ha llegado a la Medicina por la vía de la más viva vocación –“Lo tengo claro desde el instituto”, señala–, se decanta por la Medicina Interna. “Es lo que más me llama. Me gustan los pacientes, por muy duro que sea”, reconoce.

Sobre dónde comenzará su etapa como residente, la atarfeña admite que “me tira la tierra”, aunque “tengo la oportunidad” de elegir destino entre los mejores hospitales españoles.

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